La tecnología geoespacial nace en la década de los 60 ante la necesidad de analizar y gestionar grandes volúmenes de datos relacionados con la planificación de los usos del suelo. A finales de esa misma década Jack Dangermond y su esposa, Laura Dangermond, fundan Environmental Systems Research Institute, empresa dedicada al desarrollo de sistemas de información geográfica (GIS, por sus siglas en inglés).
Así nació Esri. Casi desde el comienzo se dieron cuenta del valor que podían tener los GIS en la resolución de problemas de diferente índole, todos ellos en relación con la representación de la información cartográfica. Desde entonces, los avances en el almacenamiento, tratamiento y gestión de los datos han experimentado grandes cambios. Uno de los más evidentes es el desarrollo e implantación de la computación en la nube.
“Hemos pasado de trabajar en silos, de manera individual, a que diferentes organizaciones y departamentos separados físicamente puedan colaborar para compartir información, analizarla y sacar relaciones”, describe la consejera delegada de Esri en España, Ángeles Villaescusa, en entrevista con D+I – EL ESPAÑOL. Una forma de trabajo a la que desde esta empresa se refieren como un “sistema de sistemas”.
Por su parte, la integración de los GIS con el big data o la inteligencia artificial han traído consigo “democratización” de su uso “convirtiéndose en elemento clave de muchas empresas, tanto grandes como pequeñas”, afirma Villaescusa. Quien aporta un dato sobre su compromiso en este proceso: “Dedicamos un 25% de nuestros ingresos a innovar”. “Las diferentes organizaciones pueden analizar todas las variables que influyen en el territorio de un modo completo, disponer de todas las herramientas necesarias para tomar las mejores decisiones, y todo ello utilizando un lenguaje que todo el mundo pueda entender: los mapas”.
La directiva sabe bien de lo que habla. Esta castellano-manchega, licenciada en Ciencias Geológicas, lleva trabajando para esta compañía desde 1991, done ha ocupado diferentes puestos y responsabilidades hasta que en 2011 se convirtió en la máxima responsable en nuestro país.
Villaescusa defiende que los sistemas de información geográfica han de ser una parte “fundamental” dentro de los proyectos de transformación digital de todas las organizaciones, independientemente del sector. “Todo ocurre en algún lugar y lo que hace único a este sistema es la capacidad de abordar un problema con un enfoque 360º y con una perspectiva holística”.
Sobre todo en aquellos retos relacionados con la sostenibilidad, el cambio climático, la protección del medioambiente o las emergencias. “Ya se están utilizando los GIS para minimizar el impacto de los desastres naturales como inundaciones, incendios forestales o terremotos”. Pone como ejemplo los casos de Filomena, en Madrid, o la erupción del volcán de La Palma, en los que, analizando diferentes factores, “fue posible pronosticar su evolución y hacer una mejor gestión de los recursos existentes o ayudar a planificar evacuaciones”.
Cartografía “inteligente”
Como está ocurriendo en otros ámbitos, y que ya se ha convertido en un mantra para todas las organizaciones, la implantación de la inteligencia artificial está abriendo nuevas posibilidades y líneas de trabajo.
Desde Esri la están aplicando en dos vertientes. Por un lado, incorporando herramientas dentro de sus procesos y soluciones para que los usuarios puedan mejorar la experiencia de uso de su tecnología. “Es el caso de asistentes virtuales que permiten la generación de código automático o de productos e información basándose en el lenguaje natural”.
“El 25% de todos nuestros ingresos están dedicados a seguir innovando”
Por otro, ofrecen herramientas que combinan análisis geoespaciales con inteligencia artificial para automatizar tareas, hacer predicciones y obtener información relevante de grandes volúmenes de datos, “lo que se traduce en un ahorro de tiempo y recursos”.
Algo que resulta muy útil en las operaciones logísticas para predecir la demanda de suministro y, en función de ello, mejorar la gestión de flotas; identificar objetos, para detectar incidencias en carreteras, planificar su mantenimiento o la búsqueda de estructuras que se pueden ver afectadas por algún tipo de riesgo; o actualizar automáticamente la cartografía de un territorio. Entre los ejemplos, cita al Área Metropolitana de Barcelona o al Gobierno de Cantabria.
