Bajo el agua, los submarinos usan para comunicarse señales acústicas, el conocido sonar (acrónimo de navegación por sonido en inglés), pero en el aire los aviones utilizan señales de radio, como la WiFi. El histórico inconveniente: ninguna de las dos señales inalámbricas funciona en los dos medios: agua y aire.
Este problema de comunicación parece que está a punto de resolverse: investigadores del MIT han presentado una nueva tecnología: TARF, por las siglas de Translational Acoustic-RF, la primera que permite la comunicación entre el agua y el aire. Se trata de un sensor subacuático, que aunque está sumergido se comunica directamente con un nodo aerotransportado.
Este nuevo sistema, que ha sido probado en entornos controlados e incontrolados, utiliza señales acústicas bajo el agua y señales de radio en el aire, por lo que “es capaz de lograr lo mejor de ambos mundos”. Así, incorpora nuevos algoritmos que le permiten lidiar con las ondas naturales para “poder comunicarse entre el agua y el aire de manera rápida y eficaz”.
Cómo funciona
Un transmisor TARF envía sonido estándar (o señales sonar), el sonido viaja como ondas de presión y cuando estas ondas golpean la superficie, hacen que vibre. Para recoger estas vibraciones, un receptor TARF en el aire usa un radar muy sensible, que transmite una señal que se refleja en la superficie del agua y regresa.
De este modo, a medida que la superficie del agua vibra, provoca pequeños cambios en la señal del radar, lo que permite al receptor TARF detectar las pequeñas vibraciones causadas por el transmisor acústico submarino. Para decodificar estas señales, el sistema aprovecha un radar aerotransportado que mide y decodifica estos desplazamientos en la superficie.
Este sistema “explota el hecho de que las señales acústicas subacuáticas viajan como ondas de presión y que estas ondas causan desplazamientos de la superficie del agua cuando impactan en el límite entre agua y aire”, explican los investigadores.