¿Si huele bien, por qué no se puede ver? Es la pregunta que se hizo Shoval Shavit, fundador de la startup Amkiri cuando decidió presentar su nueva fragancia. Un perfume que se “pinta” sobre la piel. Mezcla de aceite de jengibre, bayas de enebro, menta, almizcle y notas de madera de cedro, este perfume – con aromas orientales - es unisex.
Sus creadores han patentado esta nueva forma de trabajar con los aromas con la que pretenden convertir su perfume en un sofisticado complemento de moda.
Lo innovador del producto es que la fragancia surge del tatuaje temporal con el que cada uno puede decorar su cuerpo. En el cuello, las muñecas, el escote… Pueden emplearse unas plantillas predefinidas (con diseños geométricos y florales) sobre las que se aplica la tinta impregnada con el perfume. Una varilla sirve de pincel y, por supuesto, puede también pintarse a mano alzada.
Por el momento sólo está disponible en dos colores (carbón y blanco). La tinta, que es hipoalergénica, resiste al agua y al sudor y dura hasta doce horas. Para eliminarlo simplemente hace falta jabón.
¿Qué es en realidad, un perfume que se pinta o un tatuaje que huele? Lo cierto es que lo novedoso del producto es precisamente que combina los sentidos del olfato y la vista para, según dicen en la empresa, conseguir una “autoexpresión multisensorial”.