La economía tiembla ante la batalla del 5G
La nueva generación de redes exhibe casos de uso y anuncia el posible fin de muchos dispositivos físicos, en peno debate sobre la regulación y los estándares, y entra ya en el juego de los equilibrios geopolíticosrn
3 marzo, 2019 07:00Si el pasado año fue el de las promesas, la edición que acaba de culminar del Mobile World Congress ha sido la de las apuestas sobre el 5G. Ha sido imposible dar más de dos pasos por la enorme feria (los organizadores dicen que ha atraído a más de 100.000 asistentes) sin leer esta suma de números y letra en algún estand o folleto promocional. No ha habido conferencia ni líder empresarial que no haya aprovechado cualquier micrófono para contar todo lo que su compañía hace o planea hacer con esta tecnología. Todos los operadores quieren liderar el despliegue, todas las empresas de hardware lanzan dispositivos compatibles y todos los proveedores desarrollan los mejores chips y elementos de transporte y construcción de la infraestructura de red. O eso dicen.
Lo cierto es que el Mobile de este 2019 se ha convertido en sede de dos realidades paralelas: la de todo lo que el 5G puede hacer por nosotros, con decenas de casos de uso que hace un año eran solo un futurible a medio dibujar, y la del largo camino que queda por recorrer para conseguir estándares y regulaciones que organicen y faciliten su despliegue real.
"Con el 3G y el 4G , entre el desarrollo de la tecnología y la salida de los primeros dispositivos pasaron tres años. Con el 5G solo ha pasado uno", ha señalado en una de las conferencias Yang Chaobin, presidente de la línea de 5G de Huawei, que aspira a liderar el despliegue de esta tecnología en Asia y en Europa, para destacar el apremio con el que todos los actores del sector están trabajando. "El año pasado empezamos a hablar del cambio y ahora empezamos a pensar que es posible, no solo desde una perspectiva de negocio, sino de impacto humano. Puede parecer que estamos ante un hype, pero esta tecnología se va a reflejar en la realidad", ha apuntado sobre el escenario Chuck Robbins, CEO y presidente mundial de Cisco, que asegura que en 2022 habrá 4 billones de conexiones máquina a máquina.
"Para lograrlo necesitamos pensar en una forma diferente de organizar la tecnología. Construir nuevas redes escalables y seguras que sean confiables, programables, automatizables y autodefinidas", puntualiza, y dice que para eso es crucial disponer de "una política de seguridad común a través de las redes privadas hacia el 5"».
Precisamente la seguridad también ha estado en la mente de todos cuando tocaba hablar de las bases de esta tecnología, y la batalla política y regulatoria entre Huawei y el Gobierno de Estados Unidos a cuenta de este asunto ha planeado sobre buena parte de las discusiones. La compañía china, que ya ha recibido más de 30 contratos a nivel mundial y ha desplegado más de 40.000 estaciones base de 5G, ha salido reforzada tras su paso por la feria en uno de los momentos más complicados de su historia. "Los últimos meses han sido un reto para nosotros", ha reconocido Guo Ping, presidente rotatorio de Huawei, que ha utilizado su ponencia para responder a las acusaciones de Donald Trump. "Nuestras soluciones de 5G están siendo reconocidas en la industria, pero ha habido muchas especulaciones sobre su seguridad", reconoce. E insiste en que en la infraestructura de Huawei no hay puertas traseras ni ninguna prueba en su contra para asegurar que "Huawei es la primera compañía que puede implementar el 5G a escala". Las repercusiones de esta batalla no solo afectan a la firma china, sino al desarrollo de todo el sector. Por eso, con motivo del evento, grandes operadores como Vodafone mostraron su apoyo. En su caso, más de la mitad de su infraestructura 5G en nuestro país está en manos de Huawei. El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, también reconocía que frenar su desarrollo será peor para el conjunto de la industria, porque encarecerá los servicios.
Precisamente los costes son una de las grandes preocupaciones de las operadoras a nivel global cuando hay que hablar de 5G. "La gente que desarrolla aplicaciones, los reguladores… están emocionados. Pero para muchos operadores el 5G puede convertirse en una auténtica pesadilla", dice Mike Fries, CEO de Liberty Global, el mayor proveedor de servicios de Internet de banda ancha fuera de los Estados Unidos. "Muchos operadores en Europa están nerviosos por la subasta y desconcertados con el modelo de negocio".
