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Altia podría parecer una más de las empresas tecnológicas que han nacido en nuestro país en los últimos años. Pero no. Esta compañía gallega acaba de celebrar su 30 aniversario. Fundada en 1994, ha demostrado en estas tres décadas que con la visión y la estrategia adecuada se puede pasar de ser una pequeña consultora regional a una multinacional que en 2023 facturó 241 millones de euros

“Altia nació con una idea clara: construir proyectos rentables y reinvertir cada euro en su propio crecimiento”, afirma Constantino Fernández Pico, presidente de la compañía, al comienzo de la entrevista que mantiene con DISRUPTORES - EL ESPAÑOL pocas horas antes de celebrar, con clientes y socios, un cumpleaños tan especial. 

El día es lluvioso y gris en Madrid, pero eso no resta ganas ni ilusión por el encuentro que han preparado en la capital porque, aunque su sede y origen se sitúan en Galicia, en la compañía tenían claro desde el principio que si querían salir y expandir su negocio, debían ir más allá del mercado local. 

“Inicialmente, trabajábamos en Galicia, pero pronto comprendimos que si queríamos crecer debíamos salir de nuestra zona de confort”, comenta. Así, Altia comenzó su expansión hacia territorios como Madrid, Cataluña y el País Vasco, donde la demanda tecnológica era mayor. Fue un salto de fe, pero también una declaración de intenciones: “Queríamos competir con los grandes desde el principio”, explica Fernández. 

Ese fue su primer momento clave. El segundo llegaría cuando salieron a bolsa en 2010, en el entonces Mercado Alternativo Bursátil (MAB), ahora conocido como BME Growt. “Cotizar nos permitió recaudar capital para diversificar nuestra oferta y lanzar nuevas líneas de negocio, como los servicios gestionados y el data center. Pero, más allá de eso, significó reforzar nuestra estructura interna, desde la gobernanza hasta los procesos. Nos convertimos en una empresa más madura y mejor preparada para los retos futuros”.

Expansión internacional y adquisiciones

Con el tiempo, y ya consolidada en España, la internacionalización se convirtió en uno de los pilares estratégicos de la compañía. Hoy, casi el 50% de sus ingresos provienen de fuera de España, como Portugal, Francia y Alemania. “La decisión de salir al exterior fue algo natural. Buscábamos diversificar mercados, pero también llevar nuestras capacidades a territorios donde pudiéramos tener impacto”, comenta.

Fernández Pico subraya que la clave del éxito internacional de Altia ha sido mantener una presencia local en cada mercado, respetando las culturas y necesidades específicas. “No puedes gestionar un mercado como Francia desde España. Necesitas estar allí, conocer la realidad local y construir confianza con tus clientes”, añade.

Altia, en datos

En 2023, Altia alcanzó una facturación récord de 241 millones de euros, un 44,3% más que el año anterior, y un beneficio neto de 15,4 millones de euros, marcando un incremento del 50,7%. Fernández Pico atribuye este éxito a una combinación de factores: “Nuestra apuesta por áreas clave como ciberseguridad, analítica de datos, servicios cloud y plataformas low-code ha sido fundamental”.

El directivo detalla que el crecimiento de Altia se ha basado en un modelo híbrido. Por un lado, de forma “orgánica”, apoyándose en esa expansión territorial y la diversificación de servicios; por otro, de modo “inorgánico”, a través de adquisiciones estratégicas como las de Noesis, Wairbut y Bilbomática, “para tener presencia en sectores clave”. 

“Con Noesis, en Portugal, logramos consolidarnos como un operador ibérico, reforzando nuestra posición este mercado. Pero, además, incorporamos competencias en áreas como el desarrollo low-code y la calidad de software, que luego hemos expandido a todo el grupo y nos ha facilitado la entrada en mercados internacionales”, asevera.

En el caso de Wairbut, les permitió su entrada en el sector público, particularmente en defensa y seguridad. “Esta empresa nos permitió acceder a clientes como la Policía y la Guardia Civil, abriendo nuevas oportunidades en un sector crítico y de alta especialización”, señala.

En cuanto a Bilbomática, Fernández Pico destaca su contribución en sistemas de información geográfica (GIS), junto a su presencia en el País Vasco, Navarra y Cantabria. “Gracias a esta adquisición, ahora tenemos una propuesta líder en GIS dentro del grupo. Además, su fuerte presencia en Madrid y su experiencia en agencias europeas nos han hecho más competitivos en el mercado internacional”, añade. 

Unos movimientos con los que, asegura, no buscan solo sumar resultados financieros. ”No nos limitamos a consolidar resultados económicos. Queremos que las compañías que adquirimos compartan nuestros valores, procesos y visión. Esto garantiza que este tipo de operaciones generen un impacto positivo sostenible”.

Sostenibilidad e innovación: pilares del futuro

La compañía mira al futuro con una clara apuesta por tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial generativa, el desarrollo low-code y la hiperautomatización, que “están revolucionando la forma en la que diseñamos y ejecutamos nuestros proyectos, siempre con la vista puesta en ofrecer soluciones para mejorar la eficiencia y la productividad de nuestros clientes”.

La sostenibilidad también ocupa un lugar preeminente en la estrategia de esta multinacional gallega. “Creemos que la tecnología tiene un papel fundamental en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Estamos desarrollando soluciones que ayuden a nuestros clientes a ser más responsables con el medio ambiente, desde la optimización de procesos hasta el uso eficiente de recursos”, detalla.

La incertidumbre geopolítica y económica no es un impedimento para llevar a cabo todos los planes que tienen sobre la mesa. “La tecnología sigue siendo prioritaria para las empresas, incluso en contextos difíciles. La digitalización ya no es opcional, y nosotros ayudamos a las organizaciones a adaptarse a esta nueva realidad”. 

Para los próximos años, Altia tiene un claro objetivo: “Queremos ser una referencia tecnológica en Europa, con base en España pero con un alcance cada vez mayor. Esto implica tanto fortalecer nuestra presencia en mercados actuales como explorar oportunidades en sectores y territorios donde podamos aportar un valor diferencial. La internacionalización es fundamental para nuestro crecimiento, y estamos preparados para asumir este reto”, concluye.

El talento: el gran reto

Uno de los grandes desafíos de Altia para el futuro es la atracción y retención talento. Una preocupación que es común en compañías de cualquier índole, pero especialmente es las de este tipo de actividad.

“Nuestro sector es intensivo en talento, y la competencia es feroz”, admite el presidente de la consultora. En 2023, la consultora incorporó 253 nuevos empleados, llegando a los 3.570, centrándose en perfiles especializados en ciberseguridad y analítica de datos.