El 65% de las compañías españolas ya están inmerso en proyectos piloto y pruebas de concepto sobre inteligencia artificial (por encima del 61% de media europea, según un estudio de EY), pero nuestro país se queda algo atrasado respecto a nuestros vecinos cuando se trata de incorporar realmente esta tecnología en sus procesos: apenas el 20% de ellas confirma haber desplegado estas soluciones, frente al 32% que encontramos en el Viejo Continente.
Un marco agridulce en el que se hace imprescindible un impulso decidido por parte de la industria para acelerar el paso, inspirar y acompañar al tejido empresarial local. Al respecto, Pilar López, presidenta de Microsoft España, ha explicado durante el Tech Summit que este fenómeno está y debe estar sustentado en una suerte de "confluencia perfecta", la cual ha posibilitado el despegue de la inteligencia artificial, compuesta a su vez por tres vertientes: la computación en la nube, la capacidad de gestionar y analizar datos masivos o la aparición de nuevos algoritmos de machine y dep learning.
En la particular hoja de ruta diseñada por López para facilitar la consolidación de la IA en el mercado español, la gobernanza y ética de los datos ha de desempeñar un rol fundamental. En su propuesta, que parte como un borrador de los límites de responsabilidad en torno a esta técnica, encontramos varios de los elementos que Julie Brill, responsable mundial de inteligencia artificial en Microsoft, ya adelantó durante el Data Summit que os contamos en exclusiva en INNOVADORES: una IA inclusiva, transparente, cuantificable, justa, fiable y segura (trasladados a España como privacidad, seguridad, equidad, inclusión, transparencia y responsabilidad).
"Hay mucha gente que se acerca a la inteligencia artificial con temor, con ciertos miedos. El reto está en crear confianza en la relación entre consumidores y empresas", ha dicho Pilar López. "Debemos establecer criterios claros que guíen a las personas y organizaciones para asegurar que esta tecnología se aborda siguiendo esos principios. Solo así la IA estará al alcance de todos y servirá para potenciar y amplificar la inteligencia humana".
Este reflejo patrio de las líneas marcadas por Brill (y, si ampliamos las miras, también por el propio Brad Smith, presidente de la firma a escala global), es la respuesta inherente al debate social que existe en la calle en torno al tema ("decidme si no os preguntan todos los días si la IA nos va a quitar los trabajos", ejemplificó Pilar López) y que, tirando de la cadena, ya comienza a calar en las regulaciones de distintos puntos del globo: la directiva de Microsoft en España ha sacado pecho de que el GDPR o la reciente legislación aprobada en California incluyan elementos recogidos previamente en el marco ético de los de Redmond.