Tras la preceptiva toma de temperatura, accedo al espectacular complejo arquitectónico creado por José María Tomás para el fabricante de muebles y Premio Nacional de Diseño Actiu en el municipio alicantino de Castalla.

Maravillosa y monumental escalera de caracol en el interior de un edificio autosuficiente desde el punto de vista energético.

Tengo la suerte de cruzarme con el fundador, un innovador llamado Vicente Berbegal, de 72 años, que ha pensado desde los 20 con la mirada puesta en el uso cotidiano de la tecnología: fue el primero en diseñar un mueble para ubicar el televisor, cuando los hogares comenzaron a dar entrada a las pantallas en el salón de casa, y dio antes que nadie un acomodo diferenciado al ordenador personal en el espacio de trabajo, tanto en la oficina como en el despacho familiar.

Me muestran en Actiu los primeros detalles y prototipos de su proyecto Gaia, una interesante incursión de una industria del mueble en el internet de las cosas. La idea consiste en incorporar sensores a mesas, sillas, armarios,  estanterías, para monitorizar parámetros ambientales como la humedad, la temperatura, la presencia de partículas contaminantes...

Los datos, según planea la empresa de Castalla, se subirán a un data center ubicado en un municipio cercano y un partner tecnológico los procesará, los pondrá en relación con otros y los convertirá, finalmente, en conocimiento. El objetivo es que el cliente disponga de información en tiempo real de la situación de su oficina y pueda tomar decisiones a partir de un informe más amplio que recibirá periódicamente.

Todo un desafío. Habrá que seguir de cerca este proyecto porque no está excento de incógnitas: dónde está el valor a ofrecer, qué necesidades satisface, cómo dotarse de masa crítica para generar el contexto, cómo competir con soluciones de grandes players que parten de la domótica, cómo generar con los muebles información más valiosa que la que pueda proceder de los móviles, por ejemplo, cómo salvaguardar la privacidad de los empleados... Pero sólo los que se atreven y dan el paso adelante son capaces de resolver esas cuestiones.

En la mente de los innovadores de Actiu, y es aquí donde damos el salto de la anécdota a la categoría, está el cambio de paradigma que se está produciendo en la relación procesos-personas-espacios. Aseguran que los espacios son palancas para que sucedan las cosas, son "el escenario del teatro", y que así se lo están explicando a las tecnológicas y a las empresas de consultoría que ejecutan proyectos agile. Dicen que son ellos los nuevos prescriptores, y no ya únicamente los arquitectos y los interioristas.

El mueble adopta un nuevo rol. Además de ser sostenible, tiene que contribuir a que el cliente también lo sea, es un caso. Están convencidos en Actiu de que el facility manager, ese perfil profesional hacia el que se han dirigido todas las miradas durante esta crisis de la Covid-19, acabará entrando en el comité de dirección de las empresas.

De la forma en la que concibamos la oficina dependerán aspectos como la eficiencia energética, la productividad, el bienestar de los empleados, la seguridad... y la innovación: dónde está el lugar para cocrear, para inventir, para debatir en tu empresa. Como consecuencia, la retención del talento también estará vinculada a la forma de tu oficina. De modo que sí, las tech se van a volver interioristas.

Eugenio Mallol es director de INNOVADORES