Ester de Nicolás, la española que lidera la IA y la cuántica para transformar la ciencia desde la sede de Microsoft
- Desde el desarrollo de fármacos hasta la sostenibilidad energética, esta ingeniera explora la forma en la que la ciencia se enfrenta a desafíos como el cambio climático o la creación de nuevos materiales.
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Desde muy pequeña, Ester de Nicolás sentía fascinación por la tecnología. Recuerda, sobre todo, el momento en el que recibió una muñeca como regalo de Reyes y, sin pensárselo dos veces, empezó a desmontarla. “Mis padres comprendieron pronto que lo mío no era jugar con muñecas”, relata entre risas recordando la anécdota durante el encuentro que mantiene con DISRUPTORES - EL ESPAÑOL.
Lejos de desmotivarla, su familia le permitió experimentar con los aparatos que había en casa. Cada vez que algún dispositivo se averiaba, Ester recibía un destornillador y carta blanca para explorar. “Mi padre me llevaba al banco solo para que yo viera los ordenadores que llegaban. Me fascinaba comprender cómo funcionaban las cosas”, recuerda.
Esa pasión a una edad tan temprana fue el inicio de una carrera dedicada a la ciencia y la tecnología, que la llevó a estudiar Ingeniería de Telecomunicaciones. A lo largo de su trayectoria profesional, De Nicolás se ha especializado en las tecnologías que, como la inteligencia artificial (IA) o la incipiente computación cuántica, ella misma describe como “el siguiente gran salto de la humanidad”.
Actualmente, dirige el área de Tecnologías y Misiones Estratégicas en IA en Microsoft desde su sede en Redmond (Estados Unidos), ciudad a la que se trasladó en 2018 tras recibir una oferta de esta tecnología a la que se incorporó en 2012, en Madrid.
Hoy tiene una implicación directa en proyectos de investigación científica avanzada en todo el mundo. En colaboración con laboratorios, universidades y empresas, su equipo está abordando “problemas complejos” que van desde la búsqueda de nuevos materiales sostenibles hasta el desarrollo de soluciones farmacéuticas innovadoras.
En el corazón de la innovación
En el campo de la energía, por ejemplo, trabajan con el Laboratorio Nacional de Oak Ridge en Estados Unidos, en la que su equipo ha identificado un nuevo electrolito para baterías que consume un 50% menos de litio, “una innovación con el potencial de reducir la dependencia de este recurso escaso”, apunta. “Publicamos un paper conjunto y ahora estamos trabajando para que otros laboratorios puedan acceder a esta tecnología”, explica.
En colaboración con compañías farmacéuticas, su equipo aplica IA para optimizar los procesos de target identification, es decir, la identificación de proteínas específicas que podrían resolver problemas complejos de salud. “Estas investigaciones exploran cómo reducir los tiempos y costes en la fase inicial de desarrollo de fármacos, acelerando el diseño de tratamientos innovadores”, asegura.
También han realizado investigaciones junto con el gigante farmacéutico Pfizer para utilizar la inteligencia artificial en la simulación de grandes moléculas en biología, “un desafío de enorme complejidad debido a su tamaño en comparación con las moléculas químicas".
Otra área de interés para De Nicolás es la sostenibilidad. Destaca su trabajo con Acciona y una empresa de fabricación de pinturas, con quienes desarrolla fórmulas sostenibles para la industria de recubrimientos, en la que estos productos deben ser líquidos en el bote y secarse rápidamente al aplicarlas. “Es un desafío químico en el que la IA puede ayudarnos a formular pinturas más duraderas y menos contaminantes”, detalla.
"La computación cuántica aún no ha alcanzado lo que llamamos ‘ventaja práctica’"
Además, en Asia, ya están inmersos en el desarrollo de “compuestos capaces de capturar carbono de la atmósfera, lo que podría contribuir a mitigar el cambio climático”. Un esfuerzo que, como cuenta a este medio, incluye alianzas con universidades líderes en biotecnología y bioquímica en Japón y Corea del Sur, “países con una fuerte apuesta por la investigación en tecnologías sostenibles”.
Mientras describe cada uno de estos proyectos, esta ingeniera no para de aludir a la innovación como mantra, siempre que responda a una pregunta básica: “¿Para qué sirve esto?”. Su objetivo es que los avances, ahora en computación cuántica e inteligencia artificial, se traduzcan en soluciones prácticas para la sociedad.
