Hoy por hoy las principales empresas digitales no tienen por qué ser “nativas digitales” o “100% digitales”. Bancos, fabricantes automovilísticos, industriales químicas o empresas energéticas invierten muchos millones de euros al año en el desarrollo o la implantación de herramientas tecnológicas. Con estas inversiones han conseguido no solo mejoras tangibles de su eficiencia interna, sino que incluso están sentando las bases de las vías de ingresos del futuro.
Hoy ponemos el foco en una firma que destaca por las grandes magnitudes de su Plan de Digitalización pero, sobre todo, por el modo en que está consiguiendo apalancarse en el cambio tecnológico para un verdadero cambio cultural y para una reconversión significativa de su modelo de negocio. Hablamos de Repsol.
Repsol es, por lo pronto, la cuarta empresa española que más patentes solicita. En lo que respecta a la transformación digital, desde 2018 ha invertido 300 millones de euros y puesto en marcha más de 240 iniciativas. En estos momentos cuenta con 1.200 profesionales trabajando directamente en el Plan de Digitalización, repartidos por todas las áreas de negocio y en 9 nuevos “hubs de conocimiento” especializados distribuidos por todo el mundo.
Valero Marín, CIO y CDO de Repsol, aporta más detalles a D+I: “El Plan de Digitalización arrancó en el año 2018 aunque se empezó a forjar ya en 2017. Desde entonces, hemos constatado que para extraer el máximo potencial de todos nuestros esfuerzos es necesario acompañar el cambio digital de un cambio cultural a lo largo y ancho de toda la organización. Y esto solo se puede hacer eficazmente de una manera: la digitalización no puede ser una isla, sino que tiene que ir liderada por cada una de las unidades de negocio”. Y explica: “En Repsol, las áreas de negocio lideran los proyectos. Son ellas las que tienen el conocimiento más profundo de las necesidades de la compañía”.
Según Marín, “todos los proyectos de digitalización en Repsol van encaminados a la consecución de objetivos de negocio muy concretos. En función de la consecución de los KPIs, decidimos si un proyecto iniciado en un país merece ser ampliado y extendido globalmente”.
Precisamente, otra de las claves de la digitalización de Repsol es la agilidad. “Se empieza por un proyecto pequeño, aplicando la metodología Agile y, siempre que sea posible, diseñando un MVP (‘producto mínimo viable’). Si funciona, entonces ya lo escalamos en toda la organización”, destaca.
Repsol, por lo tanto, parece haber encontrado la fórmula para innovar de forma ágil y para potenciar el trabajo colaborativo, al tiempo que saca partido de las sinergias que le brinda su gran tamaño. ¿Puede un elefante ser ágil? La verdadera pregunta es: ¿se puede ser ratón y elefante a la vez, y sacar lo mejor de ambos?
De la teoría a la acción: cómo convertirse en una empresa ‘data driven’
Veamos algunos ejemplos concretos de cómo se aplica, hoy por hoy, la digitalización en Repsol. En el área industrial, 2.000 operadores usan aplicaciones móviles para la mejora de la eficiencia en las plantas o refinerías. También se aplica la sensórica para labores de mantenimiento, vigilancia y seguridad. En total, 1.700 sensores inteligentes, que aprenden sobre sí mismos, detectan desviaciones del propio proceso y predicen cómo se van a comportar las máquinas.
Esta inteligencia va dirigida fundamentalmente a buscar la máxima eficiencia en el consumo energético. En segundo lugar, permite hacer mantenimiento predictivo -alerta cuándo va a producirse una parada y eso permite acortar los tiempos de las posibles interrupciones-. “El software para el manejo de una planta es conocido y se usa desde hace mucho tiempo. Lo que ahora cambia es la exponencialidad de su uso, con una capacidad de computación muy superior, y su capacidad predictiva”, apunta Marín.
De esta manera, los centros industriales se están convirtiendo en "centros de excelencia". Y, antes del fin del nuevo plan estratégico 2021-2025, aprobado a finales de noviembre, se transformarán nuevamente en hubs multienergéticos que producirán no sólo petróleo, sino también hidrógeno, biocombustibles avanzados… Tecnológicamente, esto requiere sumar a los parámetros tradicionales de control de planta como el azufre, el oxígeno o el carbono, muchas otras variables.
No en vano, la transformación digital de Repsol se engloba dentro de una transformación mayor: toda la compañía está en proceso de reconvertirse en una empresa multienergética. Además, para 2050 Repsol se ha comprometido a tener un impacto neutro en emisiones de carbono. “Fuimos la primera empresa del sector en marcarse ese reto y seremos la primera en alcanzarlo”, afirma Marín.
Más casos tangibles de cómo la digitalización es un catalizador del cambio los encontramos en el área de Cliente de Repsol. Aquí, nuevamente, la inteligencia artificial (IA) es una piedra angular en el desarrollo de los casos digitales más relevantes. A grandes rasgos, el manejo de IA y Big Data ayuda a la toma de decisiones ágiles y a una reformulación de la aproximación comercial. “Nuestro nuevo plan estratégico aborda un enfoque customer centric del cliente: se trata de gestionar sus expectativas de forma holística, ofreciéndole aquellas soluciones energéticas que necesite. Sin el dato, sería materialmente imposible”, constata Marín.
“Es fácil almacenar muchos datos. Eso lo hace mucha gente. Lo complicado es sacar partido de estos datos: saber para qué los necesitas exactamente y hacer de ellos una ventaja competitiva. Eso se consigue combinando herramientas de machine learning, Big Data y un conocimiento muy profundo del negocio”, añade.
Recientemente, Repsol ha anunciado una alianza estratégica con la tecnológica Salesforce que ha supuesto la creación de una Oficina de Aceleración Digital. El primer fruto de esta alianza -aunque la relación comercial entre ambas se remonta a hace 8 años- será ofrecer un servicio global que incluya descuentos, ofertas cruzadas y ventajas personalizadas desde un solo canal accesible desde cualquier dispositivo.
Y de entre los nuevos productos 100% digitales lanzados por Repsol, mencionaremos Waylet. Esta app móvil para pagar en estaciones de servicio, lanzada en 2019, ha resultado una herramienta particularmente útil durante la pandemia.
Es importante recalcar que todas las unidades de negocio se nutren de una plataforma integrada de data & analytics llamada ArIA, de desarrollo in-house. Por así decirlo, ArIA es el cerebro digital de Repsol. “Sin el dato, todo este cambio no habría sido posible”, subraya Marín. Desde luego, no tan rápido.
Formación, comunicación y práctica: cómo reconvertir a 25.000 trabajadores
Y esta última idea enlaza con la cuestión del talento. Como es lógico, Repsol ha necesitado incorporar personal externo con capacidades tecnológicas específicas. Pero el mayor desafío radica en la recapacitación de la plantilla. Así, una de las iniciativas más destacadas es Data School, que tendrá un protagonismo especial durante los próximos dos años. Precisamente, Repsol anunció este lunes un nuevo acuerdo con la escuela de negocios digitales ISDI para la puesta en marcha de nuevos programas de formación en datos, analítica e inteligencia artificial para el período 2021-2023.
También se trabajan la comunicación interna -durante la pandemia, se han organizado sesiones por Teams- y la práctica. Aquí destaca HackIA, un hackathon de cinco días en el que participan todas las áreas de negocio y que este año, por primera vez, ha contado también con partners externos. En HackIA, los equipos tratan de resolver retos reales de la compañía. “El objetivo es que la gente se involucre y que pueda manejarse en este nuevo ámbito con soltura”, enfatiza Marín.