El ingeniero español Antonio Torralba es uno de los investigadores principales del MIT por sus trabajos pioneros en visión artificial o en reconocimiento de objetos. En septiembre de 2017, fue nombrado director del laboratorio MIT-IBM Watson AI, en el que IBM va a invertir 240 millones de dólares en 10 años. Unos meses después, en febrero de 2018, pasó a liderar el MIT Quest for Intelligence, que persigue descubrir los fundamentos de la inteligencia humana e impulsar el desarrollo de herramientas para la inteligencia artificial (IA). Así es cómo Torralba forma parte fundamental de la nueva estrategia a gran escala del MIT en IA, para la que ha fundado por primera vez en 70 años una nueva facultad con una inversión inicial de 1.000 millones de dólares.
INNOVADORES ha conversado con este genio español sobre las implicaciones de esta imparable tecnología. ¿Cuál es su catalizador? "La explosión ha venido porque, de repente, ha habido un salto cuantitativo importante en la capacidad de aprendizaje que poseen los algoritmos. Casi súbitamente, la tasa de error en clasificación, por ejemplo, ha caído enormemente y en ciertas tareas están igualando o superando a los humanos. Ha sido algo inesperado", introduce. Estas técnicas permiten a los algoritmos memorizar datos e interpolar entre esos datos. "No hay realmente razonamiento detrás", puntualiza. "Aunque es ‘memorizar como un loro’, están memorizando muy, muy bien", añade.
Tan bien que se prevé un impacto en todos los aspectos de la sociedad. Todo, dentro de una visión posibilista de ‘hacer del mundo un lugar mejor’. Pero, no todo el mundo tiene esa visión. Nick Bolstrom, un filósofo sueco de la Universidad de Oxford que dirige allí el Instituto para el Futuro de la Humanidad, advierte de "un posible riesgo existencial de la humanidad a partir de la explosión de la IA y las supertinteligencias".
Una de las misiones del laboratorio que dirige Torralba, por definición optimista, es crear conexiones con los expertos que están estudiando la ética de la inteligencia artificial, sus implicaciones y su impacto en la sociedad; así como qué efectos puede tener en el trabajo. "Todas estas cuestiones están relacionadas con ser optimista o pesimista sobre la IA", dice. "Por eso hay de estudiar muy bien cuáles son, o van a ser, los efectos de todos los aspectos de la inteligencia artificial, que son algo inmenso".
La 'búsqueda' del MIT
El presidente del MIT, Rafael Reif, ha presentado la nueva gran iniciativa del MIT para la inteligencia, MIT Quest for Intelligence, cuyos objetivos se dirigen a cuestiones de naturaleza fundamental y, sobre todo, a la más fundamental de todas: la inteligencia. Se trata de conseguir "una nueva visión esencial de la inteligencia humana". Torralba señala que una de sus peculiaridades es que este cometido no va a ejecutarse por un único laboratorio, sino por todo el instituto al completo.
"El primer objetivo es entender la inteligencia humana. En el MIT existen investigadores dedicados a averiguar cómo funciona el cerebro, usando análisis con tecnologías como la resonancia magnética funcional o medidas directas de actividad neuronal para entender cómo funciona la cognición humana. Al tiempo, hay mucha gente estudiando la inteligencia artificial desde el punto de vista algorítmico. Lo interesante en esta iniciativa del MIT es la unión entre estas dos áreas de investigación», explica.
El segundo objetivo de Quest es conectar la citada investigación con otras diferentes áreas de investigación del MIT, que en general no hacen un uso masivo de la inteligencia artificial, pero que podría cambiarlas de forma esencial si lo hiciesen. ¿Un ejemplo? La aplicación de la IA en el desarrollo de nuevos compuestos químicos. "Las empresas crean nuevos medicamentos mediante prueba y error, pero con con inteligencia artificial se puede hacer de forma más informada. El sistema puede empezar a aprender cómo funcionan los nuevos y diferentes compuestos". Es un desarrollo complejo porque hay demasiadas combinaciones, pero el análisis de datos masivo permite a un sistema de IA generar pruebas, ver los efectos que tiene, analizar las causas-efecto y cerrar el bucle de forma más rápida que un humano.
