En la genial película El show de Truman se nos hace partícipes de una realidad alternativa, paralela y en la que el protagonista es completamente ajeno al engaño en que vive. "Aceptamos la realidad del mundo que nos presentan", se llega a decir durante la cinta. Y es que discernir entre realidad y ficción ya resulta complicado, pero más lo es diferenciar entre distintas realidades en las que podamos vivir.
Nadie es extraño ya a conceptos como realidad virtual y aumentada. En ambos casos, el mundo percibido no existe, ya sea total o parcialmente. Todo es fruto de un engaño propiciado por la tecnología. Engaño voluntario, eso sí, no como el que vivió forzosamente el bueno de Truman Burbank. Pero en estos casos, es relativamente fácil establecer los límites entre nuestra realidad y la que se nos muestra a través de los cascos o gafas como las Oculus de Facebook o las HTC Vive. Lo complicado viene cuando esos elementos digitales se integran con el mundo físico hasta tal punto que hace las barreras casi invisibles. Es la computación holográfica, como ha venido a catalogar Microsoft, o la computación espacial, como gusta proclamar Cathy Hackl.
Hackl es una comunicadora nominada al Emmy que se convirtió en oradora, productora y futurista global de realidad virtual y realidad aumentada. Está considerada como una de las influencers más destacadas en estas áreas en LinkedIn, además de ser nombrada por la NBC como una de las principales mujeres en realidad virtual. Actualmente, trabaja en MagicLeap, una de las startups más prometedoras de estas lides, así como es asesora global de la Asociación VR/AR en Estados Unidos. Y, como decimos, es una apasionada del concepto de computación espacial como evolución de las archiconocidas realidad virtual y aumentada.
"La principal diferencia está en que incluimos el espacio en la realidad virtual, porque ahora puedes ser consciente del contexto que te rodea", explicó en DES 2019 durante una mesa redonda moderada por INNOVADORES. "Gracias a ello podremos usar la mezcla de inteligencia artificial y computación visual para ofrecer contenidos virtuales con interacción espacial".
Imaginen las posibilidades de esta tecnología en un futuro cercano. "Obviamente, la industria del entretenimiento es un claro sector que se beneficiará de la computación espacial. Pero también hay grandes oportunidades en otras áreas como la formación de empleados o la colaboración", detalla Hackl.
"Por ejemplo, podrá haber arquitectos mostrando planos en tres dimensiones en tiempo real. Va a ser un cambio radical en la forma de diseñar productos, porque ahora no podremos ver esos modelos en una pantalla, sino en el espacio real, interactuando con ellos en una experiencia mucho más realista".
Por lo pronto, la empresa a la que Hackl presta sus servicios en la actualidad, MagicLeap, ya cuenta con dispositivos y soluciones de desarrollo para este mundo de realidad mixta. "Somos una empresa tanto de hardware como de servicios para la realidad virtual. En Estados Unidos ya tenemos nuestro casco (MagicLeap One) a la venta por más de 2.000 dólares, que es un precio caro y que asusta a muchas empresas, ya que está dirigido a desarrolladores y entusiastas. Todavía no estamos en el momento de democratizar las gafas a gran escala", admite Cathy Hackl.
De hecho, el precio es una de las constantes barreras para la adopción masiva de la computación espacial. Otra es reducir la fricción en el uso de estos dispositivos, "una preocupación constante", como define Hackl, que tiene que ver mucho con la comodidad en el uso de estos cascos durante largos plazos de tiempo. Y, también, con la distribución de contenidos en tiempo real.
"Estamos sellando una alianza con AT&T y otros operadores para incorporar el 5G a la computación espacial. Es un componente muy importante para democratizar su adopción en casos de uso como las reuniones profesionales a través de hologramas. Es una visión muy futurista, pero es posible hoy en día".
Por todo ello, Cathy Hackl anima a las empresas a "invertir en estas tecnologías ahora, empezando a pensar bien en cómo pueden impactar en tu modelo de negocio concreto". Uno de ellos, que ya adelantábamos al comienzo del reportaje, es el que tiene que ver con empoderar al trabajador. "Frente al debate de la inteligencia artificial que quita empleos, la computación espacial puede mejorar las capacidades humanas y generar más trabajos. Hay que tener en cuenta esa visión human-centric de la tecnología", añade.
Hackl es autora de uno de los primeros libros en los que se explican los usos de la realidad virtual en el mundo del marketing y ya está inmersa en su segunda obra, centrada en el tema que acabamos de tratar: las fuerzas de trabajo impulsadas por medio a tecnologías emergentes tales como la IA, la realidad virtual o el big data. Y es que, como sentenció Hackl ante el interesado auditorio madrileño, "el futuro ya está aquí". Ser parte de él es clave.