El jueves comentábamos en una tertulia que las expectativas de llegada de tantos fondos públicos con los Next Generation ha provocado que el dinero privado casi haya desaparecido del mercado. No puede competir ni en cantidad ni en condiciones. El dinero está, pero sólo la onda expansiva de los Next ha creado un vacío. Apenas se apuesta por proyectos muy claros con premura de inversión. Porque el dinero privado también se reserva con ilusión para la cofinanciación de los Next.
Cientos de miles de ejecutivos y directivos de este país, una gran parte del PIB español, y otras decenas de miles de funcionarios andan soñando con un Bienvenido Mr. Next Generation. Que bien podría haber sido la obra póstuma guardada en La Caja de las Letras del Instituto Cervantes depositada por el gran Berlanga, en lugar del ¡Viva Rusia!.
El mismo día y más o menos a la misma hora en que se abría esa "Caja 1.034" en el centenario del cineasta valenciano, estábamos de debate en las oficinas del sueño frustrado de Berlanga. Hablábamos entre los restos burocráticos de la Ciudad de la Luz de Alicante, el que fuera uno de los mejores estudios de cine de Europa, diseñado en gran parte por el director de La Vaquilla.
Las paradojas de la vida hicieron que esas inmensas instalaciones, con naves enteras para el atrezo o para vestuarios de las estrellas del cine, fueran construidas con dinero europeo, pero no resistieron a su posterior auditoría. Por eso hoy se han reorientando a hub de digitalización.
En ese increíble paraje con vistas al mar de la bahía de Alicante, Ezequiel Sánchez me sugirió que debía escribir una columna sobre cómo gestionar la frustración que van a dejar los Next Generation. Ezequiel es un gurú de la digitalización que ahora reconstruye sobre aquellas cenizas el proyecto de Distrito Digital. Distrito es el imán de atracción de talento que dirige Antonio Rodes, quien anda preocupado con las excesivas expectativas que han generado los Next.
No les falta razón. Exceso y frustración. Sabemos que esta gran montaña rusa de ilusión tendrá su caída vertiginosa. Aunque si miramos la botella medio llena, un brainstorming nunca es excesivo.
Porque lo que está haciendo toda Europa, lo que ha conseguido la Comisión, tiene un gran valor. Ha logrado que el viejo continente y, en especial el país que más recibe, España, esté sumido en un gran brainstorming sobre su futuro. El primer acto de este auto-Plan Marshall Europeo. Pero esta vez, 74 junios después, no estamos obligados a cantarle a Joe Biden que le recibimos con alegría, al ritmo de banda de música mediterránea. Biden sólo viene de visita a la cumbre del G7.
Integrar, sumar y co-crear
En este momento en muchos ámbitos de las administraciones públicas andan integrando proyectos de Next Generation. El exceso de propuestas y aspiraciones es tal que unas integraciones causarán menor número de frustrados.
Pero siendo conscientes con absoluta certeza de que aun así se va a generar una desilusión importante, deberíamos ir buscando las vías para convertir esa energía en algo positivo. Tenemos que planificar cómo gestionar el 'no'. Eso que con acierto, como buen gurú, apuntaba Ezequiel Sánchez.
Habrá una selección natural, sólo los mejores proyectos serán viables. Deberíamos crear vías para sumar a los proyectos que sean agraciados con los fondos Next, aquellos proyectos también válidos que se hayan quedado sin ellos.
A los regados con el dinero europeo, conectar aquellas ideas y alianzas de empresas frustradas que también tenían previsto invertir una parte de capital privado. No se puede perder por el camino ni talento ni dinero. Co-crear en segunda vuelta para ganar en dimensión. Preparar The Day After.
Visión y lecciones
Sólo tomando como ejemplo algunos de los mejores temas de esta semana de Disruptores e Innovadores (D+I), podríamos orientarnos en las tareas pendientes y las áreas a mejorar.
