Los bioplásticos más usados en la actualidad son solo compostables de cierta manera, es decir, tienen que llevarse a una planta de compostaje para degradarse y esto llevo a unos jóvenes investigadores y emprendedores a preguntarse: ¿Qué pasa si unas anillas de latas de bebida fabricadas con estos bioplásticos llegan al mar y no una de estas plantas?
“Si este tipo de biomateriales acaban en el mar, no pueden llegar a descomponerse biológicamente porque no alcanzan las temperaturas requeridas, el PH, la humedad…”, explica Albert Marfá, CEO y cofundador de OIMO. Este fue uno de los motivos por los que se decidió a cofundar, junto a Clara Hardy (CMO), esta startup española para desarrollar un biomaterial que sea capaz de deshacerse por sí mismo si llega al medio ambiente sin pasar por estas plantas.
Se trata de crear diferentes materiales marinos degradables y biocompostables que pueden ser reciclados e imitan las propiedades mecánicas del plástico tradicional. Por el momento, han realizado unas pruebas industriales para crear con él las típicas anillas para realizar packs de latas de bebidas.
Hardy subraya, además, que en estos tests que están realizando en laboratorios e institutos tecnológicos se ha probado que su material puede utilizarse con la maquinaria de intrusión e inyección de plástico para que los procesos industriales sean compatibles y no tengan más costes añadidos en la inversión.
Los cofundadores detallan que están trabajando en un modelo de negocio “diferente” al tradicional, ya que su idea es “diseñar biomateriales específicos para adaptarse a los productos de cada empresa”.
En definitiva, se trata de personalizar el material a través de “formuladores diferentes” según las necesidades del producto final para el que va a usarse. De hecho, la idea es licenciar esa tecnología para que el cliente, o el proveedor de material de cada cliente, pueda desarrollar a escala esa personalización del biomaterial creado ad hoc para su uso.
“Para que un material tenga propiedades diferentes hay que variar la formulación del mismo, los porcentajes, para ajustar las mezclas de su composición”, puntualiza Marfà, al tiempo que matiza que esto pueden hacerlo gracias a su experiencia como investigadores y formuladores.
Así, usan materiales de la naturaleza a través de proteínas, polisacáridos o carbohidratos mezclados en diferentes porcentajes “para que se puedan instruir y encajar con su uso final”. Por ejemplo, en el caso de las anillas, lo que han desarrollado es una capa de film gruesa, a modo de lámina.
En la actualidad, esta startup se encuentra en medio del proceso de solicitud de patente, explica Marfà.