El canciller alemán Olaf Scholz ha inaugurado un nuevo centro de datos dedicado en exclusiva a la computación cuántica en Ehningen, cerca de Stuttgart. Junto a Darío Gil, director de IBM Research, ambos han abierto las puertas de esta instalación, pionera en Europa tanto por su escala (con una inversión aproximada total de 290 millones de euros desde 2020) como por su accesibilidad más allá de la Academia.
"La computación cuántica puede resolver problemas que hasta ahora eran imposibles, por ejemplo factorizando números, donde los ordenadores tradicionales necesitan días, estos sólo emplean minutos", explicó Olaf Scholz durante su visita al centro, recordando que los orígenes de IBM se deben a inmigrantes alemanes en los EEUU. "La computación cuántica es necesaria para un país industrializado como el nuestro para seguir ganando dinero y creando empleo en el futuro. No es ninguna sorpresa que sea una de las tecnologías clave en nuestra estrategia nacional, queremos ser líderes mundiales en esta área, al igual que en sostenibilidad, la nube o la inteligencia artificial".
A su vez, Darío Gil explicó que "estamos creando una nueva industria y, para ello, necesitamos crear ecosistema. Traer capacidades cuánticas de alto nivel y a la vanguardia de la técnica a Alemania es una muestra de ese compromiso por democratizar esta tecnología y facilitar su acceso".
Esta apuesta busca capitalizar para Alemania y para Europa parte del enorme mercado potencial que se está gestando en torno a la computación cuántica. De acuerdo con un análisis de Research and Markets, estaríamos ante una tarta de 26.450 millones de dólares para 2026. Por el momento, en la nómina de compañías que ya están ejecutando algoritmos en este nuevo centro encontramos a lo más granado del tejido productivo germano, como Bosch, E.ON, T-Systems o Volkswagen.
Desde el punto de vista técnico, el centro de datos cuántico de Ehningen cuenta con dos procesadores IBM Eagle, de 127 cúbits -la unidad básica de medida en este campo- cada uno. A finales de este 2024, según adelantan desde la empresa, se incorporará el más reciente de su cartera, el Heron, lanzado el pasado año y que es capaz de entregar 133 cúbits, con "hasta 16 veces más rendimiento y 25 veces más velocidad" que la generación anterior.
En total, casi 400 cúbits que estarán disponibles para todas las empresas, universidades y centros tecnológicos del mundo a través de un acceso en la nube, común ya en los despliegues de esta índole del Gigante Azul.
Cuando llegue el Heron a estas instalaciones, se tratará del tercero de los equipos dotados de este chip en estar operativo en todo el globo. Recordemos que San Sebastián, que anunció la compra de un computador cuántico a IBM el pasado curso, se quedará con el sistema Eagle de 127 cúbits cuando termine su despliegue en Ikerbasque, previsto para junio de 2025, tras una inversión de 90,8 millones. Eso sí, aclaran desde la compañía, los entes que forman parte de esa iniciativa pueden y están usando ya las capacidades de su 'hermano mayor' alemán sin ningún impedimento.
Así es el Heron que tendrá Alemania
Con un recuento de 133 cúbits, el Quantum Heron es la joya de la corona en la nueva serie de procesadores cuánticos de IBM, logrando tasas de error que son cinco veces menores en comparación con su predecesor, el Quantum Eagle. Esta mejora representa un cambio de juego para los investigadores y la industria, permitiendo la ejecución de circuitos cuánticos más largos y profundos con una precisión sin precedentes.
En el corazón de la arquitectura del Heron residen los acopladores ajustables, que permiten realizar operaciones cuánticas entre cúbits con una fidelidad superior y una mínima interferencia. La capacidad del Heron para manejar más de 5.000 puertas lógicas cuánticas allana el camino para explorar complejidades que antes eran inaccesibles, abriendo puertas a avances significativos en campos tan variados como la química, la física de materiales y la criptografía.
En cuanto a la escalabilidad y el ruido en las computadoras cuánticas, el enfoque modular y el diseño de productos más grandes son cruciales. Aunque el ruido siempre será un factor fundamental, la industria está trabajando para mitigarlo y mejorar la coherencia operativa en sus dispositivos de gran escala, lo que permitirá ejecutar circuitos más grandes y explorar más capacidades.
Alemania y España, dos visiones
Es sorprendente el apoyo sin fisuras del gobierno germano a este centro de datos cuántico. La iniciativa fue impulsada por la entonces canciller Angela Merkel y, hoy, es Olaf Scholz quien corta la cinta para inaugurarlo oficialmente.
En contraste, cuando San Sebastián anunció el mentado acuerdo para hacerse con uno de estos computadores cuánticos se desató una particular batalla institucional entre los gobiernos vascos y español. El Ejecutivo nacional, que impulsa dos computadores cuánticos en Barcelona, criticó el proyecto vasco con IBM al considerarlo contrario "a la línea que apoya Europa".
Se referían entonces a la soberanía tecnológica y el intento de España de construir un computador cuántico con sistemas 100% diseñados y producidos en Europa. Esa fue la razón del desencuentro entre ambas Administraciones, pese a que España sí confía en tecnología extranjera en otros ámbitos punteros, como la supercomputación.
"Nos beneficiamos de la cooperación global. El aislamiento sería un gran error, perjudica nuestro progreso. Compañías extranjeras invirtiendo en centros de datos cuánticos aquí o el intercambio de idiomas nos beneficia a todos", se posicionó Scholz al respecto en el acto de hoy.
¿Qué es la computación cuántica?
Cuando hablamos de computación cuántica, nos referimos a aquellos ordenadores en que se incorporan los distintos estados de los fotones o electrones (las partículas esenciales que se usan en lugar de chips) dentro de un equipo que funcionara con precisión. Dicho de otro modo: estamos ante máquinas que funcionan por superposición (esto es, cuando dos cúbits -la unidad de medida en este nuevo mundo, el equivalente hiperdesarrollado del bit convencional- presentan los dos valores de forma simultánea, multiplicando su capacidad de procesamiento) y entrelazamiento (de modo que dos o más cúbits estén conectados entre sí).