Nuestras grandes compañías son la gran esperanza para que el ecosistema de innovación español sea competitivo.

Nuestras grandes compañías son la gran esperanza para que el ecosistema de innovación español sea competitivo.

La tribuna

Solo medio puente aéreo con Silicon Valley

29 julio, 2018 07:00

Solía decir el CIO de una importante compañía cotizada que el mejor indicador de que España se encuentra a la cola en materia de innovación es la falta de vuelo directo todo el año entre Madrid o Barcelona y San Francisco (EEUU). No había puente aéreo con Silicon Valley, el lugar donde se producen muchas ideas clave capaces de revolucionar sectores enteros. En abril, Iberia comenzó a programar tres vuelos semanales, pero la alegría sólo durará hasta septiembre. A partir de entonces, vuelven las escalas en Chicago. Medio puente aéreo, pues, y turístico mayormente. Los directivos de nuestras principales empresas achacan esta carencia a la falta de tensión del Gobierno. Debería ofrecerse a garantizar la viabilidad económica para las aerolíneas, dicen. Suena a clásica derivación de responsabilidades, aunque hay mucho de cierto en la indolencia de la Administración.

Hay otro indicador más relevante aún que la falta de vuelo directo a San Francisco, y es el de las patentes. Telefónica registra 26 al año en Europa y Repsol, 24. ¡Y son las primeras de nuestro país! En un viaje a Londres se lo comenté al CEO de la segunda de ellas, Josu Jon Imaz, después de escuchar a las 10 petroleras integrantes de la Oil and Gas Climate Initiative (OGCI) asegurar que iban a cambiar el modelo energético para cumplir con los objetivos de sostenibilidad de París. Sólo una de esas 10 petroleras está entre las 100 compañías que más patentan en Europa, y sólo dos entre las 300 primeras en patentes registradas en EEUU.  ¿Cambiar el mundo comprando ideas y tecnología?

En su vídeo de presentación de los resultados semestrales, colgado esta semana en las redes, el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, la describe como una «compañía de plataformas» y reivindica su papel de «distribuidores de tecnología, propia o de terceros». Propietaria de la mayor red de fibra del continente, sí, con «tecnología propia o de terceros».

Por no hablar de la inquietud que está generando el vuelo rasante de Apple sobre el sistema financiero español. La banca se ve forzada a incorporar su plataforma de pago móvil si no quiere quedarse fuera, a costa de perder dinero y con la inquietud de qué puede significar esto a medio plazo. 

Las empresas tecnológicas globales llevan tiempo advirtiendo al Ibex35 de que el lobo se acerca, pero los equipos directivos muestran una enorme resistencia a transformar su cultura corporativa. Los signos con los que cierra el primer semestre indican que el tiempo se acorta. Y son nuestras grandes compañías la gran esperanza para que el ecosistema de innovación español sea competitivo. Su reacción es clave.

EUGENIO MALLOL es director de INNOVADORES

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