“A la crisis provocada por la pandemia hemos reaccionado tarde y mal. Empresas y gobiernos no estaban preparados, no ha habido previsión y por eso la respuesta ha sido lenta, excepto en aquellas organizaciones que ya estaban altamente digitalizadas”, afirma Rafael Quintana, director regional de Qlik en España y Portugal, durante un encuentro online con periodistas.
El directivo de esta compañía, dedicada al diseño y desarrollo de tecnologías de análisis y gestión de grandes volúmenes de datos, hace alusión al empezar su intervención a la teoría del cisne negro. En ella el economista libanés Nassim Taleb describió, en 2007, aquellos acontecimientos inesperados con consecuencias globales para los que, si se analizan una vez ocurridos, se pueden encontrar indicios sobre lo que sucedería.
Quintana, al igual que Taleb y Bill Gates, mantiene que la pandemia del coronavirus es un claro ejemplo de un ‘cisne negro’. “Más allá de que haya una crisis o no, hay que asumir que estamos en un mundo interconectado en el que cualquier situación provoca un efecto global que requiere acciones inmediatas”. Aunque no se sabe con total certeza lo que va a ocurrir, hace hincapié en la necesidad de estar preparados para lo que pueda venir.
En Qlik prefieren hablar de conversión digital en lugar de transformación digital: “La digitalización ya no es una opción, no es una evolución, sino que requiere de un cambio al que hay que convertirse ya”, afirma Quintana. También prefieren sustituir el término inteligencia artificial por el de inteligencia activa: “Es aquella combina tecnologías y procesos para facilitar la ejecución de acciones en tiempo real”, apunta José Antonio Miguélez Fuertes, director de preventas para España, Italia y Portugal.
Esto significa, por un lado, tener acceso a una infraestructura en la nube y, por otro, disponer de la tecnología que permita integrar un gran volumen de datos, democratizar su acceso y trabajar con ellos. “Es importante no solo disponer de los datos, también incorporarlo a la cultura de la empresa”, defiende Quintana. Y aquí también han acuñado un concepto propio: alfabetización de los datos.
Con él hacen referencia no solo a la formación de los empleados, también a hacerles partícipes de la estrategia de la empresa construida en torno a los datos, como explicaba hace unos días Joe DosSantos, Chief Data Office (CDO) de Qlik, en una entrevista con D+I. “Se trata de acelerar el valor que las empresas pueden obtener a los datos, y no solo de los más habituales, también de los alternativos”, aclara Miguélez.
Como ejemplo pone una reciente investigación de Harvard Medical School (Estados Unidos) que concluye que, tras analizar las búsquedas de internet en Wuhan en diciembre de 2019 y con la información sobre el tráfico en los alrededores de los hospitales de la ciudad china, el virus ya estaba ampliamente extendido en esas fechas. “Lo que pone de manifiesto que cualquier tipo de datos es relevante para la toma de decisiones y de ahí la importancia de mejorar los procesos analíticos en cualquier área de negocio”, recalca el directivo.
Para estar más preparados para el próximo cambio, Qlik ha recopilado diez tendencias en el ámbito de los datos para 2021. Entre ellas figura la preferencia por soluciones SaaS (Software as a Service), autosuficiencia de los usuarios, consumo de datos compartidos y permanentemente actualizados, incremento de la analítica avanzada y captura de datos alternativos. Además de mayor protagonismo de la reingeniería de procesos de negocio, la privacidad de los datos, más colaboración y un cambio generacional de tecnologías.