Rafael Reif, presidente del MIT, afirmó sobre Quest que "será, como el propio cerebro, una máquina de aprendizaje perpetuo, estructurada para buscar retroalimentación y aprender de ella, en cada dominio relevante". En su presentación se habló de «construir máquinas sabias y útiles», algo que parece una cuestión utópica... Aunque no para Torralba. "Sí se pueden construir. Cuando uno piensa en la inteligencia, no lo hace necesariamente en un único grado. No hay un ‘ya es inteligente’ o ‘no es inteligente’, sino que haya muchos grados. Siempre vas a estar en un punto de esa línea. Cada vez se van a ir construyendo sistemas artificiales cuyo comportamiento se atribuya a una mayor o menor inteligencia".
Un ejemplo son los sistemas capaces de jugar y ganar al ajedrez, al Go o de responder a preguntas complejas en concursos de televisión. "Han ido desarrollándose sistemas artificiales con un comportamiento cada vez más inteligente". El experto comenta que cuando se habla de ‘una máquina útil y sabia’ en términos absolutos, en general la sociedad se muestra desencantada con la respuesta . "Siempre que uno presenta una máquina que es del siguiente nivel de inteligencia, uno siempre puede encontrarle sus problemas y cosas que no puede hacer. La máquina que ganó al mejor humano en el Go es capaz de jugar muy bien, pero, si la sacas de este juego, ya no puede hacer nada más".
Unión del MIT e IBM
El nuevo laboratorio conjunto es una iniciativa muy ambiciosa tanto para el MIT como para IBM. Y un ejemplo de cómo se está empezando a innovar en la vanguardia mundial con una nueva visión de la relación universidad-empresa. "Ocurre que muchas empresas que están creando laboratorios en IA, están contratando profesores e investigadores de las universidades y, de alguna forma los están sacando del entorno universitario para construir sus propios grupos de investigación", comenta.
"El efecto que produce es que ciertas universidades prestigiosas se están quedando sin algunos de sus investigadores y profesores de élite. Son atraídos con sueldos muy altos, a veces, con ofertas con las que a las universidades les resulta casi imposible competir", avanza. En cambio, la nueva colaboración del MIT con IBM, plantea un nuevo modelo de relaciones entre la universidad y la empresa. "En este caso, hemos fundado un laboratorio, el IBM-MIT Watson AI Lab, dirigido por las dos entidades. Y cada proyecto se ejecuta en este laboratorio con un 50% de investigadores de IBM y otro 50% del MIT". ¿Para qué? "El objetivo es la investigación fundamental de largo plazo, no las aplicaciones inmediatas. No estamos siguiendo la agenda comercial de IBM".
"Este instrumento le permite a la empresa captar nuevo alto talento y conocer y contratar a personas que tengan conocimientos en IA, lo cual ahora es muy muy competitivo". Además, IBM también está interesada en hacer investigación fundamental y publicar en ciencia. "Nuestro laboratorio conjunto les permite publicar y trabajar conjuntamente con los mejores líderes en este campo de investigación, tan de vanguardia ahora mismo. Es algo muy atractivo para conocer y contratar nuevos investigadores de frontera para la empresa. Y luego, obviamente, estos investigadores trabajarán en el lado producto lo cuál a IBM, seguro que le va a resultar interesante".
La salud es una de las áreas de investigación más relevantes para la multinacional tecnológica, pero también está llevando a cabo un gran esfuerzo en computación cuántica. De hecho, IBM se ha marcado el propósito de construir un ordenador cuántico. "Siempre ha estado muy en la vanguardia en todo lo relacionado con las ciencias de la computación".