Ay, las subastas del espectro. Conseguir velocidades de respuesta de un milisegundo como promete el 5G no sale gratis. Y aunque todo el sector tecnológico se verá beneficiado con dispositivos y comunicaciones más rápidos y potentes, los operadores son, en buena medida, los que tienen que pagar la fiesta acudiendo a las subastas de espectro que no parecen terminar de gustarles. "Tenemos que poner un precio al espectro para que los operadores demuestren que tienen intención de quedarse, que es una inversión a largo plazo", defiende desde el lado de lo público Gilles Bregant, el CEO de la agencia francesa responsable de las telecomunicaciones, la ANFR.
"La regulación debe simplificarse, si no gran parte de la innovación en 5G se perderá antes del despliegue", sentenciaba el presidente de Telefónica. «¿Estamos realmente seguros de que no está pasando lo mismo que hace 10 años?", se pregunta Andrew Penn, CEO de Telstra la mayor empresa de telecomunicaciones de Australia, diciendo en voz alta lo que muchos piensan. La inversión para implantar el 4G fue muy fuerte (ni de cerca parecida a lo que exige la nueva generación de las telecomunicaciones) y todavía no se ha conseguido rentabilizar. «Hacen falta colaboración y acuerdos para crear nuevos modelos de negocio», apunta Patrick Waldemar, vicepresidente de Telenor Research, porque en la era del 5G no solo mandan las empresas de telecomunicaciones, sino que abre la puerta a nuevos actores.
"Con el 5G, cada servicio que lancemos incluirá a otras industrias. A la salud, a las finanzas... Ahora las telecomunicaciones no serán la industria dominante. Habrá que pensar qué servicios concretos se necesitan y hablar con los reguladores de todo el mundo para cruzar distintas normativas", señala Kamal Shehadi, director legal de Eisalat International.
Prueba de la apertura del mercado de las telecomunicaciones que abre el 5G es que un ecommerce como Rakuten ha elegido el Mobile para anunciar que también quiere quedarse con parte del pastel. "Estamos construyendo la primera red end-to-end totalmente virtual y en la nube de 5G", anunciaba su CEO, Hiroshi Mikitani. Y además con un enfoque "totalmente diferente" al de las telco tradicionales, al huir del lastre económico que supone el hardware y las redes anteriores, lo que les permitirá desplegar esta red "por la mitad de precio". Este nuevo paradigma, dice Mikitani, abre también una puerta a la transparencia en un sector con tan pocos actores hasta la fecha.
¿Adiós al ordenador?
"Estamos en la era de la innovación más absoluta", en la que el cloud es el rey, dice Cristiano Amon, CEO de Qualcomm. Nube e internet de las cosas son los dos elementos que completan el tridente que es el catalizador de la quinta ola de la computación. Y aunque suena paradójico, con la explosión de esta nueva vida del internet las cosas, gracias a la hiperconectividad, las cosas como las entendemos hoy perderán parte de su valor. Esto es: en la medida que la nube incrementa exponencialmente su capacidad computacional, no tiene sentido tener un vasto hardware para realizar tareas de trabajo, por ejemplo.
En este sentido, destaca una de las innovaciones ha mostrado Huawei: una estación de trabajo compuesta únicamente por pantalla, teclado y un pequeño dispositivo al que se engancha el teléfono móvil cuando llegamos al trabajo… y nada más. Porque el móvil (o cualquier otro dispositivo), gracias al 5G, será de verdad el ordenador sin necesidad de ocupar más peso y espacio.
La revolución se replica también el universo del gaming, uno de los que pueden sufrir una transformación mayor. Así, la compañía china también ha presentado Cloud X, su paquete de servicios operados en la nube gracias al 5G que permite ver imágenes en 3D sin necesidad de las incómodas gafas. Una pantalla equipada con cámaras y sensores de movimiento y reconocimiento facial sabe dónde están los ojos y qué gestos hace el usuario y gracias a esa baja latencia va mostrando en cada momento las imágenes que toque. En la misma línea, Vodafone también ha presentado su propuesta de «realidad virtual sin hilos». Si la latencia es de solo un milisegundo y la calidad de imagen es máxima, ya no se necesitan los caros ordenadores de gaming porque todo el proceso se realiza en la nube y solo queda una pantalla que representa lo que la capacidad de procesamiento indica.
Aunque estos dos ejemplos ilustran cómo el 5G tiene el potencial de cambiar por completo nuestra relación con la tecnología, son todavía apuestas de futuro, indicadores de lo que puede venir siempre y cuando la regulación y las infraestructuras estén listas para salir de las redes 5G privadas. El 2020, la gran fecha, está a la vuelta de la esquina y la batalla por ser el primero y el que más penetra en el mercado ha empezado. Tomen sus asientos.