Ni el MIT (Massachusetts Institute of Technology), ni el español Javier García son hoy los mismos que hace una década, cuando decidieron distanciarse físicamente, sin perder nunca la conexión intelectual. En este tiempo el alicantino fundó una compañía en EEUU que aumenta la capacidad de refino de petróleo, Rive Technology, dirige el Laboratorio de Nanotecnología Molecular de la Universidad de Alicante -que quiere ser un referente en la investigación de los electrodos de las futuras baterías de flujo (alternativas a las del litio)-, es miembro del comité ejecutivo de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC) y ha recibido el Premio Jaime I y el Premio Mejor Innovador Español en Estados Unidos de la Fundación Telefónica y ECUSA.
Del MIT salió un investigador. Estos días ha vuelto un innovador.
"Cuando llegué al MIT, estaba empeñado en la ciencia, tenía obsesión, pero con el tiempo me he dado cuenta de que hay factores de la innovación que son tan importantes o más, como la comercialización. Ha cambiado mi forma de mirar la innovación conforme he sido consciente de que la tecnología va mucho más allá de la ciencia", confiesa Javier García a INNOVADORES.
También el MIT ha experimentado su propia evolución en estos años. Sustancial. "Una de las cosas más interesantes que he observado es que muchas empresas han abierto sus propios laboratorios en suelo del MIT, para estar cerca del talento y formar parte de su ecosistema extendido", explica García. Esta tendencia es todavía más clara en el campo de las farmacéuticas que están profusamente presentes: Novartis con 2.300 empleados en la zona, Pfizer con 2.100, Biogen 1.200... hasta CRISPR Therapeutics dispone de instalaciones.
Junto al área pharma, el MIT muestra un enorme compromiso (además de recursos y talento) con el futuro de la energía "a través de MIT Energy Initiative, que cuenta con el apoyo de las principales empresas energéticas del mundo", continúa el innovador español. El año pasado la italiana ENI renovó su patrocinio con otros 20 millones de dólares y la saudí Aramco (que participa en el capital de Rive Technology) ha contribuido también con 25 millones.
A juicio de Javier García, la presencia de estas grandes empresas en el campus o en torno a él ha supuesto la reinvención de esta zona, tradicionalmente industrial, en un área de alta tecnología. "Esta atracción de talento y recursos, como pocos en el mundo, es un foco tecnológico de primer orden donde la frontera entre universidad y empresa se desvanece y la colaboración es muy estrecha", apunta.
Frente al aura TIC de Silicon Valley, el ecosistema de Harvard y el MIT hace su apuesta por los ámbitos de la salud y la energía, desde los postulados del "emprendimiento industrial". Esa es una de las impresiones que se lleva Javier García de su regreso. La otra, sin duda, es que todos estos movimientos estratégicos de universidades y empresas responden a una de las grandes dinámicas de nuestros días: "La guerra por el talento".
Energías limpias
Javier García ha vuelto al MIT como referente de un grupo de trabajo que ha posicionado a la Universidad de Alicante en la carrera por la nueva generación de energías limpias. El principio de las baterías de flujo, en cuyos electrodos están trabajando, consiste en generar especies más reactivas cuando se produce un exceso de corriente eléctrica, y en almacenar esa nueva energía para futuros usos. El proyecto del MIT con la UA, que cuenta con patrocinio de CaixaBank, ha sido recientemente destacado porque supone una alternativa a las baterías de litio y no ha pasado inadvertido en países proveedores de este metal, como Chile.
"También hablé del reciente descubrimiento que hemos hecho en la universidad de Alicante en celdas solares", dice Javier García. Se refiere al récord de eficiencia energética en celdas solares basadas en óxido de titanio, como alternativa a las convencionales basadas en silicio, conseguido junto a IMDEA. Estas nuevas celdas permiten sustituir los sustratos de vidrio por otros flexibles (de plástico e incluso textiles), que se puedan doblar.
"Esto despertó muchísimo interés. Sin duda, la ciencia que hacemos en España está a la altura de los mejores centros de investigación en el mundo, pero nos hacen falta los métodos, incentivos y regulación que permita comercializar estos descubrimientos", concluye Javier García todavía sin abandonar la sede del MIT.
Petróleo, nuevos usos
Después de implantar su solución en diversas refinerías de Estados Unidos, Rive Technology ha comenzado a mirar a Asia y Europa para dar el salto internacional y se está abriendo a la investigación del uso de los hidrocarburos como materia prima de productos químicos de más valor añadido. "Podemos quemar el petróleo o utilizar su enorme riqueza para crear nuevos materiales", dice García.