La agricultura representa casi un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y se estima que esta cifra aumentará en un 15% para 2050 si no se implementan cambios estructurales en la forma de producir alimentos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Por eso, para reducir el impacto ambiental de los sistemas alimentarios se buscan soluciones en la agricultura regenerativa, que se enfoca en restaurar la salud del suelo, mejorar la biodiversidad y capturar carbono, no solo se presenta como una herramienta para reducir emisiones, sino también como un motor de rentabilidad para los agricultores.
En ese sentido, expertos y representantes de la industria agroalimentaria se reunieron en Madrid para explorar cómo la agricultura regenerativa está transformando las cadenas de suministro. Una jornada, organizada por la Embajada de Dinamarca en España, que comenzó con Almudena Vázquez, asesora agroalimentaria de la Embajada de Dinamarca, quien destacó el Green Tripartite, un enfoque colaborativo entre el gobierno, las empresas y los sindicatos daneses que busca acelerar la transición hacia una economía más sostenible. Vázquez resaltó que la agricultura regenerativa ofrece una vía práctica para alcanzar estos objetivos, mostrando que es posible fomentar la sostenibilidad sin sacrificar competitividad.
El suelo como almacén de carbono y generador de valor
Uno de los momentos más destacados fue la intervención de Mauro Accurso y Sebastian Kinegaard, representantes de la fintech danesa Agreena. En su ponencia, ambos expertos enfatizaron la relevancia del carbono en el suelo, una solución clave en la lucha contra el cambio climático que muchas veces pasa desapercibida. Su innovadora plataforma permite a los agricultores beneficiarse de la captura de carbono y las prácticas regenerativas a través de un sistema de monetización basado en tecnología satelital.
Con más de 2.300 agricultores y 4,5 millones de hectáreas en 20 países, Agreena no solo facilita la transición hacia un modelo agrícola más sostenible, sino que también crea una fuente de ingresos adicional para los agricultores y las empresas. “Estamos apoyando a los agricultores en su transición hacia un futuro bajo en carbono, en el que sus prácticas sostenibles no solo beneficien al medioambiente, sino también a sus propios negocios”, apuntaron Accurso y Kinegaard.
En el plano nacional, Marcos Esteve, agricultor regenerativo en España, aportó una perspectiva local sobre los impactos tangibles de estas prácticas. Esteve destacó cómo la adopción de técnicas regenerativas ha mejorado la rentabilidad y la resiliencia de sus cultivos frente a la creciente volatilidad climática. “Ser parte del movimiento regenerativo me permitió mejorar la rentabilidad y la resiliencia de mis parcelas”, afirmó.
Visita al campo
La jornada incluyó también a actores de gran relevancia en el ámbito de la sostenibilidad empresarial. Víctor Viñuales, director Ejecutivo de ECODES, presentó una lista de doce claves para enfrentar el cambio climático y apeló a la necesidad de un cambio de paradigma, subrayando que una transformación real es posible si existe compromiso conjunto. Amparo de San José, de EIT Food, compartió la misión de su organización de apoyar a los agricultores y empresas agroalimentarias en la transición hacia prácticas sostenibles y de sensibilizar al consumidor sobre los beneficios ambientales y de salud asociados.
El evento concluyó con una mesa redonda en la que representantes de empresas como Heineken España, Redshaw Advisors y Maersk discutieron sus estrategias de sostenibilidad. Cada uno de estos líderes enfatizó la importancia de las alianzas y la agricultura regenerativa en sus propias hojas de ruta hacia un futuro con emisiones cero. Desde la cerveza elaborada con energía 100% renovable de Heineken hasta el compromiso de Maersk de alcanzar la neutralidad en carbono para 2040, los esfuerzos de las empresas destacan que la sostenibilidad ya no es una opción, sino un pilar estratégico en la economía global.
El evento cerró con una visita a una finca de agricultura regenerativa en las afueras de Madrid, donde los asistentes pudieron observar en el terreno los beneficios de estas prácticas. Al ver de cerca cómo la agricultura regenerativa puede restaurar el suelo, reducir emisiones y mejorar la calidad de los cultivos, los participantes coincidieron en que el sector agroalimentario está ante una gran oportunidad para asumir un rol protagónico en la carrera hacia la sostenibilidad global.