Con dos tercios de sus ingresos procedentes de servicios prestados a empresas, en su mayoría pymes que no tienen el músculo suficiente para disponer de un departamento de I+D propio, nadie puede cuestionar que los institutos tecnológicos trabajan pegados a la economía real. Pero ese dato pone de manifiesto también que existe un amplio margen para incrementar el compromiso del sector público con estos laboratorios a pie de fábrica. Los centros tecnológicos de Fraunhofer (Alemania) se financian en dos terceras partes con dinero de la Administración, el 65% de los ingresos del TNO de Holanda tiene esa procedencia y el 84% en el caso de los institutos de Finlandia.

"Hemos sentido soledad: la crisis ha destruido más inversión en I+D que PIB", afirmó el presidente de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana (Redit), Fernando Saludes, durante su intervención en la jornada Los Centros Tecnológicos: agentes clave para la innovación y competitividad empresarial, celebrada esta semana en el Congreso de los Diputados. "Y cuando se trata de la competitividad de un país hay que estar por encima de la media", apostilló.

"La inversión en centros tecnológicos sería una forma adecuada de apalancar inversión privada en I+D para alcanzar el objetivo del 2% del PIB", sugirió el director general de la Federación Española de Centros Tecnológicos (Fedit), Áureo Díaz-Carrasco. Y para la directora general de Redit, Cristina Del Campo, se trata de una vía para fortalecer una visión integradora del país: "España también se vertebra a través del conocimiento", proclamó. La idea apareció también en el discurso de Saludes.

Redit ha encargado un estudio a la Universidad Complutense de Madrid sobre su impacto en las empresas y es sorprendente, en efecto, el peso que tienen comunidades como País Vasco, Cataluña, Murcia o Madrid entre sus 5.100 socios y sus 12.700 empresas clientes. El estudio destaca también que las compañías que trabajan con los centros de Redit son 20 puntos más activas en proyectos de I+D, 12 puntos más en desarrollo de producto, obtienen un 7% de productividad más por empleado y exportan un 25% más. "Es imperativo activar una política nacional de apoyo a la innovación a través de los centros tecnológicos", concluyó Del Campo.

El contenido que debería tener esa política nacional fue el eje argumental de las intervenciones de los representantes de Fedit y Redit ante un público en el que se encontraban diputados y representantes de partidos políticos. Áureo Díaz-Carrasco, que se había reunido por la mañana con el ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, insistió en activar la Red Cervera de cooperación entre centros y reclamó "ayudas públicas para financiar infraestructuras de I+D".

Fernando Saludes enumeró una serie de medidas necesarias como la implantación de un presupuesto plurianual de ayudas a centros tecnológicos, similar al que utiliza la Comisión Europea en el caso del Horizonte 2020; el rediseño de los instrumentos de apoyo para que sean más útiles; la revisión de las políticas públicas de I+D+i "para que repercutan más en la competitividad de las empresas"; el impulso de la coordinación de centros; y la mejora de la Ley General de Subvenciones, promoviendo la desburocratización. "Debemos ser actores protagonistas de la mejora del modelo económico", destacó.

Se trata de una cuestión estratégica, a juicio de Cristina Del Campo, porque "los ingresos públicos ayudan a los centros a generar el conocimiento que les permite ir por delante de las necesidades de las empresas". Si este esquema de infrafinanciación pública se perpetúa, se producirá una "lógica descapitalización de conocimiento".

Redit obtuvo, por ejemplo, unos ingresos 97 millones de euros en 2017, de los cuales un 64% provino de sus acuerdos con empresas. El resto corresponde a fondos de apoyo público competitivo, que se repartieron del siguiente modo: 24% eran fondos autonómicos, 9% europeos y apenas un 3% nacionales. "A algunas empresas se les ha empujado a ir a los fondos europeos del H2020 porque aquí no podían acceder a ayudas", confirmó el director general de Fedit.

Una de las tareas de Pedro Duque será también encontrar fórmulas que garantice la inversión en infraestructuras de investigación, no sólo apoyos finalistas para proyectos con empresas, y con carácter plurianual. Sólo Redit cuenta con 1.450 profesionales, más de 100 laboratorios y es la primera red nacional en número de ensayos. El modelo de los centros tecnológicos está pidiendo paso en la estrategia de país.

Empresas que cambian el mundo

El evento sirvió para presentar el libro Empresas que cambian el mundo, en cuya redacción ha colaborado el equipo de INNOVADORES. Oncovisión explicó que prepara el primer sistema PET de visualización del cerebro para detectar el Alzheimer; Acteco planea reciclar las moquetas de Ifema; TAG Ingenieros ha creado un dron que hace inventario sobre 100.000 metros cuadrados gracias a la tecnología RFID; Glent Shoes refuerza su estrategia de artesanía digital; y Colorker expuso las ventajas de ser Industria 4.0 y convertir la fábrica en un laboratorio.