En el seno de la ciudad flotante e inteligente que aspira a albergar la futura Expo Mundial 2030

Cuando se cuenta que se va a viajar a Corea del Sur para conocer de primera mano cómo se trabaja en la multinacional tecnológica que más smartphones vende en el mundo, no son pocos los que sienten curiosidad por otra de sus áreas de actividad: las ciudades inteligentes.

Este país asiático es casi un campo de pruebas para las smart cities. Hace ya dos décadas que desde el propio gobierno pusieron en marcha uno de sus proyectos más ambiciosos: construir la metrópolis perfecta de la mano de la tecnología y de la digitalización de todo tipo de actividades, con el objetivo de exportar su modelo a cualquier parte del mundo. No faltarían extensas zonas de ocio y culturales, y confortables espacios residenciales. 

La ciudad existe, se llama Songdo. Está en una zona costera a dos horas de Seúl y su proyecto se sigue perfeccionando en otras ciudades inteligentes de la limitada extensión de Corea (sólo algo mayor que la de Castilla y León) y del mundo. El proyecto incluye un sistema de transporte integrado, espacios verdes, edificios energéticamente eficientes y una red de sensores y análisis de datos para optimizar el funcionamiento de la ciudad. 

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Incluso en la propia capital han ido incorporando sistemas que el año pasado le valieron el título de Smart City 2022 en los premios que entrega anualmente el Smart City Expo World Congress (SCEWC).

Sin perder de vista los progresos que se están realizando en distintas metrópolis, ahora los esfuerzos –públicos y privados– de Corea del Sur se centran en un único lugar: Busan. Su destino turístico por excelencia, con grandes rascacielos de más de 400 metros de altura, extensas playas, un puente de siete kilómetros de largo y una gran oferta de ocio y cultura. 

Una ciudad al sureste del país que, además, también aspira a ser la sede a la Expo Mundial 2030. Candidatura que la Oficina Internacional de Exposiciones (BEI, por sus siglas en inglés) decidirá el próximo mes de noviembre y que competirá con Roma (Italia), Abu Dabi (Arabia Saudí) y Odesa (Ucrania). Esta última ya descartada por razones obvias.

A su favor: ya cuentan con gran parte de las infraestructuras y las instalaciones necesarias, y otras ya las están construyendo. “El proyecto sobre el que se sustenta nuestra candidatura se inició en 1996 y está dentro de la estrategia de dinamización de la ciudad”, explica Hwang Hyun-ki, portavoz del comité organizador de la Ciudad Metropolitana de Busan, a un grupo reducido de medios españoles, entre los que se encuentra D+I - EL ESPAÑOL, durante la visita a la parte del complejo ya operativa.

El portavoz del comité organizador de la Ciudad Metropolitana de Busan, Hwang Hyun-ki, durante su encuentro con medios españoles.

“Tecnología para la humanidad”

Busan recibe cada año 30.000 turistas. Esperan que la cifra llegue a los 35.000  durante los seis meses que dure el evento y que generen un impacto económico de cerca de 45.000 millones de euros. Hyun-ki asegura que tras finalizar la Expo Mundial 2030 reconvertirán las instalaciones “para que el lugar evolucione hacia una zona de libre comercio, como Shanghái”. 

Pero eso es adelantarnos al futuro. Ahora mismo, el objetivo es dar forma a un proyecto que cuenta con una inversión pública de 5.700 millones de euros y que incluye la renovación del puerto comercial de Busan, el más importante del país en tráfico de contenedores –manejan el 80%– y por el que pasan el 40% de las exportaciones de Corea del Sur. 

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Entre los planes puestos en marcha para la candidatura –y bajo uno de sus pilares, “Tecnología para la humanidad”–, se está construyendo una ciudad inteligente similar a otra ya operativa en la propia Busan, Eco Delta City, donde llevan tres años midiendo el comportamiento de sus infraestructuras y de las 56 viviendas equipadas con tecnologías de Samsung.  

Estos hogares funcionan como una especie de laboratorio donde los residentes pueden experimentar a su antojo con todo tipo de electrodomésticos smart y utilizar una plataforma digital para gestionar actividades cotidianas, como verificar la entrega de paquetes en el domicilio o controlar el encendido/apagado de luces y persianas; o acceder a información para mejorar su bienestar, como los valores de la calidad del aire. Se trata de comprobar si, tal y como está diseñada la ciudad, es suficiente para vivir. 

Una ciudad flotante e “inteligente”

Siguiendo este modelo, ya se están poniendo los cimientos de la primera ciudad flotante e inteligente del mundo que, como se adelantaba más arriba, forma parte del complejo que acogerá la Expo Mundial 2030 en el caso de que sea Busan la sede elegida. “El prototipo se está construyendo en colaboración con ONU- Hábitat [la agencia de Naciones Unidad que tiene como objetivo promover asentamientos ecológicamente sostenibles] y es este organismo el que se encargará de realizar las investigaciones y estudios pertinentes para verificar su viabilidad”, detalla Hyun-ki.

La artífice de la idea es la empresa tecnológica norteamericana Oceanix, dedicada desde 2018 a la construcción de estructuras flotantes. BIG-Bjarke Ingels Group y Samoo (Samsung Group) son los arquitectos principales.

Recreación de la monitorización de los sistemas de la futura ciudad flotante de Busan. FOTO: OCEANIX/BIG-Bjarke Ingels Group.

La ciudad estaría formada por un conjunto de plataformas hexagonales que pueden albergar a unos 300 residentes. “El plan inicial contempla una población de 10.000 personas y, junto a las viviendas, incluirá supermercados, zonas de ocio, biblioteca y otro tipo de servicios”, explica Hyun-ki a preguntas de D+I - EL ESPAÑOL sobre el tipo de instalaciones con las que contará esta urbe. 

El diseño permitirá vehículos sin conductor y en ella se experimentará con nuevas tecnologías, como la entrega de paquetes con aviones no tripulados. Por sus calles no circularán camiones de basura, en su lugar, un sistema neumático trasportará los residuos al punto de recogida y clasificación para su posterior reciclaje. Y será autosuficiente energéticamente.

Aunque se la denomina “ciudad flotante”, en realidad estaría amarrada al fondo del océano con una tecnología desarrollada en 1976,que actualmente se comercializa con el nombre de Biorock. Un material más resistente que el hormigón, que aumenta su fortaleza con el paso del tiempo y que ya se emplea para que organismos como el coral se desarrollen en lugares donde estos arrecifes están en peligro de extinción. 

El objetivo también es aumentar la superficie de Busan, actualmente la segunda ciudad más grande de Corea del Sur, con cerca de 3,5 millones de habitantes, y demostrar que se pueden ampliar los lugares costeros sin perjuicio para el océano y sin que se vean afectados por el aumento del nivel del mar, según explica el representante que atiende a los medios españoles.

Expo en el metaverso y con inteligencia artificial

La candidatura de Busan a la Expo Mundial2030 se ha centrado en seis áreas clave con las que quieren convertir este evento en una “reunión única”. Tres de ellas están relacionadas directamente con la innovación y los desarrollos tecnológicos: la creación de un metaverso donde personas de todo el mundo puedan “disfrutar y participar de la experiencia”, convertirse en un campo de experimentación para la inteligencia artificial, el IoT o la 6G, y recoger datos y analizarlos para mejorar la organización de futuras Exposiciones.

Recreación del Puerto Norte de Busan, donde se celebraría la Expo Mundial 2030, con la ciudad flotante e inteligente en primer plano. FOTO : OCEANIX/BIG-Bjarke Ingels Group.