Que el sector del automóvil está atravesando un periodo de cambio rápido es un hecho tan aceptado por todo el sector y tan frecuentemente tratado que se ha convertido en una obviedad. Lo que no se debate tan a menudo es el impacto que estos cambios tendrán en el sector del transporte y en los métodos de trabajo que utilizan las flotas de vehículos.
¿Qué futuro le deparará al mantenimiento de flotas y equipamientos de vehículos pesados? ¿Y qué implicaciones tendrá para las empresas y sus equipos de mantenimiento los lubricantes que usan actualmente y los planes de mantenimiento que aplican?
Sabemos los ingredientes, pero no la receta
Muchos de los factores que más influirán en la evolución del sector del transporte y de los aceites de motor para vehículos pesados a lo largo de los próximos 20 años están claramente a la vista de todo el mundo. Entre ellos se encuentran la transición energética, el cambio a los vehículos eléctricos, la adopción de tecnologías emergentes como el internet de las cosas (IoT) y los análisis predictivos, y la necesidad de reducir drásticamente las emisiones de efecto invernadero.
Lo que no está claro, sin embargo, es la ponderación final que tendrá cada uno de estos factores. Tomemos como ejemplo el cambio a los vehículos eléctricos. Si todas las demás variables permanecen constantes, el paso al vehículo eléctrico supondrá un desafío para la industria, que tendrá que reflexionar sobre nuevas innovaciones en el campo de las tecnologías de los lubricantes.
No obstante, si el paso al vehículo eléctrico es más paulatino e implica también un mix de híbridos de batería/gasóleo, el impacto en las tecnologías de los lubricantes podría ser diferente. Lo único que sabemos con certeza es que habrá cambios y que las empresas de transporte tendrán que aprender a trabajar con toda una gama de nuevos sistemas de propulsión, así como con tecnologías emergentes.
El imperativo verde impulsará el cambio
Las emisiones directas provocadas por el transporte y relacionadas con la energía representan alrededor de un 20 % de las emisiones globales de CO2. Según el Avance del Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de 2018 que publicó el Ministerio de Transición Ecológica, en España el transporte es el sector con mayor peso en las emisiones GEI con un 27% del total. Con estos datos, los estados afrontan el reto medioambiental de una manera cada vez más seria y aprueban leyes que fomentan la transición hacia nuevas tecnologías con menos emisiones.
Entre estas ocupa un lugar destacado la última generación de motores diésel, en combinación con combustibles de bajo contenido en azufre y aceites de motor de baja viscosidad. Cuanto menor es la viscosidad del aceite, menos energía se gasta en fricción. Ello supone una mayor eficiencia energética que no solo ayuda a reducir los costes, sino también las emisiones de efecto invernadero, lo que resulta vital.
Además de mejorar la eficiencia de los vehículos diésel, a medida que pase el tiempo las flotas de vehículos pesados se irán diversificando con el objetivo de usar todo un abanico de opciones de propulsión variadas y más verdes. En primer lugar, lo más probable es que estas incluyan el gas natural y los biocombustibles para los vehículos de largo recorrido y la electrificación para tramos más cortos.
En el futuro, la parte de la flota destinada a largas distancias también podrá electrificarse. O bien podremos también optar por usar combustibles alternativos sostenibles, como biocombustibles de segunda generación, combustibles sintéticos o hidrógeno, para mejorar la sostenibilidad de ese sector del transporte.
Con independencia de cuál sea el mix final de tecnologías de propulsión, es innegable que las habilidades y la técnica necesarias para llevar a cabo el mantenimiento de la flota cambiarán radicalmente. Las empresas de transporte tendrán que conocer bien los nuevos vehículos y sus nuevas demandas de lubricación.
Tecnologías emergentes
Además de los nuevos sistemas de propulsión, las tecnologías emergentes como el análisis de datos, el internet de las cosas (IoT) y la telemática, también alterarán nuestra manera de llevar a cabo el mantenimiento de los vehículos y de conservar las flotas en circulación.
En el pasado, el mantenimiento se efectuaba conforme a unos planes que se basaban en el tiempo medio entre fallos. Los vehículos se retiraban de la circulación mientras se procedía a verificar todos sus subsistemas y se hacían las reparaciones necesarias.
Con la instalación de sensores conectados en todos los componentes principales del vehículo, fijar el mantenimiento en base a un promedio deja de ser necesario. Los sistemas de gestión de flotas podrán monitorizar de forma continua todos los componentes y avisar a los ingenieros cuando uno concreto requiera atención. Recopilar datos ininterrumpidamente también nos permite adaptar los trabajos de mantenimiento a las necesidades exactas a las que está expuesto cada componente individual en el entorno en el que se encuentra.
Para encontrar el lubricante más adecuado para cada sistema de propulsión, para cada entorno de funcionamiento y para cada caso individual será necesario disponer de toda una serie de habilidades (el análisis de datos será una de las principales) que las empresas de transporte tendrán que empezar a desarrollar desde hoy mismo.
Es difícil predecir el mix exacto de tecnologías de propulsión y, por tanto, los tipos de lubricantes que necesitaremos en 2040, pero lo que es cierto es que las flotas de vehículos de dentro de 20 años no serán nada parecidas a las actuales. La necesidad de conseguir mayores eficiencias y reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero impulsará la adopción de nuevas tecnologías, lo que a su vez exigirá nuevas maneras de trabajar, nuevas técnicas de lubricación y nuevas habilidades.
Sharbel Luzuriaga, Project Manager en Kline Energy Market Research
Este artículo fue escrito a raíz de la participación como ponente en el evento «Shell Rimula Ultimate Stopover» celebrado en Barcelona en septiembre de 2019 donde, junto con expertos de Shell, se analizaron los cambios que afectan actualmente al sector del transporte y cuáles son sus posibles escenarios en el futuro. Durante este evento de Shell, Sharbel presentó una ponencia sobre las «Fuerzas emergentes que transforman la industria de los vehículos comerciales».