El español que más alto ha llegado en toda la historia ahora es ministro de Ciencia. Pedro Duque es el primer astronauta español. Michel López Alegría salió al espacio antes que él, pero como estadounidense, formado en USA y entonces ni siquiera hablaba español.

Con el fragor del ruido político, hoy todo el mundo se hace lenguas del Gobierno que está montando Pedro Sánchez, como si a partir de ahora todo fuera borrón y cuenta nueva con toda una legislatura de cuatro años por delante.

A Duque le va a tocar sufrir la realidad: el PSOE tiene que gobernar con los presupuestos del PP, a menos que éste los reforme en el Senado de manera que sean devueltos al Congreso para otra revisión, no sean aprobados y finalmente decaigan y nos lleven a elecciones generales.

Administrará un presupuesto del PP, ¿con qué competencias? ¿tendrá parte en redefinir la innovación en la economía? ¡Que no lo quemen en salvas!

En el caso de Duque, le toca inventarse un ministerio de lo que antes era una secretaría general, lidiar con un presupuesto muy encorsetado y ya veremos con qué competencias: ¿será suya, por ejemplo, la digitalización o se la quedará Economía? ¿Le otorgarán algún papel en la necesaria tarea de redefinir la política de innovación, para reconstruir las estructuras sociales y económicas de España?

Duque es hombre de ciencias (ingeniero aeronáutico), empresario (fundó la empresa de satélites Deimos, no se limitó a trabajar ahí), es aventurero (¡ha ido al espacio dos veces!) y está acostumbrado a dirigir equipos (en la Agencia Espacial Europea). Y tiene un indiscutible prestigio como chico de barrio, hombre hecho a sí mismo. ¡Hasta tiene un monumento frente al que fue su colegio!

Pese a toda la euforia del momento, la acción de Gobierno en este periodo tiene más que ver con el marketing político de un partido caído a los infiernos, que necesitaba dar un impulso a su imagen para las siguientes elecciones. El efecto con Duque y otros ministros recién nombrados es incuestionable. La cuestión es por cuánto tiempo tendrán que mantener el tipo.

¿Habrá elecciones en un año? ¿Intentará Sánchez sacar unos presupuestos propios el año que viene, con su magra minoría parlamentaria, para tratar de dar algún último golpe de efecto en los estertores de la legislatura, apurándola hasta 2020?

Sólo cabe desear que al Pedro Duque que muchos admiramos no lo quemen en salvas.