Uno de los problemas que se está generando en las ciudades con el aumento del parque móvil eléctrico es el desarrollo de una red de infraestructura de puntos de recarga, las llamadas electrolineras. Gran Canaria va a ser el escenario este verano de una prueba piloto que convierte las farolas de sus calles en puntos de recarga.
La empresa alemana Ubitricity está desarrollando esta solución rápida y que no precisa de infraestructura especial para convertir las farolas en puntos de recarga. En concreto, utiliza un cable ‘inteligente’ que permite conectar los coches a las tomas de corriente de los luminarios urbanos.
Además, con este cable también se puede medir la cantidad de energía que se consume. El control del consumo y el pago de la energía empleada se realiza a través del teléfono móvil.
Este modelo ya se ha puesto en marcha en Londres y Berlín y, próximamente, se instalará en otras ciudades europeas y en Nueva York, donde el proyecto ha recibido los premios Bloomberg New Energy Pioneer 2019 y el NYCx Climate Action Challenge 2019.