La gran empresa española mantiene un ritmo de inversión en digitalización razonablemente positivo. Esa es la principal conclusión de un estudio comparativo que sitúa el gasto medio en transformación tecnológica en algo más de 30 millones de euros (alrededor de 35 millones de dólares) durante el presente curso.
De acuerdo al informe, realizado por la firma de análisis Coleman Parkes para Couchbase, el nivel de inversión de la empresa española supera con creces la media global (33 millones de dólares) y nos sitúa en segundo lugar en este terreno, por detrás de las organizaciones estadounidenses pero muy por encima de nuestros vecinos europeos clásicos, léase Francia, Alemania, Italia o Reino Unido.
Hablamos siempre de empresas de más de 1.000 trabajadores, un tipo de compañía que en España es relativamente bajo respecto a otras economías por la distribución tan particular que tenemos de nuestro tejido productivo, con clara predominancia de pymes y autónomos. Pero, incluso así, sigue siendo un dato a tener en cuenta sobre el posicionamiento actual y el aspiracional que mantiene nuestro país en cuanto a su digitalización.
Eso sí, este aumento del gasto en digitalización no se produce de manera tranquila, fruto de una ordenación estratégica cual plan quinquenal se tratase. El mismo estudio recoge la incertidumbre que los acelerados cambios del mercado están provocando en la agenda de los CIO, en tanto que el 86% de ellos afirma que sus prioridades de transformación digital han cambiado en los últimos tres años. Además, el 50% de ellos admite que su enfoque se ha vuelto más reactivo a los cambios del mercado y las preferencias de los clientes con el fin de ayudar a la organización en general a mantenerse ágil.
¿La nota positiva? Que estos cambios en los objetivos han ayudado a las empresas a crear resistencia y capear el temporal de una economía dinámica, pero tampoco han frenado drásticamente la transformación digital en marcha. Así, más de la mitad (58%) de las empresas españolas han alcanzado sus objetivos de digitalización o están por delante de su progreso previsto. Metas que pasan por la mejora de la resistencia y eficiencia del negocio (48%), principalmente.
A marchas forzadas
El dinero no lo es todo: si no hay sustentos sólidos sobre los que construir las nuevas apuestas digitales, el gigante con pies de barro puede venirse abajo en cualquier momento. Problemas como la falta de aceptación dentro de la empresa, la incapacidad para asegurar o mantener los presupuestos y la dependencia de la tecnología heredada son sólo algunos ejemplos de la falta de estos fundamentos esenciales.
La consecuencia de enfrentarse a estos retos es diáfana: el coste por proyectos fracasados, cancelados o con retrasos superó los 4,3 millones de euros de media por empresa española. A sumar un retraso de más de tres meses en sus objetivos de transformación digital, tal y como reconoce un 74% de los CIO encuestados.
Sin embargo, aunque ha habido desafíos, la investigación mostró que el 38% de los equipos de TI en España se están centrando en proyectos de modernización tangibles que proporcionarán resultados inmediatos. Además, el 100% de las empresas han implementado o identificado oportunidades para proyectos de transformación digital creativa que parecían imposibles a finales de 2021.
La presión sobre los equipos de tecnología es, por tanto, clara. Muchos han tenido que reaccionar con rapidez ante nuevos retos, al tiempo que su organización les pedía que hicieran más con menos y se sometían a un mayor escrutinio.
En consecuencia, el 64% de los encuestados españoles afirma que su director financiero está gestionando los presupuestos con más detalle y haciendo más preguntas sobre la inversión en TI, mientras que el 33% afirma que la presión para lograr la transformación con menos presupuesto y recursos de personal ha aumentado en los últimos 12 meses. Y el 34% afirma que su departamento de TI está sometido a más presión que en cualquier otro momento de los últimos cinco años.