Durante años hemos visto que los avances en cada compañía debían ser aprobados por todos los estamentos de la misma, bueno como diríamos vulgarmente si el Sursum Corda daba su beneplácito, podríamos comenzar… y así con todo, incluso con la tan enriquecedora digitalización.
Dentro del mundo de gestión de servicios, y más en compañías con mano de obra intensiva, tenemos que adaptarnos a las necesidades de los clientes, cuándo y cómo el cliente tenga a bien, pedir al cliente organización y solicitudes a tiempo es, en muchas ocasiones misión imposible, este tipo de clientes dependen también de una demanda que fluctúa de una forma notable y que hace que cualquier previsión se convierta al día siguiente en ciencia ficción.
Los departamentos de selección tienen convivir con ello, sin una planificación clara, pero siempre contando con perfiles dispuestos a comenzar a trabajar con ese cliente. Y todos, todos, hemos tenido problemas de selección, y quien diga que no, está simplemente preservando una gestión que en algún momento hará que, como hemos hecho los demás, corra detrás de los candidatos.
¿Cómo conseguimos adapta los perfiles que tenemos al mercado laboral? ¿Y mantener a nuestros clientes con un mercado laboral como el que tenemos? No disponemos de los perfiles que el mercado solicita, y sin embargo hay un gran número de demandantes de empleo.
En nuestro caso, para un servicio técnico, encontramos la fórmula para conseguir más candidatos, veníamos de mercado reducido, en pequeña capital de provincia y con la necesidad de conocer específicamente la materia objeto del servicio.
Habíamos visitado todos los centros de formación que tenían programas que se pudieran adaptar y no podían darnos más candidatos, ya estaban trabajando con nosotros todos los estudiantes que terminaban. Estudiantes de la tan denostada Formación Profesional y por la que hay que apostar para poder nutrir el mercado, dicho sea de paso, pero quizás esto de para otro artículo y de profesores y profesionales doctos en la materia.
En el proceso de selección de nuestro cliente, teníamos que realizar un test específico de conocimientos, así que lo primero que hicimos fue desmenuzar este test y definir los conocimientos más básicos, así teníamos una foto del candidato, ya sabíamos hasta donde podía llegar con esa formación. Esto era básico, la valoración de las respuestas que nos daban los candidatos, conjuntamente Operaciones y Recursos Humanos, llevaban a conseguir los perfiles que podían ser formados.
Importante esa colaboración y para alguna empresa también estaré danto ideas de innovación, Selección tiene que salir de su despacho y Operaciones tiene que querer trabajar con ellos, y así podemos conseguir validar un proceso como este, con departamentos estancos no lo hacemos. Carencia que en ocasiones hace que no se consoliden los proyectos.
Seguía el proceso, que no era fácil, la formación que se necesitaba previa duraba semanas, y la inmediatez de estos puestos hacía que esos “precandidatos” no quisieran esperar, querían un trabajo remunerado lo antes posible, así que había que darle una vuelta a un bono que llegaría toda vez consiguieran ponerse a trabajar en el servicio. Adicionalmente nos pusimos a trabajar en la obtención de una certificación que un colegio profesional estuvo dispuesto a otorgar, y que podría ser el inicio de un proceso de formación que no sólo tuviera valor dentro de nuestra compañía, sino también para su futuro profesional.
Un número suficiente de candidatos fue contratado en el primer proceso de este tipo, y así se ha continuado, si bien el escenario se ha revolucionado con el trabajo en remoto, que abre otra vía a la selección.
Con todo esto, y desde el punto de vista de Recursos Humanos, debemos estar ahí para buscar alternativas, que nos hagan ver que podemos hacer las cosas de distinta forma a cómo se venían haciendo y que van a funcionar, a lo mejor, en ocasiones no a la primera pero hay que seguir. Debemos estar preparados, ir más allá, buscar la innovación en el día a día, como comenzaba estas letras era diciendo el mundo que supone hacer determinados cambios y a veces, es solo cuestión de la necesidad que tengamos final, que conlleva a que realmente se lleve a cabo el proyecto y que los tiempos se acorten, teniendo la bendición de todos y a su vez, todos aportando.
Así que, con todo, me quedo con la frase del gran Vicent Van Gogh, ¿Qué sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?
*** Mercedes Vázquez es directora de Recursos Humanos de Asistencias Carter y miembro de la Asociación Española de Directores de RRHH