Tres empresas españolas han desarrollado un programa piloto que consiste en usar las torres de telecomunicaciones en toda España para detectar incendios, valiéndose de drones escondidos en esas estructuras. El reto es aprovechar estas torres distribuidas por todo el territorio nacional para colocar sensores térmicos que detecten posibles focos de incendios en un perímetro de hasta 15 kilómetros.
Al detectar cualquier conato de incendio, envían una señal a los drones escondidos en esas torres y que automáticamente se desplazan hasta el lugar, incluso en condiciones de poca visibilidad, para tomar imágenes ópticas y térmicas del fuego y enviarlas en tiempo real a los servicios de emergencias gracias a la conexión móvil que proveen las torres.
El dron vuelve a la torre una vez concluida su misión y se carga de forma automática, aunque los centros de control de emergencias pueden tomar las riendas del dispositivo para sobrevolar el área y recabar más datos.
Este proyecto piloto, que se ha probado en Matachines (Madrid) y se basa en tecnología de internet de las cosas (OiT), se ha desarrollado en colaboración con la Universidad Carlos III, que se ha encargado del diseño del sistema de vuelo autónomo y la interfaz con la que el servicio de emergencias ve la información en tiempo real.
En este proyecto han participado Telefónica y las empresas Divisek, que se ha encargado del sistema autónomo de recarga del dron, y Dronitec, que ha colaborado en la parte de servicios asociados a ese dispositivo.
La rápida detección de los focos de incendios puede ser clave para reducir la magnitud de un problema que afecta particularmente a España, donde de media en la última década se producen más de 12.500 incendios anuales, según datos de la Estadística General de Incendios Forestales, con más de 25.000 hectáreas forestales quemadas sólo en 2018