Desde colaborar en la fórmula de un nuevo fármaco hasta el análisis del genoma de un paciente. La inteligencia artificial es la gran aliada de la investigación para conseguir que lo que tantas veces hemos visto en la gran pantalla – por ejemplo, máquinas que identifican y curan una enfermedad – deje de ser ciencia ficción para convertirse en realidad.
Por ahora la IA se perfila sobre todo como la mejor herramienta para aprender y analizar con rapidez enormes cantidades de información de historiales de pacientes, de pruebas de imagen y de estudios de avances científicos. Con la ayuda de la IA los médicos pueden ofrecer mejores diagnósticos y tratamientos más efectivos.
Esta herramienta tecnológica facilita el trabajo más pesado, el “menos creativo”. Porque investigar tiene también mucho de rutina, de estudio, de búsqueda y comparación de información.
"Hasta ahora, nos sentábamos con una gran cantidad de datos sin procesar en forma de miles de patrones. Solíamos revisarlos manualmente, uno a uno. Al hacerlo, nos convertimos en el cuello de botella de nuestra propia investigación. Después de todo, somos seres humanos que nos cansamos y podemos cometer errores ". Quien habla así es Simon Bo Jensen biofísico del Centro de Nanociencia de la Universidad de Copenhague.
Había que romper esa dinámica. Y en la Universidad de Copenhague han querido convertirse en los primeros investigadores del mundo en emplear inteligencia artificial para hacer ese “trabajo pesado”. Y sobre todo hacerlo de una manera que pueda garantizar estándares internacionales comunes que faciliten la investigación en bioquímica.
Para conseguir “optimizar” sus investigaciones sobre el papel de las proteínas en la dinámica de enfermedades como el cáncer, el Alzheimer y el Parkinson, han desarrollado un algoritmo de machine learning que ha aprendido a reconocer los patrones de movimiento de las proteínas, lo que le permite clasificar conjuntos de datos en segundos. "Solíamos ordenar los datos hasta que nos volvíamos locos. Ahora se analizan con solo tocar un botón” comenta Bo Jensen. “Esto nos permite dedicar nuestro esfuerzo a recopilar más datos y avanzar en la investigación”.