Que la nube pública es el modelo de despliegue por defecto de capacidades tecnológicas en estos momentos no es algo que sorprenda, ni tan siquiera a los neófitos en la materia. Los datos no dejan lugar a dudas: la firma de análisis Gartner prevé que se gasten en todo el mundo 500.000 millones de dólares durante 2022 en servicios de 'cloud pública'. Una cifra que supone un 20,4% más que el curso anterior y que no cesará en su empuje a corto plazo.
Tampoco son inauditas las bondades atribuidas por los grandes hiperescalares -y muchos otros actores de menor calado- a la nube: ahorro de costes, flexibilidad, escalabilidad... Mensajes que han calado entre el ecosistema digital y la opinión pública, pero la clave está en las experiencias reales que aterrizan estas promesas en casos concretos de uso en empresas de diferentes tipologías.
Pongamos dos ejemplos de ello, sendos caminos de empresas españolas hacia la nube pública que hemos conocido durante AWS Re:Invent 2022: la cadena de hoteles Meliá y la pujante firma de cargadores para vehículos eléctricos Wallbox. Hasta Las Vegas se desplazaron los máximos ejecutivos del área digital de ambas enseñas y con ellos se ha sentado D+I para conocer el trabajo- llevado a cabo en estas lides.
Meliá: su 'mainframe' apagado y las miras en el ERP
La cadena hotelera española, con sede en las Islas Baleares, es el primer grupo por número de habitaciones de nuestro país, el tercero en Europa y el 16º en el mundo. Sus 370 hoteles son un negocio pujante, del que el 70% de su facturación procede del extranjero pese a que más del 40% de sus edificios están radicados en España.
Con estos números, no es de extrañar que Meliá enfrente una complejidad extraordinaria a la hora de manejar diferentes escenarios, necesidades y una operativa tan intrincada como la de este tipo de alojamientos. Y aunque la innovación siempre ha estado en su ADN (fue una de las primeras cadenas hoteleras en vender habitaciones online), ha sido el imperativo de simplificar y modernizar su estructura tecnológica la que ha impulsado su salto a la nube pública.
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Chris Palomino, vicepresidente de TI en Meliá International Hotels, explica que todo comenzó en 2014, cuando la multinacional decidió llevar su parte de distribución -la central de compras- a la nube. Una aplicación crítica para su negocio que corría hasta entonces en añejos mainframe, que han sido finalmente apagados este mismo año.
"Usamos un lenguaje de quinta generación para modernizar todos los programas detrás, e intentamos ir con ello a la nube, pero no era usable. Había aplicaciones muy intensivas en consumo de bases de datos, como la consulta de disponibilidad de habitaciones, que no eran eficientes", explica el CIO. "Por eso decidimos desarrollar desde cero la central de reservas, de forma nativa para la nube en Java y basada en microservicios y una capa de API para integrarnos con el resto de servicios". Y aunque reconoce que un 60% de su código aún corre en COBOL o el mentado lenguaje de quinta generación, es aquel que "supone mucho volumen pero poco trabajo para las máquinas".
Los resultados de esta migración son palpables: un 60% en la reducción del coste de propiedad, un 75% menor tiempo para el lanzamiento de nuevas apps y más del doble de rendimiento por día e instancia. Además, resalta Palomino, el salto a la nube ha provocado un efecto cascada en la cultura corporativa del grupo, implicando a más personas de negocio en tareas relacionadas con las TI. Algo que, en última instancia, promoverá la innovación dentro de esta compañía.
Alrededor de un 80% de sus cargas en la nube corren sobre AWS, con otro 20% que se reparte entre el resto de operadores, como Azure. Y pronto llegarán más aplicaciones a estos entornos, en tanto que este mismo curso se han iniciado los trabajos para llevar su ERP de SAP a la nube, así como su software específico de gestión hotelera (PMS), que se completará en 2023.
También el próximo curso se finalizará la migración al 'cloud' de la parte de contact center y Meliá seguirá buscando valor adicional en la introducción de la inteligencia artificial en terrenos como la predicción de demanda y de gasto o el reconocimiento de voz en las llamadas que recibe su servicio de atención al cliente.
Wallbox: analítica y ahorros de costes
Darío Fernandez, jefe de Cloud en Wallbox, lleva apenas un año en la compañía, procedente de Cepsa y -antes- de BBVA. Cuando él llegó a la enseña, Wallbox ya trabajaba con AWS, pero en este tiempo ha tenido ocasión ya de materializar dos de los grandes proyectos de migración a la nube de esta empresa dedicada a la movilidad eléctrica y cotizada en EEUU.
"El primero tiene que ver con la parte de computación. Nosotros usamos un sistema operativo propio para nuestros dispositivos, firmware y apps. Queríamos consolidar todos esos procesos en máquinas que nos ofrecieran ahorros de costes, también poder ejecutar las máquinas de testing con un 70% menor coste y lograr una capacidad infinita para el lanzamiento rápido de nuevas funciones o corregir errores", explica el ejecutivo.
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En ese sentido, Wallbox despliega todas sus capacidades diferenciales en la nube, tanto de preproducción como de eventos, en base a un modelo de 'spot', por el que acceden a las instancias de AWS a un precio reducido a cambio de no tener garantizada su disponibilidad inmediata. "Para nosotros no es un problema, porque tenemos el talento interno necesario y una arquitectura nativa en la nube. Además, contamos con modelos de IA que nos permiten irnos a un modelo 'bajo demanda' cuando los 'spots' se caigan, como pasó durante el pasado Black Friday", reconoce Fernández.
"El segundo atañe al Internet de las Cosas. Todos nuestros dispositivos están conectados a internet para ofrecer telemetría, analíticas de consumo o funciones de mantenimiento predictivo. Ahora queremos llevar esa conectividad e inteligencia a las propias plantas, a nuestras líneas de producción, para facilitar también el mantenimiento predictivo y reducir los tiempos de parada", introduce a renglón seguido.
Aunque en el caso de Wallbox algunas cargas críticas, como su ERP, no han sido migrados a la nube ("ni estamos centrados en ello"), son muchos los proyectos que sí están soportados por este modo de despliegue. Es el caso del software de control de energía de su sede en Barcelona.
"Necesitábamos gestionar diferentes fuentes de energía, desde el autoconsumo a la red externa, así como los cargadores bidireccionales que nosotros mismos producimos. El objetivo era no sólo usar la energía más barata posible en cada momento, sino garantizar el suministro ya que la cometida eléctrica que teníamos no era suficiente para cubrir nuestra demanda", explica Darío Fernández. Gracias al desarrollo de una herramienta basada en IA sobre AWS, Wallbox logró reducir un 40% su impacto en CO2 y un 20% su coste.