Una nota previa: el Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT), de acuerdo con la Comisión Europea, acaba de poner en marcha, con las inesperadas dificultades del momento (que ya dura dos años), un centro de conocimiento e innovación (KIC, por sus siglas en inglés) dedicado a la industria de la cultura y la creatividad.
Dicho esto, preguntarle a Daniel Lamarre (canadiense, 68 años), que acaba de ser nombrado vicepresidente ejecutivo del Consejo del Circo del Sol (cuando D+I conversó con él a finales de año era el CEO), qué tiene que ver el circo con la innovación hubiera sido un disparate.
Sobre todo, después de haberle escuchado disertar durante una hora en la conferencia WOBI (World Of Business Ideas), ofreciendo la visión más completa y detallada sobre lo que hace falta para ejercer un liderazgo creativo, emocional, competitivo y disruptor.
Innovación colaborativa
Una receta que se resume en buscar siempre "desbordar los límites de la creatividad" y de la tecnología incipiente para hacer posible lo imposible.
Asistir a su charla y conversar con él es un curso acelerado sobre innovación colaborativa y nuevos modelos de negocio. Lamarre, carismático y expresivo, salpica sus relatos con increíbles anécdotas, como cuando se reunió con los Beatles, tras una especie de jam session con Ringo Star ("¡Oh, Dios mío, voy a conocer a los Beatles…!"), y cuando visitó, de manera casi accidental, a James Cameron.
De ambos encuentros surgieron sendos espectáculos en colaboración con sus inspiradores. Love es una especie de musical acrobático, basado en las canciones de los de Liverpool y desarrollado conjuntamente con ellos, que ahora se representa en el Mirage de Las Vegas.
Toruk es un show de fantasía, basado en la película concebida en 3D Avatar, que Cameron estaba dirigiendo y produciendo cuando recibió la visita de Lamarre. El propio Cameron acudió después al centro creativo del Cirque en Montreal para participar en el desarrollo del espectáculo. "Le interesaba todo, preguntaba por cada detalle", dice Lamarre con admiración.
"Una vez nos llamó MGM, la compañía del casino [en Las Vegas] para pedirnos un espectáculo totalmente diferente a todo y reuní a nuestro equipo creativo para pedirle algo rompedor en términos de tecnología, algo que fuera más allá de lo que hasta entonces habíamos hecho…", relata Lamarre.
"A los dos meses nos presentaron un proyecto y el entonces director Robert Lepage explicó que la idea era un espectáculo sin escenario: habrá un gran vacío, entonces llegará una plataforma, que se doblará y se moverá con los artistas sobre ella… ¡Va a ser espectacular!", rememora.
"Yo le pregunté ¿existe esa tecnología? '¡No! ¿No es fantástico?' [exclamo él]. Entonces nos pusimos a trabajar con dos grandes organizaciones que eran capaces de unir la tecnología necesaria y ahora ese espectáculo, Kà, es uno de los que tienen mayor éxito", remata Lamarre la anécdota.
El espectáculo Kà se representa en el MGM Grand desde 2005. Y, habiendo tenido ocasión de verlo en directo, es cierto, como dice Lamarre, que tratar de describir su contenido "es un desafío".
Nueva categoría
"Usted empezará diciendo que realmente no es circo, ni danza, ni música, ni teatro… y acabará diciendo que es una nueva categoría de espectáculo, que nosotros desarrollamos hace 17 años y que sigue siendo relevante porque estamos pendientes cada día de mejorar su contenido artístico y creativo", asevera Lamarre.
Ahí encaja su descripción para lo que es la creatividad innovadora: "Es la capacidad de hacer o traer a la realidad algo nuevo, tanto si es para resolver un problema, como para un proyecto artístico, que es nuestro caso, o lo que quiera que hagas en la vida".
Añade una coda: "Siempre necesitas estar pendiente de nuevas ideas, nuevas formas de hacer negocios, y preguntándote ¿cómo puedo nutrir la creatividad?". Para esto último también tiene otra respuesta: "Lo primero, hay que crear un ambiente creativo. Si visita nuestro centro creativo en Montreal verá un montón de arte, pinturas, esculturas, porque nosotros somos contenido artístico".
"Pero si entra en la cafetería creerá que está en la ONU", prosigue. "Tenemos gentes de 49 nacionalidades trabajando juntas. Mientras en todo el mundo se habla de diversidad, parte de la construcción de nuestros espectáculos es la influencia de gente llegada de todo el mundo, trabajando juntos".
Siempre necesitas estar pendiente de nuevas ideas, nuevas formas de hacer negocios y preguntándote ¿cómo puedo nutrir la creatividad?
Su receta incluye animar "a todos nuestros empleados a pasarse por nuestro área de vestuario, para que vean lo que estamos desarrollando. Nuestro estudio está abierto para que, entre reunión y reunión todos puedan ver los ensayos… Es muy importante que todos se sientan muy cercanos al core del negocio".
Un negocio que, en el caso del Circo del Sol estuvo a punto de irse a pique en 2020. "Esta ha sido la peor pandemia en la historia de la humanidad", asegura Lamarre, que no puede resistirse a explicar "cómo la marca global Cirque du Soleil salvó a la compañía".
"En marzo de 2020, cada dos horas venía alguien a mi oficina a decir 'no podemos seguir con tal proyecto', o 'tal espectáculo se ha cancelado'… Uno tras otro. El 13 de marzo fue el viernes negro, no más espectáculos de gira. Cuando cerró Las Vegas pasamos en 48 horas de tener 49 espectáculos, con 1.000 millones de ingresos a cero".
