
Logopeda.
La innovadora tecnología que usa vibraciones para ayudar a las personas con tartamudez a hablar con fluidez
Desarrolladas por expertos en logopedia y respaldada por Samsung, Impulse busca complementar la terapia y dar mayor autonomía a quienes se enfrentan a esta dificultad en su día a día.
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La tartamudez afecta a cerca de 70 millones de personas en todo el mundo, más del 1% de la población, y se caracteriza por interrupciones en la fluidez del habla. Esto es, repeticiones, prolongaciones de sonidos o bloqueos que impiden que las palabras salgan con normalidad.
Aunque no existe una cura definitiva, los especialistas llevan décadas desarrollando terapias que ayuden a reducir esos bloqueos y controlar el ritmo al hablar, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas que viven con estas dificultades en la comunicación.
Uno de esos tratamientos es la llamada ‘terapia del ritmo’. “Se trata de una técnica de logopedia que crea un ‘compás subconsciente’ en el cerebro para facilitar la fluidez lingüística”, explica el logopeda e investigador Gonçalo Leal, durante la conversación que mantiene con DISRUPTORES - EL ESPAÑOL
Con esta técnica como referencia, Leal ha contribuido a desarrollar Impulse, una aplicación que utiliza las vibraciones que produce un smartwatch para marcar ese compás. “Queríamos aprovechar las vibraciones para influir en la sincronización del habla. Hasta la fecha, el número de soluciones tecnológicas diseñadas específicamente para la tartamudez ha sido muy limitado”, dice con un atisbo de perplejidad.
“En lugar de escuchar una voz que te guíe o tener que leer una pauta en pantalla, las personas que se someten a este tratamiento sienten un impulso en la muñeca que les marca dónde empezar y acabar cada sílaba”, señala Leal. “Para mucha gente, esa indicación externa reduce esa tensión y el bloqueo cuando no terminan de salir las palabras”.
Recuperando el control
El funcionamiento es muy sencillo y se puede personalizar fácilmente, algo que también es esencial, ya que la tartamudez adopta diferentes formas según la persona. Una vez que el usuario ha descargado la aplicación, debe configurar un cuestionario para adaptar los ejercicios a su perfil y evolución.
El sistema analiza a través del procesamiento del lenguaje natural (NLP) las palabras que introduce o pronuncia y las convierte en vibraciones rítmicas. Esas señales generan un patrón sensorial que actúa a modo de metrónomo. “La integración sensorial háptica es muy poderosa en el cerebro; es una señal clara y directa que ayuda a eliminar o reducir la desconexión neuronal que caracteriza la tartamudez”, añade Leal.
El usuario tiene a su disposición distintas opciones para trabajar la fluidez: practicar sílabas concretas, frases completas o incluso textos propios, con niveles que aumentan gradualmente la dificultad.
“Más de 50 personas que han probado el prototipo inicial y muchas sienten que recuperan el control de su ritmo al hablar”, asegura Leal. El proyecto, impulsado por Samsung, cuenta con el respaldo de la Asociación de Logopedas de España y la Sociedade Portuguesa de Terapia da Fala.

Impulse-
La aplicación también integra una vertiente de “autoanálisis”. El teléfono móvil registra el discurso y, en el futuro, la IA podrá comparar el sonido real de la voz con el ritmo ideal sugerido por el reloj. “Si conseguimos que se implementen alertas tempranas ante posibles bloqueos o tensiones, la diferencia en términos de tiempo, de fluidez y de comodidad al hablar será notable”, afirma Leal.
Cada persona que tartamudea afronta sus dificultades de un modo distinto, y lo que para unos es un alivio rápido, para otros es un proceso de asimilación progresiva. “Nuestra experiencia en clínica nos dice que la mayor parte de los pacientes perciben una mejora, pero que necesitan acompañamiento y ejercicios concretos. Por eso, insistimos en que Impulse sea supervisado por un profesional", puntualiza el especialista.
Tratamientos personalizados
Al igual que otras iniciativas que utilizan algoritmos para mejorar la atención médica, esta aplicación se suma a la búsqueda de soluciones que mejoren y personalizan los tratamientos existentes. “No reemplaza al logopeda, lo complementa. Facilita la práctica en situaciones reales, cuando no se está en consulta”, matiza el director clínico.
Leal insiste en que la tartamudez no se reduce simplemente a la repetición de fonemas. “Es una dificultad que puede conllevar tensión muscular, ansiedad y frustración; no es solo no encontrar la palabra, es sentirte atascado en medio de una frase y no poder avanzar”, detalla.
La aplicación, que ya está disponible para descargar de forma gratuita en la Play Store de España (a partir de Android 10), seguirá incorporando funcionalidades poco a poco. Entre ellas, se espera un sistema de aprendizaje automático que registre los avances de cada persona y vaya adaptando el patrón de vibraciones a medida que mejore su fluidez.
Del mismo modo, se plantean ensayos clínicos con personas que no reciban terapia logopédica para analizar cómo podría ser su progreso solo con la ayuda de la aplicación y el reloj. En paralelo, el equipo de Leal desarrolla otras investigaciones relacionadas con la tartamudez y la inteligencia artificial.
Comprender mejor el cerebro
El logopeda confía en que en la tartamudez la monitorización constante podría permitir saber qué factores disparan los bloqueos y qué técnicas funcionan mejor en cada persona. "Nuestro objetivo es comprender aún mejor cómo el cerebro procesa el habla y de qué forma podemos asistir esa función con dispositivos portátiles. Los datos objetivos nos permiten individualizar los tratamientos y tomar mejores decisiones clínicas”, explica.
“Imaginemos que en unos años cualquier logopeda pueda recomendar: ‘Descarga esta app, configura la vibración y úsala cuando hables en público o en situaciones que te generan ansiedad’. Para muchos, podría suponer un gran salto para mejorar su autonomía y reducir la tensión asociada al habla”, reflexiona Leal.
No es una idea descabellada, considerando la rápida evolución de la IA y la creciente presencia de wearables en todos los ámbitos de la salud.
De momento, Impulse está sirviendo como primer paso para normalizar y visibilizar una condición que suele permanecer en un segundo plano mediático. “La gente con tartamudez a menudo siente que el mundo no se ha acordado de ellos; ver cómo la tecnología se pone a su servicio es un cambio notable”, concluye Leal.