Una cosa son brindis al sol del estilo de "apoyaremos la atracción de talento internacional" o "promoveremos la adquisición de habilidades tecnológicas como vía hacia la empleabilidad", y otra cosa es incluir en el programa de acción del partido con más opciones de ocupar la presidencia del Gobierno, cuando quiera que eso vaya a suceder, la siguiente afirmación: "Crearemos una entidad pública de financiación de la innovación, el emprendimiento, la transformación digital y la transición ecológica, que integre en un mismo grupo los programas y entidades públicas de crédito existentes (ICO, CDTI, ENISA, etc.)". Eso es un brindis de cicuta. ¿Qué ha querido decir exactamente el PSOE?

De aquellos polvos estos lodos. El problema radical subyacente es la falta de una cultura pública de apoyo a la innovación, el escaso criterio para distinguir lo esencial de lo accesorio. No tanto entre el personal técnico, sino entre las cúpulas ministeriales. Hoy asistimos a uno de esos movimientos pendulares a los que acostumbra nuestra clase política.

Cuando la crisis exacerbó la prudencia de las entidades financieras a la hora de conceder préstamos a las empresas, a principios de la actual década, aparecieron entes públicos estatales y autonómicos al rescate de todas las buenas ideas. Sin freno, con entusiasmo, desprovistos en muchos casos de una prudencia elemental, con un criterio respecto de lo que es innovación inversamente proporcional a su ambición movilizadora de emprendedores. El resultado ha sido una morosidad disparada, la quiebra sonora de muchas sociedades públicas (ay, las SGR) y hasta la admisión a trámite de demandas por vía penal.

Pero en su lógica pendular, los responsables públicos superan ahora en rigor a la propia banca: los préstamos del Ministerio de Industra para la reindustrialización y competitividad de las pymes exigen un aval del 41% a las empresas que reciben una nota excelente y del ¡70%! a las que superan la criba con calificación satisfactoria. Hay institutos de financiación autonómicos que piden un aval del 100%, hasta el punto de que algunos bancos dejan de trabajar con ellos porque descartan proyectos que su propia área de riesgos está dispuesta a aceptar.

Y en estas llega la noticia de que el PSOE quiere integrar a CDTI, Enisa e ICO, una iniciativa que podría contribuir a someter la política de apoyo a la innovación a criterios de análisis de riesgo estrictamente financieros, es decir, a anularla.

El CDTI es el único que ha mantenido una cierta disciplina de valoración técnica durante décadas. Enisa también se ha esforzado, pero ha acabado reduciendo sus préstamos a pymes, y el balance del ICO es un poema. Lo cual que el problema no es de disponibilidad de dinero, ¡si hay mucho dinero que simplemente no se gasta! El problema es de cultura.

EUGENIO MALLOL es director de INNOVADORES