Mentar siquiera la palabra 'cáncer' suele producir un escalofrío en cualquiera que la escuche, un temor generalizado ante una de las enfermedades (o conjunto de ellas, mejor dicho) más intimidantes que existen. Y, además, de las más expandidas: el 31% de los hombres y el 25% de las mujeres en el Viejo Continente serán diagnosticados de cáncer antes de cumplir los 75 años, según el Sistema Europeo de Información sobre el Cáncer.
Sin embargo, en los últimos tiempos se ha avanzado extraordinariamente tanto en la mejora de la calidad de vida de los pacientes, como de su esperanza de vida. Y la causa principal de ambos hitos tiene en la innovación su principal vector. Tanto es así que se estima que más de cinco millones de personas se han salvado gracias a las innovaciones en diagnóstico y tratamiento oncológico. Y estamos hablando de Europa únicamente, porque si miramos hacia cifras globales los avances fruto de la investigación y el desarrollo han aumentado en más de un 70% entre 2025 y 2021.
Más cifras que invitan al optimismo: en los últimos 50 años, más de 140.000 inventos para combatir el cáncer han sido divulgados y revelados al público.
Un esfuerzo colectivo y global, del que Estados Unidos copa más de la mitad de las patentes internacionales entre 2002 y 2021. Europa, por su parte, concentra el 18% de las innovaciones conocidas en este terreno, con Japón en tercera posición (9% del total). Sorprende la ausencia de China entre las grandes potencias mundiales en este asunto, aunque los estudios demuestran que el Gigante Asiático sí ha realizado "importantes avances en tiempos recientes".
Son los datos más recientes ofrecidos por la Oficina Europea de Patentes, que también proporcionan una buena nueva para el ecosistema innovador patrio. España forma parte del 'top 10' de países europeos más innovadores a la hora de combatir el cáncer, con 1.539 patentes internacionales solicitadas. En concreto, nuestro país ocupa el noveno lugar entre los países europeos y el 17º a nivel mundial. Si bien estamos lejos de otros referentes comunitarios como Alemania, Reino Unido, Francia, Suiza o los Países Bajos, los avances españoles son dignos de mención.
Son cifras impresionantes, pero no son suficientes para vencer al cáncer, la meta común. "En Europa ocupamos el segundo lugar en lo que se refiere al desarrollo de tecnologías relacionadas con el cáncer, pero está claro que podemos hacer mucho más, y tenemos el deber de hacerlo, sobre todo teniendo en cuenta que se prevé que el número de diagnósticos de cáncer aumente en los próximos años", explica al respecto António Campinos, presidente de la OEP.
Las terapias genéticas y la inmunoterapia centran los esfuerzos
Siempre de acuerdo a los datos de la EPO, los esfuerzos en la lucha contra el cáncer se han visto reforzados gracias a nuevas y mejores tecnologías para tratar y diagnosticar estas enfermedades. En concreto, de los avances en inmunoterapias y terapias genéticas.
Así, entre 2015 y 2021, el número de familias de patentes internacionales en inmunoterapia aumentó a más del doble, mientras que la terapia genética se duplicó durante el mismo periodo.
El estudio pone de manifiesto también que se registró un aumento sustancial de la actividad internacional de patentes en el campo del diagnóstico del cáncer, especialmente en biopsias líquidas (por ejemplo, muestras de sangre). En concreto, las IPF en materia de biopsia líquida se quintuplicaron, pasando de poco más de 500 en 2012 a más de 2.300 en 2021. Otros avances en informática sanitaria se centraron en el uso de técnicas avanzadas de procesamiento de imágenes y algoritmos de aprendizaje automático para mejorar la precisión y la eficiencia de la detección y el diagnóstico del cáncer.
El rol de los centros de investigación y tecnología
Lo que también se demuestra, con los datos en la mano, es un cambio de tendencia en quién genera estas innovaciones oncológicas. Si hace unas décadas eran principalmente empresas farmacéuticas las que destacan en todos los rankings, ahora cada vez tienen más peso las universidades, los hospitales, los organismos públicos de investigación y tecnología o las startups.
Entre 2002 y 2021, estas entidades han desempeñado un papel decisivo en casi un tercio de las familias de patentes internacionales anticáncer, lo que representa el 26% de todas las solicitudes de patente internacional procedentes de la UE y el 35% de las de solicitantes estadounidenses, superando significativamente su contribución media en todas las tecnologías.
En España, el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) destaca como centro clave para la innovación oncológica, con 184 patentes solicitadas entre los años 2002 a 2021. Un rol significativo, aunque lejos de los números que marca el INSERM en Francia, que ocupa el tercer puesto a nivel mundial en el quinquenio más reciente, 2017-2021. De hecho, el crecimiento del CSIC en esta materia no impide que nuestra particular clasificación nacional siga liderada por una empresa, ESTEVE, como lleva sucediendo los últimos veinte años.