Tuvieron que despedir al 95% de sus trabajadores. "Y lo peor es que ni podía reunirme con ellos, tenía que explicarles de manera virtual lo que estaba pasando. Fue el momento más doloroso de mi carrera. Y un montón de gente empezó a husmear alrededor de la empresa buscando un chollo, para comprarla a buen precio". Para pelear contra la situación, Lamarre decidió "mantener la marca viva" enviando cada semana contenidos a las redes sociales, creando un círculo de 70 millones de simpatizantes.
Presión de los acreedores
Luego habló con sus acreedores, que le urgían argumentando que había muchos interesados en comprar la compañía, pero les convenció de "la fuerza de la marca". La valoraron en 1.200 millones de dólares e invirtieron 375 millones "para darle estabilidad financiera y que fuera capaz de reanudar los espectáculos".
Aunque eso también ha tenido consecuencias, año y pico después, cuando esos acreedores, liderados por Catalyst Capital Group, han decidido nombrar CEO a un ejecutivo sénior, Stéphane Lefebvre, y cambiar a Lamarre a una posición con capacidad decisoria en el Consejo.
La digitalización no era el remedio mágico para sobrevivir al encierro porque nuestros espectáculos se basan en la experiencia de usuario.
En junio de 2021 el Cirque reabrió siete shows en Las Vegas y lanzó uno nuevo permanente en el parque Disney de Orlando. También relanzó otra marca suya, Blue Man Group, con espectáculos de ilusionistas y magia, para mostrar al mundo que no sólo reanudaba actividades, sino que, "emocionalmente estamos de vuelta. Hemos regresado" proclama Lamarre.
Estas vicisitudes ponen de relieve, por otra parte, que la digitalización no es lo único que debe tomarse en cuenta como factor decisivo de innovación. Para el Circo del Sol, no era el remedio mágico para sobrevivir al encierro como sí lo fue para otras actividades culturales o educativas."No, porque nuestros espectáculos se basan en la experiencia de usuario", responde Lamarre a D+I, citando otro de los puntos clave en los modelos de negocio más actualizados.
Digitalización como complemento
"Nosotros llevamos un montón de nuevas tecnologías a los espectáculos, en efectos visuales, interactividad, sonografía… Pero, en definitiva, nuestro producto es un espectáculo en vivo. El mundo digital nos ayuda a complementarlo, pero presentar nuestro espectáculo en formato digital no funciona, no consigues la experiencia completa", añade.
Sin embargo, no deja de aprovechar las ventajas de marketing que supone usar el vídeo para "contar historias sobre nuestros artistas y cosas de la compañía entre bambalinas. Hay muchas cosas complementarias que se pueden hacer en el mundo digital. Por resumir en dos palabras, la tecnología ha de estar integrada en nuestros espectáculos y utilizarse para contar nuestras historias".
Una filosofía con aplicación pragmática: "No tenemos el tamaño de Apple o Google y todas esas grandes compañías, ni su dinero para I+D, así que hacemos investigación específica para el desarrollo del show. En el que lanzamos hace unas semanas para Disney incorporamos muchas nuevas tecnologías, desarrolladas en asociación con Microsoft, Samsung y otros".
Lamarre señala que lo que sí tiene su empresa es gente con conocimientos y experiencia de haber trabajado en Silicon Valley, para evaluar las tecnologías que necesitan, lo que es posible hacer y dónde ir a buscarlo. Aparte de lo cual, él se muestra dispuesto a escuchar cualquier idea, venga de donde venga. "Si me dice que es capaz de hacer volar una silla, me interesa saber cómo puede hacerlo".
En el Circo del Sol hay gente gente que ha trabajado en Silicon Valley con experiencia para evaluar las tecnologías que necesitan, lo que es posible hacer y dónde ir a buscarlo.
Puesto a imaginar, Lamarre también cuenta con que algún día se incorporen a los espectáculos aspectos de realidad virtual, pero "cuando se puedan usar unas gafas más ligeras, menos complicadas para el espectador. Que no lleven un cajón, que me las pueda quitar y poner cuando una señal me indique que hay algo que ver. Por lo que sé probablemente en dos o tres años habrá gafas como esas".
Asegura el ahora vicepresidente ejecutivo que sus conceptos sobre innovar los aprende de sus "creativos y en reuniones con quienes más saben sobre tecnología". Así lo resume: "Si no soy capaz de entender lo que está viniendo, algún día tendré problemas, así que tengo que estar pendiente siempre de nuevas ideas. La inteligencia es muy importante".
Para él, "no basta con decir 'vamos a ser creativos'. La creatividad llega cuando hay colaboración entre individuos y un equipo trabajando junto para generar una idea. Es importante que la gente no se ponga demasiado académica sobre el concepto, porque surge de los individuos que intercambian ideas".
Cita a "Steve Jobs, que cuando se sentaba con su equipo no decía 'vamos a hacer un diseño creativo'. Decía, 'vamos a inventar un ordenador y que tenga un diseño diferente de lo que cualquiera otro haya hecho'. Y tenía una idea bastante ajustada de cómo funciona la creatividad. También lo demostró en Pixar…".
"Invocar la imaginación"
Lamarre reconoce que su circo ya no tiene que ver con el antiguo concepto de un grupo de artistas haciendo cabriolas o trabajando con fieras salvajes. "Nunca hemos tenido animales y eso nos aporta un valor, porque podemos hacer cosas mucho más sofisticadas en escenografía, vestuario, música…".
Lo que le quita el sueño es "perder el liderazgo", por no ser capaces de "superar las expectativas de la gente" y ofrece una receta basada en "no caer en la complacencia, reconocer los riesgos, pero ser atrevido para asumirlos".
Las tres prioridades de Daniel Lamarre son "comunicar, comunicar, comunicar…" y, para el caso específico de un negocio basado en la creación artística, "invocar la imaginación, provocar a los sentidos y evocar las emociones".