El 23 de octubre de 2010, Chris Redlitz, visita la Prisión de San Quintín y convence a su mujer para poner en marcha un programa dirigido enseñar código a la población reclusa. Lo llama The Last Mile (la última milla). Cuatro años después Mark Zuckerberg se suma al proyecto, que no ha abandonado, a través de la Chan Zuckerberg Initiative, y hoy cuenta con aliados de la talla de Google.
Muchas personas están aprendiendo a programar, en ocasiones aplicaciones de software complicadas, sin haber tenido experiencia previa en internet. Es una iniciativa de éxito en un país, Estados Unidos, que se ha propuesto enseñar a la gente a hacer el mismo trabajo con nuevas tecnologías. Tomad nota.
Mientras el desánimo se apodera a menudo de nuestra economía, en línea con el clima anubarrado de toda Europa, allí se habla de un "florecimiento del trabajo de cuello azul". ¿Por qué? En muchos de sus estados la profesión más numerosa es la de conductor de camión, una de las más cuestionadas por la revolución tecnológica del transporte. Pero la innovación es un productor neto de empleo si se contempla como una oportunidad. El país que se opone a ella fracasa en el largo plazo y se perjudica en el corto y medio. Para EEUU el principal problema no es el empleo que se va a destruir, sino la escasez de trabajadores con las habilidades (skills) necesarias.
Unas 400 compañías relevantes han lanzado, por eso, el programa Pledge to America’s Workers a través del cual presentan un currículum a universidades y escuelas de negocio y técnicas y se comprometen a contratar automáticamente a los estudiantes que lo completen.
Con esa visión transversal, que contrasta con el Gobierno de silos que ha diseñado Pedro Sánchez en España, se ha creado también el National Council for American Workers, que formulará la Estrategia Nacional por el Empleo. Allí se sientan responsables del área de infancia de la Health and Human Services, con otros del Departamento de Educación, de la National Science Foundation y del Departamento de Trabajo.
Gobierno y empresas promueven nuevos itinerarios para aprendices, con 300 millones de dólares para formar en ciberseguridad, por ejemplo, y se impone la idea de que ir a la universidad ya no es el único camino correcto, porque el trabajo del futuro se define por skills y no por títulos. De hecho, el 40% de americanos con carrera trabaja en puestos que no requieren estudios universitarios y se han detectado 500.000 empleos vacantes en la industria porque no existe una carrera adecuada a ellos. Habrá que reciclarse muchas veces en nuestra vida laboral y eso no puede significar una vuelta a la Universidad cada vez.
Todo esto que habéis leído es una síntesis de la intervención de Ivanka Trump en el CES. Pero si la hubiera citado al principio, quizás muchos habrían dejado de leer. Mentes abiertas, siempre.
Eugenio Mallol es director de INNOVADORES