El pasado mes de diciembre, agentes de la Policía Nacional y funcionarios de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria intervinieron en Madrid más de 170.000 juguetes falsos, que imitaban a marcas como Mattel, Nickelodeon o Disney. Su valor en el mercado habría superado los 1,2 millones de euros
La venta de este tipo de artículos supone una vulneración de los derechos de la propiedad industrial de las marcas y un fraude para al consumidor, a la vez que suponen un peligro para sus principales usuarios, los niños.
Para la fabricación de estos falsos juguetes se emplean materiales, pinturas o lacas que no cumplen con las normativas ni pasan por los procesos de control que sí garantizan la calidad y seguridad de los productos originales. En el caso de la operación Ludus III llevada a cabo en Madrid –liderada por Europol–, los juguetes llegaban desmontados desde China, burlando así los controles de seguridad, y el montaje final se realizaba en España.
Mejora de la seguridad y del reciclaje
Conscientes del problema y de los riesgos para la salud que implica para una población tan vulnerable, el Instituto Tecnológico de Producto Infantil y de Ocio, Aiju, está trabajando junto al centro tecnológico ITI en el desarrollo de un pasaporte digital para juguetes inteligentes.
Gracias al proyecto DLT4AITOYS, financiado por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE), será posible controlar qué elementos forman parte de cada artículo, registrando también las diferentes etapas de su fabricación y distribución.
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“A efectos prácticos, el usuario podrá obtener información sobre cada uno de los componentes del producto, materiales utilizados, logística realizada y empresas participantes. Es decir, toda la trazabilidad desde la materia prima hasta la tienda”, explica Miguel Sanchís, director de proyectos de ITI, en una entrevista con D+I.
“Además, mediante los procesos de logística inversa, esto también permitirá introducir mejoras en el reciclaje de los elementos de estos juguetes una vez finalicen su vida útil, promoviendo la economía circular y reduciendo la generación de residuos”, añade.
Registro digital con ‘blockchain’
Detrás de la plataforma que soporta este pasaporte digital hay tecnología blockchain. Sobre ella se generará un registro digital, garantizando así su seguridad y transparencia, y permitiendo a su vez a todos los agentes de la cadena logística mejorar su eficiencia y contar con información en tiempo real del estado de los productos.
Como en cualquier tipo de sistema de estas características, es esencial la sincronización de datos de todos los participantes en esa cadena de forma no distribuida. “No existe una autoridad central que ejerza de árbitro y verificador. El registro distribuido aumenta la transparencia -dificultando cualquier tipo de fraude o manipulación- y el sistema es más complicado de ‘hackear’”, explica Sanchís.
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A cambio, esto requiere que el usuario aprenda nuevos lenguajes y a interactuar con contratos inteligentes, “una aproximación mucho más compleja que la interacción habitual con bases de datos”, advierte el director de proyectos de ITI.
Para resolverlo, están trabajando en una solución que permitirá que esa interacción sea semejante a la que se establece con una base de datos tradicional, eliminando así la barrera que un sistema blockchain puede generar y facilitando a las empresas la integración de esta tecnología.
No solo para juguetes ‘inteligentes’
Las compañías jugueteras lo implantarán a través de la plataforma de inteligencia artificial que Aiju ha desarrollado para anteriores proyectos y a la que incorporarán el nuevo módulo que registrará este pasaporte digital. A través de él, cada firma podrá visualizar sus propios artículos y almacenar toda la información relevante.
“Es importante para las empresas empezar a trabajar desde ya en todo este ecosistema del pasaporte digital, porque desde Europa cada vez son más exigentes con el uso del plástico en la producción de nuevos productos, por lo que a las empresas les interesa reflejar toda esta cadena valor”, apunta a D+I el director de proyectos de Aiju, José Carlos Sola.
Ya se están realizando las primeras pruebas con tres firmas del sector. Inicialmente con juguetes inteligentes “por el componente tecnológico del proyecto”, explica Sola, “pero se aplicará a todo tipo de productos para registrar toda su trazabilidad, con el objetivo de que las empresas generen confianza en sus clientes y, además, ofrecer transparencia en cuanto al proceso de fabricación”, afirma Sola.