La explosión demográfica que sacudió España en las décadas de los 60 y los 70 del pasado siglo provocó una fiebre en el sector de la construcción en núcleos urbanos. Allí donde había trabajo, emigraba la gente en busca de una vida más próspera.
Las prisas por proporcionarles vivienda, y la oportunidad de promotoras y constructoras por hacer negocio rápidamente, tuvo, entre sus consecuencias, que muchos de estos nuevos edificios no cumplieran con unos mínimos de calidad. Afortunadamente, las nuevas normativas están poniendo remedio con la rehabilitación de parte de parque inmobiliario.
Este es el caso de un edificio de viviendas sociales de protección oficial en régimen de alquiler propiedad del Gobierno de Aragón. Esta colonia construida en los años 70, habitada por familias de bajas recursos, ofrecía unas condiciones de vida precaria, especialmente en términos de pobreza energética.
Edificios saludables
En invierno, algunas de estas viviendas apenas superaban los 16º C debido al alto coste de la calefacción. “Una situación que no sólo afecta al confort, también a la salud de sus habitantes, ya que la falta de ventilación adecuada y el frío pueden causar problemas como la proliferación de moho, alergias o enfermedades respiratorias”, detalla Núria Díaz Antón, de Vand Arquitectura, por vía telefónica a DISRUTORES – EL ESPAÑOL.
Para paliar esta situación, hace un año terminó su rehabilitación, que incluyó mejoras en la eficiencia energética y condiciones de bienestar en el interior, y ya viven en él diez familias. El cálculo del balance energético muestra una reducción del consumo de energía de 406 kWh por metro cuadrado a 42 kWh tras la renovación.
A falta de conocer los resultados finales, que están monitorizando desde este estudio de arquitectura, se observó que durante el verano del año pasado las temperaturas en el interior no superaron los 27º C, a pesar de no utilizar aire acondicionado. En invierno, todas las viviendas se mantuvieron entre los 20,5 y los 22º C sin apenas usar la calefacción.
El objetivo de este tipo de rehabilitaciones no es sólo era elevar la calidad de vida de sus habitantes, también alargar la vida útil del edificio, “algo esencial para la sostenibilidad del parque inmobiliario en España”, apunta Díaz Antón. En este caso lo han conseguido siguiendo el estándar Passivhaus que “no busca un consumo energético cero, sino reducir significativamente la demanda de energía, lo que se traduce en un gasto mucho menor”, aclara la arquitecta.
Detectar errores y corregirlos
Este caso de Teruel forma parte del proyecto europeo OutPhit de monitorización de edificios para evaluar su eficiencia y confort tras su remodelación. Liderado por el Instituto Passive House, cuenta con once socios de Alemania, España, Grecia, Bulgaria, los Países Bajos y Austria, entre los que el estudio de arquitectura Vand es el único español.
“El propósito de esta iniciativa es desarrollar y promover soluciones de rehabilitación de alta eficiencia energética a gran escala, y cómo acometer estos trabajos en el menor tiempo posible”, explica Díaz Antón. Para lo que han recibido una subvención de 2,56 millones de euros en el marco del programa Horizon 2020 de la Unión Europea.
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El papel de Vand como arquitectos es coordinar los 25 casos de uso desarrollados junto a los socios de cada país, y documentarlos para su publicación y promoción. También han desarrollado y probado diferentes herramientas para calcular, por ejemplo, el ciclo de vida de los materiales, que están en fase de validación y disponibles para que otros equipos las prueben.
“Estas herramientas se integrarán en la metodología de Passivhaus en futuras versiones del software y servirán para certificar edificios que cumplan con su estándar”, añade la arquitecta.
Además, han puesto en marcha un sistema para monitorizar los resultados una vez que se completa la obra y se ocupa el edificio. “Esto es esencial, ya que es durante los primeros meses de funcionamiento cuando se detectan posibles problemas para, así, poder identificarlos y corregirlos. Esto contribuye significativamente a mejorar el rendimiento y la eficiencia de los edificios”, asegura.
El proyecto OutPhit es uno de los tres finalistas de los Premios Europeos de Energía Sostenible 2024 en la categoría de Innovación. Los galardones premian proyectos en curso o recientemente completados que muestren un camino original e innovador en la transición hacia la energía limpia.