El cuerpo humano es una máquina compleja capaz de responder a agresiones externas de forma eficaz. Pero no es perfecta. Cuando se produce una herida, el organismo está preparado para repararla en más o menos tiempo, según el daño o la zona donde se haya producido, salvo excepciones. En ocasiones esas heridas no cicatrizan según lo esperado, se convierten en crónicas y requieren un tratamiento diferente.
Suelen producirse como consecuencia de alguna enfermedad, como el pie diabético o infecciones, o por falta de movilidad en personas con algún tipo de dependencia. Si no se tratan debidamente, el problema puede agravarse afectando a la calidad de vida de las personas y, en los casos más extremos, derivar en su fallecimiento.
La prevención y la detección temprana mejorarían tanto su diagnóstico como el tratamiento. En 2017, un grupo de investigadores del centro tecnológico Gradiant, en Vigo, y del Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur (IISGS) empezó a plantearse el empleo de nuevas herramientas para agilizar y mejorar el cuidado de las heridas crónicas, y estandarizar estos procesos.
“Veníamos de trabajar con heridas crónicas y de ver el impacto que estas tiene en la calidad de vida de los pacientes. Nos dimos cuenta de que la inteligencia artificial (IA) podía ser una herramienta muy valiosa para ayudar a los profesionales sanitarios a tomar decisiones más precisas”, explica Shaila Calvo, investigadora y directora del proyecto en Gradiant. a DISRUPTORES - EL ESPAÑOL durante una videollamada.
Desde entonces, han dado forma a Icarewounds, una plataforma capaz de analizar lesiones como úlceras por presión o pie diabético, y proponer recomendaciones para su cuidado de forma personalizada más allá del tratamiento, abarcando aspectos como la nutrición y la higiene.
1.000 imágenes de pacientes reales
A diferencia de otras iniciativas, que se centran solo en la aplicación de algoritmos, este sistema emplea “IA confiable”, un modelo que busca garantizar transparencia y trazabilidad en las recomendaciones que ofrece el sistema. “La plataforma analiza la imagen de la herida y proporciona sugerencias de tratamiento, pero también explica al profesional de la salud en qué se basa cada recomendación. De ese modo, confían más en la tecnología y pueden tomar decisiones sabiendo el porqué”, señala Calvo.
Para lograrlo, el equipo está recopilando cerca de 1.000 imágenes de heridas que se toman durante el seguimiento de los pacientes. Estas capturas permiten entrenar los algoritmos de IA y distinguir distintos tipos de tejido, estados de cicatrización y factores de riesgo.
“La clave está en adoptar un enfoque holístico. No es suficiente aplicar un buen apósito. Es fundamental cuidar aspectos como la higiene, la nutrición y la gestión del dolor, para acelerar la cicatrización de forma integral”, argumenta Calvo. “Y si conseguimos que se implementen alertas tempranas ante posibles complicaciones, la diferencia en términos de tiempo de curación y calidad de vida será notable”.
La investigadora asegura que esta tecnología permitirá que el médico reciba una ‘radiografía digital’ de la herida, con datos exactos sobre el tejido afectado, el progreso de la curación y recomendaciones tanto para el tratamiento médico como para cuidados complementarios. “De la misma forma que un análisis de sangre revela lo que ocurre en el interior de un paciente, nuestra IA puede diagnosticar el estado de una herida y sugerir el tratamiento ideal”, explica.
Alianza europea
El proyecto, que nació tras confirmar que no existe un protocolo de actuación uniforme en Europa para el tratamiento de este tipo de patologías, comenzó oficialmente en mayo de 2024. Para su ejecución se han aliado siete entidades de cinco países. Además de Gradiant e IISGS, participan el University College Dublin (Irlanda), la Medical University of Lodz y Sigoria Security Solutions (ambas de Polonia), la Lappeenranta-Lahti University of Technology (Finlandia) y la entidad italiana CiyberEthics.
Cada socio aporta su especialidad: el conocimiento clínico, la experiencia en IA y salud, la ciberseguridad, la evaluación socioeconómica o el análisis ético. Uno de los primeros pasos es el análisis de los procesos de cuidado en España, Irlanda y Polonia, donde se encuentran los socios clínicos.
Actualmente, se está desarrollando la plataforma y se planea iniciar los primeros pilotos en octubre de este año en estos tres hospitales.
“La idea es diseñar un modelo lo suficientemente flexible y escalable para integrarlo en sistemas públicos y privados, que operan con realidades muy dispares. Queremos garantizar que la tecnología se pueda adaptar a la estructura de cada sistema sanitario”, subraya la investigadora.
El denominador común es reducir los tiempos de curación y aliviar la carga que suponen estas lesiones para los sistemas de salud. En Europa, algunos sistemas sanitarios destinan entre el 3% y el 4% de su presupuesto a los cuidados de estos pacientes, La Asociación Europea de Tratamiento de Heridas (European Wound Management Association – EWMA) estima que el coste por cada uno de ellos puede superar los 5.000 € al año.
“Cada día de hospitalización, cada complicación evitada, se traduce en un ahorro que puede significar millones de euros a nivel nacional”, explica Calvo. “Nuestro objetivo es que, mediante una intervención oportuna y personalizada, se reduzcan significativamente esos costes, aliviando la presión sobre los recursos sanitarios y mejorando el bienestar del paciente”.
Un modelo escalable
La plataforma está pensada para que se pueda aplicar más allá de los entornos hospitalarios, como en centros de atención primaria, residencias de mayores u otros ámbitos en los que su papel en el cuidado de heridas crónicas es esencial. Esta ambición de abarcar todo el proceso asistencial, desde el diagnóstico hasta la recuperación, permitirá mejorar el pronóstico de las lesiones, al mismo tiempo que se reducen las hospitalizaciones y optimizan recursos.
La trayectoria de Gradiant e IISGS ha sido determinante para consolidar este proyecto: ambos llevan años colaborando en investigación biomédica y en el desarrollo de soluciones tecnológicas para el ámbito sanitario.
“El salto cualitativo que ofrece Icarewounds radica en la posibilidad de unificar criterios de atención y utilizar la IA para aportar un soporte objetivo en la toma de decisiones clínicas”, afirma la coordinadora del proyecto en Gradiant. Quien a su vez expresa el margen de mejora que tienen para crecer más allá de los países implicados.
“Si la plataforma demuestra su efectividad, será posible exportar este conocimiento y tecnología a otros entornos clínicos de la Unión Europea, reduciendo así las disparidades que todavía existen en el tratamiento de heridas crónicas”, asegura.
Con la fase de diseño completada y la plataforma en desarrollo, el futuro cercano se centra en validar la herramienta en situaciones reales: desde la monitorización de úlceras por presión hasta la prevención de infecciones, sobre todo entre aquellas personas con diabetes o movilidad reducida.
“Imaginemos que, en unos años, cualquier profesional de la salud pueda escanear una lesión con un dispositivo portátil, recibir un diagnóstico y saber cuál es el mejor tratamiento”, vaticina Calvo. Esto busca, en última instancia, cambiar la forma en la que se afrontan estas lesiones y hacer más fácil el camino hacia una atención más personalizada, efectiva y segura”, remarca Calvo.
El objetivo a largo plazo es que la plataforma pueda escalarse y utilizarse en cualquier país de la Unión Europea. “Nuestra visión es clara: transformar el tratamiento de las heridas crónicas para que, en el futuro, la tecnología y la medicina trabajen de la mano para ofrecer una atención más rápida, eficiente y humana”, concluye la investigadora.