Qué significa en realidad edge computing? Ni siquiera los expertos se animan a dar una definición rotunda, que no traducción. "Podríamos interpretarlo como 'computación en el filo' [de la navaja], o como 'computación en el extremo'. Llevar los datos que están en los extremos de la red, al centro del sistema para ser procesados", dice Luis Casero, responsable de marketing sobre el terreno [digámoslo, para seguir haciendo traducción interpretada del inglés] de Vertiv.
Vertiv es una joven vieja compañía. El 1 de diciembre ha cumplido dos años de existencia, pero sus orígenes se remontan al siglo XIX. "Emerson Electric, nació hace 128 años, Florite también, y esas dos empresas se unieron, tras comprar unas cuantas por el camino, para acabar en una compañía que es Vertiv. Todas esas marcas eran líderes en sus mercados", explica José Alfonso Gil, country manager.
Todas las empresas que se amalgamaron aportaron su bagaje en las áreas de "UPS, aire acondicionado de precisión, equipos de corriente continua para telecomunicaciones, sistemas racks para servidores y monitorización". Y a eso es a lo que ahora se dedica Vertiv, con una marca poco conocida fuera de sus áreas específicas, pero que tiene 20.000 empleados, 28 fábricas repartidas por todo el mundo y un volumen de negocio de 4.400 millones de dólares. En España tiene 187 empleados, 50 de los cuales son técnicos de campo.
"Estamos en todas partes", sintetiza Gil. "Nos dedicamos a los data centers… pero yo prefiero decir que nos dedicamos a la infraestructura para IT. Tenemos clientes protegiendo en su casa su desktop y tenemos clientes que tienen megas y megas en su centro de datos". Muestra su móvil y asegura que la mayoría de quienes usamos un como ese dependemos de algún equipo Vertiv que mantiene la alimentación del sistema de telecomunicaciones al que se conecta. "Tenemos un 70%. Y también estamos en el mundo industrial… Diseñamos, fabricamos y mantenemos nuestros equipos".
Volvamos al principio, al edge computing. "Es una tendencia que está de moda, que es imparable", clarifica Casero. "¿Dónde está el Edge…? Cada vez hay más dispositivos conectados, más producción de datos en la periferia de la red. No tiene sentido servir toda es explosión de datos desde estructuras centralizadas. Surge la necesidad de acercar esas capas de computación a los extremos de la red".
"Nuestra visión del edge es que es una fuerza disruptiva, y como siempre ocurre cuando surge un cambio, puede ocurrir que triunfes subiéndote al carro, o que no lo hagas y te mueras", añade. "Vemos que el tráfico IP y relacionado con IoT se va a multiplicar por tres, hasta 23 billones de dispositivos conectados, de aquí a 2021. El tráfico móvil se va a multiplicar por siete. El 90% de los datos que hay hoy en día almacenados se ha producido en los últimos dos años. Es brutal. El Edge computing va a crecer un 41% anual hasta 2025… ¿Se ha multiplicado por 10 la infraestructura? No, en absoluto".
"Ante un cambio disruptivo como este aparecerán nuevos modelos de negocio, que todavía no conocemos", añade. "No sólo consumimos datos, viendo vídeos en internet, también generamos datos y gran parte de ellos hay que analizarlos. Por ejemplo, un avión, que está completamente sensorizado, genera unos 40 terabytes de datos al día; una fábrica, un petabyte; un vehículo, 50 gigabytes; un hospital, tres terabytes... De todos esos datos que se generan sólo se está utilizando un porcentaje muy pequeño. Eso no quiere decir que todos los datos haya que llevarlos al 'centro'. Habrá muchos que convendrá dejarlos en el extremo de la red por economía, por conveniencia de latencias…".
Considerando todo esto, señala Casero, su compañía ha identificado 100 aplicaciones de edge computing, de las cuales se queda con 24 fundamentales, agrupadas en "cuatro arquetipos: el primero son las aplicaciones de uso intensivo de datos, como la difusión de contenidos, tipo Netflix, que acaparan el 73% del tráfico IP y se tiende a enviar desde la misma localidad, para reducir la latencia; también los sistemas smart y el internet de las cosas".
"El segundo arquetipo son las aplicaciones sensibles a la latencia humana, las que nos desesperan cuando tardan", enumera, citando la pérdida de usuarios y clientes que suponen para servicios como Google o el comercio online cada milisegundo de retardo en dar resultados o en gestionar el pago de una compra. "Y en los próximos años veremos un inmenso incremento en el uso de la voz" para comunicar con las máquinas.
Su tercer arquetipo tiene un impacto muy obvio. Es en el que importa la latencia de comunicaciones entre máquinas: transacciones financieras, cotizaciones en la bolsa, actividad de la red eléctrica, subastas de energía, análisis en tiempo real y simulaciones…
Y el cuarto es el referido a las aplicaciones cruciales para la vida como "el coche conectado autónomo, que recibe inputs y transmite datos y va a tener que tomar la decisión de cambiar de carril en cuestión de milisegundos; también la salud digital… imaginemos una telecirugía; los drones y transporte inteligente, los robots… ".
"Cuando cambias el modo en que ves las cosas, las cosas que ves, cambian", concluye Casero, para subrayar que el edge computing plantea un horizonte que exigirá replantear todas las infraestructuras sobre las que se asienta el mundo digital.