Aunque la inteligencia artificial es una tecnología que tiene aplicación desde hace unos años, no ocurre lo mismo con la cuántica, en la que De Nicolás también contribuye en los primeros pasos que está dando Microsoft. “Es un campo que todavía está en fase experimental, pero que promete transformar radicalmente la forma en que se abordan los problemas científicos”, afirma.
“Actualmente, la computación cuántica aún no ha alcanzado lo que llamamos ‘ventaja práctica’, es decir, la capacidad de resolver problemas complejos de manera más eficiente que con la tradicional”, aclara. Sin embargo, desde la tecnológica ya han logrado importantes avances con la creación de qubits lógicos que, asegura, “representan un paso fundamental hacia la construcción de ordenadores cuánticos más estables y eficientes”.
Cultura de la diversidad y la colaboración
Uno de los pilares del trabajo de Ester de Nicolás desde que entró en Microsoft ha sido la creación de equipos diversos. De hecho, en el suyo, el que dirige en Estados Unidos, hay personas de al menos siete nacionalidades. “Trabajar en un entorno multicultural aporta diferentes perspectivas y enriquece cada proyecto, y es un factor valioso para fomentar la innovación”, afirma.
En su opinión, un equipo que persigue el éxito, “sobre todo cuando, como nosotros, trabaja con tecnologías emergentes”, debe ser capaz de adaptarse a la ambigüedad y no temer a la incertidumbre: “Necesitamos personas curiosas, con la humildad de aprender y de sentirse cómodas enfrentándose a lo desconocido”.
"Trabajar en un entorno multicultural es un factor valioso para fomentar la innovación"
Ella misma anima a su equipo a cuestionarse casi cada paso que dan y a colaborar para “apoyarse en la experiencia colectiva”. Algo que refrenda echando la mirada atrás: “No solo he aprendido del trabajo en sí, sino de la experiencia de colegas de todas partes del mundo que me han enseñado a ver las cosas desde distintos ángulos”, asegura.
Fiel precisamente a esta filosofía, esta ingeniera colabora de manera activa con universidades e instituciones gubernamentales en iniciativas que promueven el acceso a herramientas tecnológicas avanzadas entre las próximas generaciones. En lo referente a la computación cuántica y la inteligencia artificial, considera “esencial que lleguen a las manos de los profesores y estudiantes cuanto antes”, enfatiza.
De Nicolás también subraya la importancia de la representación femenina. Desde su experiencia, reconoce que la falta de referentes en el sector tecnológico sigue siendo un obstáculo, especialmente para las mujeres jóvenes. “A menudo el ‘síndrome del impostor’ nos afecta más a nosotras, que tendemos a autoexcluirnos. Les diría que se atrevan, que necesitamos su perspectiva en la tecnología”, afirma.
Destaca que “una mayor diversidad en el sector no solo es beneficiosa para las mujeres, sino para toda la industria, que se enriquece al incluir distintos puntos de vista y experiencias”.
El inicio de una vocación: de las muñecas al ‘cloud computing’
A lo largo de su trayectoria, Ester de Nicolás se ha especializado en tecnologías como la inteligencia artificial y la computación cuántica. Su recorrido comenzó en el sector de la salud, con unas prácticas en su tierra natal, Las Palmas de Gran Canaria. Así fue como descubrió el impacto que podía tener la tecnología en el ámbito médico.
Sin embargo, su primera gran oportunidad le llegó al incorporarse a HP. Esta ingeniera lideró el proyecto de migración de sistemas de mainframe a infraestructura x86 con Linux. “Nos encontrábamos en una fase de transformación tecnológica, y participar en esa transición fue un reto y un aprendizaje único”, explica.
En HP también participó en el diseño de centros de datos, enfrentándose a problemas como la refrigeración y el consumo energético, cuestiones que ahora están en el centro de los desafíos tecnológicos. “Eran temas que empezaban a cobrar importancia a medida que la informática avanzaba y requería mayor densidad de computación”, asegura.
En 2012, Microsoft llamó a su puerta para liderar la implementación de sus plataformas de cloud computing en el mercado español y europeo, “que en ese momento contaban con tan solo diez usuarios”. De Nicolás se encargó de hacer crecer la infraestructura y de preparar a clientes y distribuidores para “un cambio que ha revolucionado la industria”.
“El reto no solo era técnico, también cultural. Teníamos que transformar la manera en la que nuestros clientes concebían la tecnología”, recuerda. Cuando abandonó el proyecto ya contabilizaban diez millones de usuarios. La multinacional le brindó un entorno en el que podía “explorar, aprender y, lo que es más importante, innovar. Algo que es fundamental para alguien que, como yo, disfruta más construyendo que gestionando”, confiesa,