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En 2017, fundar una startup tecnológica en España dedicada al diseño de circuitos integrados no era fácil, y menos desde Gran Canaria. Sin embargo, esto no impidió que se dieran las condiciones adecuadas para que naciera Wimmic (Wireless Innovative MMIC).

“En Canarias teníamos el conocimiento y el talento gracias al Instituto Universitario de Microelectrónica Aplicada (IUMA), que lleva 30 años trabajando en microelectrónica avanzada, pero faltaba dar el salto al mercado”, explica su director de operaciones, Braulio Quintana, en conversación con DISRUPTORES - EL ESPAÑOL.

Ese salto fue posible gracias al respaldo de un fondo de inversión canario, Triple Helix, y del grupo Celestia Technologies, del que Wimmic forma parte desde sus comienzos. “A pesar de que éramos una startup del grupo, nuestra posición se consolidó poco a poco a partir de 2021, cuando empezamos a liderar proyectos de mayor envergadura”, señala Quintana.

Desde aquel momento, esta empresa ha evolucionado hasta convertirse en una de las referentes de la industria de los semiconductores en nuestro país, especializándose en la creación de tecnologías para aplicarlas, principalmente, en los ámbitos aeroespacial, defensa y comunicaciones satelitales.

Su primer gran logro fue el diseño de “amplificadores de potencia basados en nitruros de galio para comunicaciones satelitales, en un momento en el que prácticamente no había empresas de nuestro tamaño en España que se dedicaran a ello, solo grandes corporaciones”, describe Quintana.



Era su primer proyecto y marcó el inicio de Wimmic en un sector muy competitivo. “Tuvimos suerte, pero también mucho trabajo detrás. Conseguir que el primer diseño funcionara a la primera nos dio credibilidad en un ámbito tan exigente”, recuerda.

Hoy, WIimmic se dedica al diseño de circuitos integrados que permiten el direccionamiento de múltiples haces para las comunicaciones satelitales. Estas tecnologías, aplicables tanto a la defensa como al mercado de las telecomunicaciones, han sido clave para su crecimiento. Pero no solo miran al espacio.

El impulso del PERTE Chip

El motivo de esta entrevista, que tiene lugar a través de una videollamada, es la participación de esta empresa canaria en las Misiones del CDTI, financiadas en el marco de PERTE Chip. A través de ellas, Wimmic ha conseguido una ayuda de 1,2 millones de euros del total de los siete millones concedidos al desarrollo de un sistema basado en tecnología Ultra Wideband (UWB).



El proyecto está enfocado a aplicaciones en el sector de la automoción, como sistemas de apertura de vehículos y detección de pasajeros en cabina. Sin embargo, Quintana subraya que esta tecnología es “versátil” y puede aplicarse a otras industrias, como la logística. “Por ejemplo, el mismo chip que detecta pasajeros en un coche también podría utilizarse para la localización de activos dentro de un almacén,” señala.

Dentro de este programa, la función de Wimmic es el diseño de un prototipo funcional de un chip UWB. Una vez conseguido, será integrado en una placa y un sistema completo que desarrollan junto con el resto del consorcio, del que forman parte firmas españolas como Grupo Premo, Neo Metrics y el Instituto Ricardo Valle de Málaga. “El objetivo es tenerlo listo el próximo año”, detalla el directivo.

Su participación en esta iniciativa es parte de una estrategia para diversificar su oferta. “Siempre hemos estado muy ligados a la industria aeroespacial y de defensa, aunque proyectos como este nos están ayudando a abrirnos a otros sectores y a demostrar que nuestras capacidades pueden aplicarse a una amplia variedad de industrias,” comenta. “Este proyecto no solo nos permitirá desarrollar una nueva tecnología, sino también consolidar nuestra posición en un mercado en crecimiento como el de la automoción”.

El futuro de la industria en España

Durante la conversación, Quintana resalta la importancia de este tipo de programas y ayudas para empresas como Wimmic, que compiten en un sector de alta tecnología y con costes de desarrollo elevados. “Gracias a esta financiación, hemos podido formar un equipo especializado y adquirir las herramientas necesarias para afrontar proyectos tan ambiciosos como este,” asegura.

Un impulso económico que también les va a permitir avanzar para alcanzar otra de sus ambiciones: la internacionalización. “Una vez tengamos el prototipo listo, el siguiente objetivo será atraer a clientes que puedan ayudarnos a llevar esta tecnología al mercado global”. Recuerda cómo la pandemia de covid-19 demostró que no podemos depender únicamente de proveedores en Asia y la necesidad de que Europa aumente su capacidad de producción. 

En este sentido, Quintana se muestra optimista: “Cada vez hay más empresas emergentes en España dedicadas a los semiconductores. Con iniciativas como el PERTE Chip, que busca movilizar 12.250 millones de euros hasta 2027, y la estrategia europea de semiconductores, tenemos una oportunidad única para atraer más inversiones internacionales”.

También subraya la importancia de diversificar las aplicaciones de los semiconductores y desarrollar “soluciones versátiles” que puedan aplicarse a múltiples industrias. “Estamos en un momento crítico, pero también lleno de oportunidades. Si trabajamos juntos como industria, podemos construir un futuro en el que España y Europa sean referentes en este mercado”, concluye.