La tecnología ha cambiado el mundo y revolucionado la forma de trabajar de las personas y de las empresas. El año pasado muchas organizaciones apagaron los fuegos a la carrera, hicieron lo que pudieron, incluso más de lo humanamente posible, con los medios disponibles; fueron todo acciones muy tácticas para poder seguir operando. Más de un año después vemos que hay organizaciones que han decidido reinventarse y redefinir su estrategia para liderar y otras que todavía no saben por dónde tirar.
Hablamos mucho de que el trabajo en remoto ha llegado para quedarse y de todas sus bondades, incluso del supuesto aumento de productividad derivado de su uso masivo. Tengo dudas de que vayamos a conseguir sacar partido de todas sus bondades si no aprendemos a hacer las cosas de otra manera y a tener en cuenta todos los retos que implica trabajar en remoto. Cada vez veo más estudios, más datos, que confirman la necesidad de evolucionar el concepto de trabajo en remoto, no sólo desde la perspectiva del empleado, sino también desde la de la dirección y los estilos de liderazgo. Debemos crear organizaciones en las que se pueda trabajar desde cualquier lugar.
Oímos hablar de la fatiga ocasionada por tanto maratón de videoconferencia, del binomio experiencia de empleado - tecnología (lo que algunos llaman experiencia de empleado digital), de comunicación asíncrona y de muchas cosas más; pero parece que no queremos ver que cada vez hay más empleados quemados y que la retención del talento es uno de los retos más importantes que tienen que afrontar todas las organizaciones.
No hay duda de que si queremos tener organizaciones preparadas para el futuro es el momento de apostar por el puesto de trabajo digital, de entender que trabajar desde cualquier lugar es posible (aunque exija que dotemos de recursos y herramientas a nuestros equipos). Para redefinir la estrategia debemos escuchar las tres quejas recurrentes de la fuerza laboral distribuida, reclamaciones originadas por problemas preexistentes que crecieron exponencialmente con la pandemia,
- Experiencia de empleado insatisfactoria.
- Complejidad creada por tener que usar herramientas dispares.
- Incremento de los riesgos de seguridad.
La suma de todo lo comentado anteriormente confirma que la productividad y la colaboración de los empleados han sufrido. Fue difícil adaptarnos a un cambio tan abrupto, pero lo hicimos con el esfuerzo y la buena voluntad de muchas personas. Para conseguir que los empleados dejen de estar quemados, dejen de sentir el síndrome de la “muerte por videoconferencia”, el agotamiento derivado del presencialismo digital... necesitamos mejorar algunas cosas, tenemos que supervitaminarnos para romper con las inercias y usar más el sentido común. Necesitamos pasar del presencialismo a la productividad, dejar de tener diez videoconferencias al día, casi ininterrumpidas. Estoy seguro de que podemos hacerlo, porque ya hemos superado situaciones muy complicadas antes y porque esta es la previa para prepararnos para tiempos mejores.
A los líderes les digo que da igual si tiene previsto volver al trabajo cien por cien presencial, si piensan abonarse al remoto total o si implementarán formatos híbridos; es imperativo adaptar el estilo de liderazgo. Ya no se trata sólo de que las organizaciones tengan propósito, sino de ver cómo lo hacemos de manera acelerada. Siempre decimos que el trabajador debe ser responsable para alcanzar los objetivos, pero también debemos meter en la ecuación a las personas que lideran los equipos. El papel del líder no es microgestionar o delegar todas las tareas, sino ser el facilitador.
La experiencia de empleado es una prioridad para mantener y atraer al talento. Apostar al trabajo digital significa tener una estrategia de trabajo en remoto. En este contexto, el tan manido one size fits all no es suficiente, hay que mejorar la experiencia de los empleados de forma continua, hay que adaptarse a las necesidades individuales de los empleados y eso empieza por comprender al ser humano detrás de la tecnología.
¿Te atreves a liderar el cambio? ¿A ser parte del éxito del trabajo multimodal? El cambio de la mentalidad antigua del trabajo en remoto a organizaciones en cualquier lugar exige una decidida apuesta al puesto de trabajo digital, entender las necesidades de las personas y usar las mejores tecnologías para crear la tan necesaria experiencia de empleado digital.