Un 13% más de ingresos; un 7% más de empresas clientes y un 9% más de plantilla. Estos son los resultados económicos de los socios de la Federación Española de Centros Tecnológicos (Fedit) en 2017, ejercicio en el que se ha logrado “un mayor equilibrio entre el incremento de ingresos proveniente del sector privado (un 11%) y el sector público (un 16%)”, según el informe anual de esta organización.
El pasado año la I+D propia, la I+D contratada y los servicios tecnológicos y de negocio han crecido entre un 16 y un 18%, lo que refleja “el equilibrio entre avanzar el futuro y resolver las nesidades del presente”. De hecho, las mismas fuentes explican que estas cifras muestran "la estabilidad estructural y económica”, lograda gracuas a la gestión de recursos y al desarrollo de nuevas líneas de investigación técnica y científica a medio y largo plazo, así como a la oferte de soluciones a las necesidades más inmediatas de las empresas que buscan innovar sus productos o procesos.
Ante estas cifras, el presidente de Fedit, Carlos Calvo, incide en la necesidad de “un sistema de financiación adecuado y homologable a los países de nuestro entorno OCDE”, en el que, subraya “se supriman las trabas normativas a la I+D+i y se diseñen escenarios de trabajo estables y previsibles, con un reconocimiento expreso de la especificidad del modelo de centro tecnológico”.
Por ello, desde Fedit puntualizan que no se pueden "obviar las deficiencias" del Sistema Español de Ciencia, Tecnología e Innovación, ya que "sigue sin prestar suficiente atención al papel que deben jugar los centros tecnológicos españoles en su apoyo a la inversión empresarial en I+D+i".
Así, señalan que mientras la financiación no competitiva se ha quedado estancada (bajando ligeramente), los programas públicos competitivos de apoyo a la I+D+i han experimentado un incremento del 22%, absorbiendo los más de 12 M€ de nuevos ingresos en este apartado.
Modelo de centro tecnológico
Desde Fedit defienden que los centros tecnológicos deben "mantener un equilibrio" entre los proyectos de generación de conocimiento (líneas de investigación propias a medio-largo plazo), la investigación aplicada y transferencia de tecnología (proyectos de I+D+i para empresas) y el soporte tecnológico a las empresas (generalmente servicios de menor valor añadido, y fundamentalmente a pymes).
De hecho, por primera vez en los últimos años, las cifras globales de los centros presentan un crecimiento equilibrado en estas tres líneas de actividad, con lo que "se revierte una tendencia de descenso de los ingresos públicos destinados a financiar líneas de I+D competitivas que aún no tienen una aplicación directa en el mercado. Para Fedit, esto "obliga a los centros tecnológicos a suplir esa falta de ingresos públicos con otro tipo de proyectos que permitan cuadrar la cuenta de resultados, pero aportan menos valor añadido y menos capacitación tecnológica a los investigadores del centro".
Por último, apuntan que frente al "ideal de estructura de ingresos aceptada en Europa" --33% fondos públicos no competitivos, 33% fondos públicos competitivos, 33% ingresos privados--, en España este balance es del 66% de ingresos de mercado, 26% de financiación pública competitiva y 8% de financiación pública no competitiva. "Este dato es uno de los principales indicadores del desequilibrio del Sistema Español de Ciencia, Tecnología e Innovación, en cuanto a su orientación hacia el fomento de la actividad de los centros tecnológicos y la mejora de su impacto en la competitividad del tejido empresarial", concluyen desde Fedit.
Inversión en I+D
La inversión total de España en I+D en 2017 fue de 14.052 millones de euros, 792 millones más que un año antes, lo que supone tres años de crecimiento consecutivos, según los datos que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este ritmo de avance (6%) es superior al crecimiento del PIB nominal (4,3% ese mismo año), lo que significa, según Cotec, que la I+D "gana peso en el conjunto de la estructura productiva española por primera vez en siete años", situándose en el 1,20% del PIB (frente al 1,19% en 2016). No obstante, el objetivo de alcanzar el 2% de inversión en I+D sobre el PIB para 2020, "sigue siendo un reto imposible de lograr en la práctica". En la comparativa entre España y Europa, destaca el retroceso acumulado en la inversión pública en España entre 2009 y 2017 , que ya es del 9,5%, cuatro veces más que la caída en el gasto privado, del 2,3%. España es uno de los 10 países europeos que todavía no ha recuperado los niveles de inversión pública previos a la crisis.