El posible cambio en la política fiscal del Gobierno si fructifican las negociaciones del PSOE con Unidas Podemos ha hecho saltar las alarmas en el sector tecnológico. Preocupa, de forma especial, que se produzca una revisión general del modelo de deducciones, entre ellas las dirigidas a promover la I+D y la innovación. Si así fuera, después de años de crecimiento de demanda de servicios tecnológicos a raíz de la revolución digital y la expansión del sector exterior, se podría entrar en una etapa de enfriamiento en 2020 que nadie desea.
Los movimientos se están produciendo a todos los niveles, según ha podido constatar INNOVADORES, aunque persiste un problema de fondo: la innovación y, en su formato más tangible, la I+D nunca han logrado tener peso político en las cúpulas de los grandes partidos, ni en Moncloa. Tampoco las grandes organizaciones empresariales, como la patronal CEOE y las Cámaras de Comercio, han incorporado a representantes de los sectores de vanguardia tecnológica en los puestos de máxima responsabilidad.
Por ello, se busca intermediarios alternativos, como la Fundación Cotec, presidida por la exministra socialista del ramo Cristina Garmendia, que tiene al Rey Felipe VI como presidente de honor. Según fuentes solventes, desde Cotec se está trasladando a los empresarios su compromiso en la defensa de instrumentos como las deducciones fiscales a la I+D que la propia fundación se encargó de promover a mediados de los 90.
En el entorno de Garmendia se asegura, en ese sentido, que “no hay motivos para estar más preocupados, ni menos”, ante las negociaciones políticas, y se insiste en que se trata un debate recurrente cada vez que se produce un cambio de ciclo político.
La falta de peso político de la innovación ha sido una auténtica pesadilla para las pymes y micropymes, sometidas al laberíntico modelo de actuación de unas Administraciones Públicas que parecen diseñadas para complicar el acceso a préstamos y subvenciones en materia de tecnología. De hecho, como han denunciado entidades como la Federación de Institutos Tecnológicos y la propia Fundación Cotec, son partidas presupuestarias que habitualmente se quedan sin ejecutar en su totalidad.
En el otro extremo del mercado, estos últimos años han sido muy fructíferos para aquellas compañías tecnológicas que tienen acceso a proyectos de entidad. Muchas de ellas han podido mostrar a sus sedes centrales porcentajes de crecimiento de dos dígitos en España. La demanda de digitalización y de apoyo a la innovación de empresas españolas con facturaciones superiores a los 200 millones de euros, su pasto natural, ha experimentado un claro crecimiento en estos años porque no les quedaba otro remedio que lanzarse a competir en el exterior, ante la debilidad del mercado doméstico.
Es precisamente este perfil de empresas el que está mostrando más inquietud ante la posibilidad de un giro en la política fiscal del Gobierno. Se teme que pueda traducirse en un descenso de las inversiones y en un enfriamiento del mercado, que agravaría el previsible empeoramiento de la situación de la economía que ya anticipan diferentes indicadores.