Parón, letargo, hibernación. Inactividad, inercia y sopor. Son sensaciones que todos compartimos en estos momentos de encierro obligatorio por la crisis sanitaria, no sólo las personas físicas sino también los entes empresariales como tal. De hecho, y centrando las miras en el sector tecnológico, los anuncios y lanzamientos de relevancia se cuentan con los dedos de una mano, apenas hay grandes aspavientos de los grandes líderes y el perfil bajo es el que domina la mayor parte de las estrategias tanto a escala nacional como internacional. Poco movimiento, marcado por la preocupación prioritaria por garantizar la continuidad de negocio y no por abrir nuevos frentes en los que destinar recursos que pueden ser necesarios para fortalecerse en un entorno hostil.
Curiosamente, hay una clase de comunicaciones públicas que no sólo no han cesado durante esta hibernación masiva, sino que se han incrementado notoriamente. Son los grandes contratos y casos de éxito de los proveedores de primer nivel; argumentos de autoridad o golpe sobre la mesa que, a su vez, sirven de llamada de atención a potenciales clientes poniendo un espejo sobre algunos de sus ejemplos más destacados.
Sin ir más lejos, en las últimas semanas Oracle ha sacado pecho de un contrato con la empresa de moda de esta cuarentena, Zoom. La aplicación de videoconferencias gestiona sobre la infraestructura cloud de Larry Ellison más de siete petabytes cada día, equivalente aproximadamente a 93 años de vídeo en alta definición. Microsoft no se ha quedado corta, con un gran anuncio global: Coca Cola ha unido su destino durante cinco años a la nube del antiguo Office 365, Azure y Dynamics. Y otro más local: Cosentino, el fabricante de superficies español que va a dotar a sus 5.000 empleados en 40 países de herramientas como Teams, Sharepoint, o la propia Power BI. Por su parte, Red Hat (ahora parte del coloso IBM) se ha excusado en su foro anual -virtual en esta ocasión- para presumir de sus trabajos junto a Ford, Credit Suisse y Verizon.
Estos son solo algunos ejemplos de esta dinámica en que se han instalado los grandes ‘players’ de la industria TIC: a la espera de tiempos mejores para hacer sus grandes anuncios, aprovechan el confinamiento para sacar a relucir sus medallas. Como el soldado que, una vez superada una guerra y antes de combatir en la siguiente, rememora batallitas y recupera esa moral que le hace volver con más fuerza. Esta construcción de un imaginario colectivo que nos recuerde que, pese a la imposición de una "nueva normalidad", no podemos olvidar los pilares sobre los que hemos construido gran parte de lo que hoy disfrutamos y de lo que, en definitiva, nos define.