La inversión privada en I+D en Europa solo asciende al 1,3%, por debajo de lo que se destina en EEUU (2%) y en Japón (2,6%). Pese a esta inversión, Europa es responsable del 20% de la I+D en todo el mundo. Esta es una de las conclusiones del informe Science, Research and Innovation Performance of the EU 2018 (SRIP), que ha publicado el departamento de Investigación e Innovación de la Comisión Europa cada dos años, y que se ha presentado en la Fundación Cotec.
Europa está liderando la generación de conocimiento de calidad en el mundo, de hecho se está incrementando el número de publicaciones científicas disponibles en formato abierto. Sin embargo, en términos de innovación sigue estando situada por debajo de su potencial.
Así, la inversión en I+D está concentrada en un reducido número de regiones europeas: 30 de ellas concentran casi el 40% de la I+D europea.
Respecto a la productividad, el informe subraya que ha crecido de forma “muy débil” en Europa (0,1%), en promedio anual entre 1996 y 2017. Este crecimiento de la productividad se concentra en un conjunto de empresas muy reducido (5%).
Además, otros de los aspectos negativos, que recoge este informe es que Europa no cuenta con ninguna empresa entre las 15 con mayor capitalización bursátil del mundo, a lo que hay que añadir que los volúmenes de capital riesgo representan tan sólo el 20% de los disponibles en Estados Unidos.
Europa también está por detrás de EEUU en el número de cantidad de empresas unicornio –compañías tecnológicas que alcanzan un valor de 1.000 millones de dólares en alguna de las etapas de su proceso de levantamiento de capital– generadas entre nuestras universidades europeas con respecto a las estadounidenses: 17 frente a 146.
Y si ponemos la lupa sobre las regiones, el informe se centra en los países del sur de Europa, entre los que se encuentra España. Estas naciones cuentan con porcentajes destacables de empresas zombies, es decir las que no son capaces de hacer frente al pago de intereses durante tres años consecutivos.
Escenario global
Este informe analiza de forma detallada las fortalezas y debilidades de la Unión Europea en el nuevo escenario global caracterizado por la introducción de las tecnologías digitales.
Ante estas cifras, una de las conclusiones lanzadas en la presentación de este es información es que la innovación es una base fundamental para la prosperidad económica y el modelo social de Europa.