Desde que hace 15 años Lenovo compró a IBM su negocio de ordenadores personales por 1.750 millones de dólares, aparte de haber puesto en valor su propio logo en la informática para el gran público, el gigante chino ha continuado y consolidado la familia ThinkPad como referencia del portátil corporativo. Es una máquina negra, dura, austera de aspecto y sin otros distintivos que la etiqueta ThinkPad en el exterior y el botón rojo en medio del teclado, que hace de control del ratón. Lleva más de 25 años siendo el favorito de los responsables empresariales de IT por sus características de seguridad y configuración.
Pero Lenovo parece haber detectado que los jóvenes profesionales ("entre 24 y 40 años", señala el jefe de producto en España, Miguel Hernández) no se sienten tan cómodos con ese portátil espartano. Un 60% de ellos lo prefiere con otro estilo, según los datos recabados por la compañía, y que sirva para algo más que trabajar, cuando tienen que salir por ahí por motivos profesionales. Su respuesta es crear una nueva familia a mitad de camino entre el portátil de consumo, "que no cumple requisitos de seguridad", y la severidad del portátil corporativo.
En busca de ese nicho de nuevos profesionales, Lenovo lanza la familia ThinkBook, un híbrido que en su criterio cumple los tres requisitos para encajar entre los dos mundos: tiene diseño con estilo y funcionalidades; ofrece opciones de seguridad y respuesta inmediata, con escáner de huella en el botón de encendido y un chip con algoritmo encriptado para los datos biométricos; y permite ofrecer las garantías profesionales de la gama ThinkPad, incluyendo el estándar de encriptación dTPM y facilidades de reemplazo.
Ha revisado el capítulo de los materiales (que no parezca plasticazo, detalle muy importante para el 41% de los generación Z encuestados y para el 40% de los millennials ) y el aspecto de diseño (también relevante para el 37% y 33%, respectivamente), con formas más estilizadas, pantalla con marcos estrechos, imagen y sonido Dolby, con buenos altavoces de la marca Harman y un trackpad de gran formato.
Con estas características, más baterías que duran entre 10 y 11 horas, según el modelo, y en una hora se recargan un 80% (y prometen dos horas de autonomía con sólo 15 minutos de enchufado), el ThinkBook debería servir para trabajar y para otros usos de ocio después de la jornada laboral.
La tendencia profesional de hace unos años identificada con las siglas BYOD (trae tu propio dispositivo para trabajar), para que cada empleado usase con flexibilidad la máquina que fuera más de su gusto, acabó siendo un dolor de cabeza para los responsables de instalar el software corporativo necesario y, lo que resultó peor, un enorme agujero de seguridad para las redes de la compañía en muchos casos.
Lo que propone Lenovo con su nueva gama (¿TIAY, take it as yours? tómalo como si fuera el tuyo), son por ahora tres opciones con pesos entre 1,4 y 1,5 kilos de peso, de las cuales el mejor dispositivo, el más caro, es precisamente el más pequeño, con componentes de gama más alta. La versión de pantalla de 13 pulgadas, con Dolby Vision y carcasa de aluminio, sale al mercado por 899 euros, con procesadores Intel de octava generación. A final de año prevé incorporar los nuevos procesadores de décima generación.
Hay otras dos versiones, con pantallas estándar de 14 y 15 pulgadas, cuyo precio es a partir de 749 euros. Ninguna de las tres versiones tiene pantalla táctil, aunque Hernández espera una futura versión tipo 'yoga', cuya bisagra se articula hasta 360 grados, que no tendría mucho sentido sin una pantalla que responda directamente a los dedos.
Toda la serie incluye discos de estado sólido y un mínimo de ocho gigabytes de memoria RAM, con opciones de 16 y 32 (en la presentación, en una terraza del piso 21 del renovado Edificio España de Madrid, había una máquina con 24 gigas).