Cuando hablamos del internet de las cosas, de ese mundo hiperconectado que está comenzando a construirse, solemos detenernos en las grandes cifras de mercado. Desde los 26.000 objetos conectados de Gartner a medio plazo a los 50.000 millones que anunció en un principio Cisco, pasando por los 30.000 millones esperados por ABI Research. Pero detrás de los números y las estadísticas hay ejemplos muy concretos que nos permiten vislumbrar las utilidades cotidianas de este nuevo paradigma tecnológico.

Veremos casos de uso en cosas tan tradicionales y tan nuestras como la mismísima Semana Santa. Para muestra, un botón: por segundo año consecutivo, el Ayuntamiento de Sevilla y Bosch han puesto en marcha un particular proyecto durante la pasada Semana Santa. Una iniciativa de smart city que se centra en la utilización de la analítica de video de las cámaras de la ciudad como sensores inteligentes, proporcionando información en tiempo real sobre la afluencia de personas, multitudes, medición virtual de aforos y detección de objetos en movimiento, así como de vehículos pesados en zonas peatonales. Y, además, como novedad para esta época de festividades, la firma germana ha añadido también la detección de sonidos, específicamente volúmenes de ruido, que pueden indicar la posibilidad de una situación crítica de pánico.

E incluso, por seguir con el concepto de internet de las cosas llevado al más amplio espectro, los impulsores de la idea han usado los sensores de aparcamiento que se han instalado en el centro de la ciudad para identificar vehículos estacionados que pudieran bloquear salidas de emergencia o zonas de evacuación.

¿Comienzan a ponerle cara al internet de las cosas? Pues esto solo es un ejemplo más de un sinfín de utilidades que hoy únicamente podemos comenzar a aventurar. Tan solo imaginen lo que pasará en un futuro no tan lejano, cuando haya  más de 25.000 millones de conexiones de IoT, según un último estudio de la GSMA. Desde la industria conectada hasta la salud, pasando por un sinfín de terrenos más, como éste de la seguridad ciudadana hasta muchos otros referentes al tráfico o la gestión urbana. El futuro hiperconectado tiene ramificaciones en todos los aspectos de nuestra vida. Tiempo al tiempo.