Incorporar piel artificial a las manos de un robot le confiere a la máquina uno de los sentidos humanos más apreciados, el tacto. Dos investigadores de la Universidad Nacional de Singapur (NUS, en sus siglas en inglés), miembros de la Comunidad de Investigación Neuromórfica de Intel, han dado a conocer nuevos hallazgos en el camino de llevar el sentido del tacto a la robótica, para mejorar sus capacidades y funcionalidades.
El sentido del tacto hace que el humano sea capaz de diferenciar entre superficies que difieren entre si por una sola capa de moléculas. En cambio, la mayoría de robots de hoy en día basan sus movimientos únicamente en la visión. Procesan aquello que ven, pero no lo que tocan. Los investigadores de la NUS han incorporado piel artificial a las manos del robot para que sea capaz de tener también el sentido del tacto, con todo lo que ello va a suponer para el avance de la robótica.
Según los investigadores, usando piel artificial el robot es capaz de detectar el tacto más de mil veces más rápido que el sistema nervioso sensorial humano e identificar la forma, textura y dureza de los objetos diez veces más rápido que el parpadeo de un ojo.
Permitir un sentido del tacto similar al de los humanos en la robótica podría mejorar significativamente la funcionalidad actual e, incluso, conducir a nuevos casos de uso. Poseer esta capacidad sensorial, por ejemplo, permitiría a las máquinas humanoides una interacción más estrecha y segura con los humanos, o bien una automatización de las acciones quirúrgicas que requieren mayor precisión.
Además de incorporar a sus manos piel artificial, ofrecer sentido del tacto al robot también requiere de un chip que sea capaz de extraer conclusiones precisas, basadas en los datos sensoriales de la piel en tiempo real. Esto unido al hecho de que sea capaz de operar a un nivel de potencia lo suficientemente eficiente como para ser desplegado directamente dentro del robot, hace a la máquina energéticamente más eficiente.
El equipo de la NUS empezó a explorar el potencial de la tecnología neuromórfica para procesar datos sensoriales de la piel artificial utilizando el chip de investigación neuromórfica Loihi de Intel. En un experimento inicial, los investigadores utilizaron una mano robótica equipada con la piel artificial para leer Braille, pasando los datos táctiles al chip, a través de la nube, para convertir los micro baches que la mano sentía en un significado semántico.
Loihi logró una precisión de más del 92% en la clasificación de las letras de Braille, a la vez que utilizaba 20 veces menos energía que un procesador estándar. “Esta investigación se suma a un creciente conjunto de resultados que muestran que la computación neuromórfica puede proporcionar mejoras significativas en la latencia y el consumo de energía una vez que todo el sistema sea rediseñado en un paradigma adaptado al contexto, que abarque sensores, formatos de datos, algoritmos y arquitectura de hardware”, concluye Mike Davies, director de Intel’s Neuromorphic Computing Lab.