Los avales empresariales, más allá de su uso imprescindible en muchos sectores, cuentan con una peculiaridad añadida: es un producto que se sigue sustentando casi exclusivamente en documentos en papel, en el que se recogen las firmas de los apoderados de la entidad.
Obviamente, esto implica numerosos inconvenientes en cuanto a manejo físico de los documentos, verificación de las firmas y la poca flexibilidad para modificar datos. A sumar los problemas derivados del almacenamiento de toda esta información tan crítica.
Para cambiar las tornas en estas lides, Bankia, Endesa y OMIE (operador del mercado ibérico de electricidad) han emitido el primer aval bancario para empresas íntegramente digital, generando un fichero en formato XML con las firmas electrónicas incorporadas.
Durante los últimos años, se ha extendido la posibilidad de emitir avales digitales, utilizando un formato de fichero PDF en el que se incorporan las firmas. Con las circunstancias sobrevenidas por la crisis de la pandemia provocada por el COVID-19, se ha intensificado la utilización de esta tipología de avales digitales, para evitar así el trasiego de papel y la necesidad de personarse con el documento para entregárselo al beneficiario del aval. Sin embargo, este formato de fichero (PDF) no permite la integración automática de los datos del aval en los sistemas informáticos de las empresas involucradas.
Con el fin de dotar de mayor seguridad a este proceso de emisión de avales digitales, Bankia genera un código de seguridad de verificación (CSV) por cada aval y deposita los mismos en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT), organismo que actúa como tercero de confianza, custodiando el documento y ofreciendo garantías para comprobar la autenticidad del aval.
El sistema de avales digitales ya ha sido empleado por Endesa en sus operaciones con OMIE, integrando todos estos nuevos componentes en la ecuación de algo tan necesario para la marcha diaria de las empresas de nuestro país.