Alrededor de siete de cada diez españoles tiene algún problema visual y se estima que su prevalencia no hará sino incrementarse en los próximos años. El envejecimiento de la población (cataratas, glaucoma, presbicia...), una vida cada vez más sedentaria y pegada a las pantallas (fatiga visual) o el estrés de nuestra sociedad (coriorretinopatía serosa central) hacen que sean nuestros ojos sufran cada vez más.
Las enfermedades que afectan a la retina son, de hecho, unas de las que más preocupan a los profesionales sanitarios. No en vano, se trata de la capa más interna del globo ocular y la encargada de transformar la luz que recibe desde la córnea, pupila y cristalino en una señal nerviosa que llegue al cerebro por medio del nervio óptico.
Para diagnosticar cualquier problema en esta delicada capa, los oftalmólogos usan habitualmente la tomografía de coherencia óptica (OCT). Conocida popularmente como el 'escáner de retina', se trata de una forma no invasiva de estudiar nuestra retina por medio de ondas de luz que producen imágenes transversales de la retina.
Sin embargo, esta técnica puede mejorarse y ampliarse para avanzar en el diagnóstico de enfermedades oculares. Al menos eso cree un grupo de investigadores del CSIC, que están trabajando en sondas basadas en nanopartículas para conseguir una visión mucho más detallada de nuestra retina.
Para crear estas sondas, los investigadores han usado nanopartículas de sulfuro de plata, que emiten luz en el rango infrarrojo (es decir, son luminiscentes). Estos sensores, aplicados a la técnica de la tomografía de coherencia óptica, actúan de forma dual: se comportan como agentes de contraste y, además, permiten la obtención de imágenes infrarrojas de luminiscencia de alta resolución del interior del ojo.
Ello se debe a la mejora de la calidad de las imágenes de diagnóstico asociada a la capacidad de las sondas para “emitir una luz muy brillante capaz de atravesar tejidos y un alto poder de esparcimiento de la luz”, explica la investigadora de la Universidad Autónoma de Madrid y coautora principal del trabajo Emma Martín Rodríguez.
Además, los científicos han empleado un material polimérico biocompatible “que rodea la superficie de las nanopartículas, controla el tamaño de las sondas y proporciona una capa protectora que conserva las propiedades de emisión de luz infrarroja de las nanopartículas”, añade a su vez la investigadora del ICMM-CSIC Amalia Coro.
Ya probado en ratones
Los investigadores, pertenecientes a los Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid y el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas, ya han probado esta innovación en modelos de ratón. En sus trabajos han participado químicos, físicos, biólogos y biotecnólogos del CSIC, de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), del CIC-biomaGUNE (Asociación Centro de Investigación Cooperativa Biomateriales) y de la Fundación IMDEA Nanociencia.
“Al ampliar las posibilidades de la OCT, nuestra investigación podría tener un impacto significativo en el diagnóstico, así como facilitar el seguimiento del potencial terapéutico de nuevos tratamientos de las enfermedades de la retina”, concluye Enrique de la Rosa, investigador del CIB-CSIC.