Ordenación urbana, turismo e infraestructuras
No son las únicas entidades públicas con las que esta compañía colabora en nuestro país. Villaescusa enumera algunas de ellas, como el caso del Concello de Vigo, con un gemelo digital en 3D de toda la ciudad en el que se integra información de diversas fuentes que no sólo sirve de base para aplicaciones de gestión urbana, catastro, gestión de inventario, difusión turística. También se utiliza para realizar análisis, predicciones y tomar decisiones informadas como, por ejemplo, simulaciones de sostenibilidad, análisis de riesgos humanos y económicos ante inundaciones, ruido, etc.
“En el sector turístico, trabajamos en la modernización mediante la gestión de datos y la implantación de tecnologías como la inteligencia artificial y los gemelos digitales, con ejemplos como el de la Oficina de Turismo Inteligente de Sevilla”, menciona.
“Todo ocurre en algún lugar, lo que hace único a este sistema es la capacidad de abordar un problema con un enfoque 360º y una perspectiva holística”
Uno de los grandes proyectos de transformación digital que se está produciendo en el ámbito de las infraestructuras, viene de la mano del uso de los modelos BIM junto con el GIS, “permitiendo a todas las empresas que participan en ellos una mayor colaboración y comprensión del impacto en el entorno”.
Es el caso de la autovía A465 en Gales, en el que se integran datos BIM y GIS, imágenes de vuelo de drones, información de otros sistemas como ERP, y se aplican procesos de deep learning para el seguimiento y detección temprana de desvíos durante la ejecución de las obras.
Red global de colaboradores
Esri lleva 54 años colaborando con la comunidad geoespacial. En total, y según la propia compañía, con más de 43.000 Administraciones públicas y agencias nacionales, 33.000 empresas privadas, 12.600 ONG, y tienen presencia en más de 12.000 colegios y universidades, además de superar los 3.000 de socios en todo el mundo.
Con todos ellos, explica Villaescusa, forman una red global que abarca diferentes disciplinas y con experiencia en el sistema ArcGIS (nombre con el que se engloban las soluciones GIS de Esri). “De esta forma, podemos personalizar y ampliar el alcance de la tecnología geoespacial en distintas aplicaciones y organizaciones, y detectar oportunidades”.
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Una colaboración que también llevan a cabo de forma desinteresada desde hace más de 25 años a través de su iniciativa Disaster Response Program (DRP). A través de él, ceden “soporte, tecnología y datos a cualquier organismo que, ante crisis de cualquier tipo y tamaño, lo necesite”, asevera la ejecutiva. Así fue tras la catástrofe provocada por el huracán Katrina o en la reciente crisis sanitaria provocada por el covid-19.
“Desde el inicio de la pandemia nos pusimos a plena disposición de todas las organizaciones y Administraciones públicas para aportar nuestro grano de arena a la complicada situación que como sociedad estábamos atravesando”.
Más datos, más oportunidades
En el ámbito internacional, uno de los proyectos en los que Esri participó fue en el desarrollo del cuadro de mando de la Universidad Johns Hopkins, que se convirtió en un medio para que la gente entendiese la evolución de esta y que, aseguran, recibió más de 11 trillones de visitas.
En España, colaboraron activamente con la Unidad Militar de Emergencias (UME), con áreas de salud pública, para identificar de la capacidad y las necesidades de recursos y mejora de la comunicación en esos momentos críticos, y con el INE para realizar el estudio de movilidad durante el estado de alarma a partir de los datos de telefonía móvil. “Todo ello utilizando la componente geoespacial”, incide la consejera delegada.
Aquí surge un tema controvertido, del que se habló mucho durante la pandemia: el uso de los datos de los ciudadanos. “En este sentido, somos completamente transparentes, y toda la información en materia de privacidad y seguridad, así como el nivel de cumplimiento de todos nuestros productos y servicios, la tenemos accesible de manera pública en la web”, asegura. Además de cumplir con las garantías que ofrece el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea.
“Estamos en un momento en el que los cambios tecnológicos avanzan a un ritmo frenético, los problemas son cada vez más complejos y hay un volumen de información cada vez mayor. Esto supone grandes retos, pero también grandes oportunidades”, concluye.