Hace una semana D+I publicaba las estadísticas del Ministerio de Hacienda sobre inversión en I+D+i de las autonomías. Las diferencias son abismales. Lideran el pódium País Vasco, La Rioja y Comunidad Valenciana. Como farolillos rojos, candidatos al descenso a la invisibilidad innovadora, Murcia, Extremadura y Castilla-La Mancha.
Los vascos, que en esto llevan años dando lecciones al resto de los españoles, lejos de quedarse embobados con los Next, se han marcado ya su objetivo para 2030. Aun cuadruplicando ahora su inversión en I+D+i sobre la media española, quieren haberla duplicado para el final de la década, según publicaba D+I el viernes.
La de ver más allá del espejismo de los Next es una primera lección de la semana. La segunda, conectar de verdad la ciencia con la empresa. Eterno fallo de nuestro sistema. El miércoles conocíamos que los parques tecnológicos españoles tienen unos recursos de 1.242 millones. En ellos trabajan 184.000 personas, acogen o impulsan en estos momentos a unas 8.000 empresas, pero apenas generan 603 patentes al año.
Los parques tecnológicos y los científicos, algunos de ellos asociados a universidades, son un banco de ideas que en muchas ocasiones acaba en el olvido. Con el ingreso de fondos públicos de los proyectos a los que se han presentado, parece que acabe su existencia. En esa operación de segunda vuelta, en ese rescate de co-creación de los Next, deberíamos incluir a todo ese vasto talento.
La tercera lección de la semana es una vez más la formación. Si el domingo pasado les comentábamos varias indicaciones sobre la necesidad de crear perfiles digitales entre los estudiantes, el miércoles de esta semana Beatriz Aznar nos brindaba en D+I la visión desde el lado del mercado laboral.
Un nuevo estudio de Tech Cities 2021 indica que los empleados tecnológicos tienen un salario un 42% superior al resto. Perciben 37.000 euros de media, frente a los 26.000 de otras profesiones. Y la brecha se agranda porque les duplican en subidas salariales cada año.
Dónde apostar
Llegados a este punto, sabemos que en los Next Generation hay tres bloques de proyectos. Un puñado de los proyectos tendrá inversión y viabilidad y otros podrían reengancharse a posteriori porque el propio mercado los salvará. Pero habrá un tercer grupo, los de la frustración real. ¿Cómo podemos distinguir unos de otros?
Quizás si miramos a lo que está triunfando en el mercado, a aquello por lo que apuesta el capital privado ahora mismo, podamos tener una buena brújula.
El jueves D+I fue media partner del Silicon Valley Spain Venture Summit, el evento organizado por la California Spain Chamber of Commerce. Siete startups llegaron a presentar sus proyectos a inversores habituales del valle del silicio. Sorprendió la entrada. El exjugador español de la NBA, Pau Gasol, nos hizo de embajador.
Los jugadores de elite pueden ser un buen condimento para las startups. No sólo por potenciarlas con su imagen. También con su capital. Acaban sus vidas profesionales con mucho dinero y mucho tiempo por delante y de sus buenas inversiones depende en gran parte el resto de su vida.
Esteban Granero es un buen ejemplo. Actual jugador del Marbella, exfutbolista del Real Madrid, la Real Sociedad y El Español, entre otros, es el fundador y CEO de Olocip. Esta startup de inteligencia artificial aplicada al deporte es un buen aliado para ayudar a los entrenadores a acertar en la estrategia y a los jugadores para mejorar su rendimiento.
La co-creación entre aquello de lo que uno entiende y la tecnología es la gran vía para fundar nuevos negocios. Pegar el motor de la tecnología a la cápsula del conocimiento y colocarlos en posición de despegue vertical como si de una nave espacial se tratase. Porque las startups despegan en vertical, a diferencia de los aviones de la economía clásica.
Otra de las lecciones de la semana para saber qué puede o no funcionar en esta nueva era es fijarse en modelos de negocio que han triunfado en otros ámbitos y trasladarlos al que dominamos. Es el caso de Pislow, una fashion renting de la moda. ¿Si están consolidándose los negocios de alquiler de coches, patinetes, bicis, películas o música por suscripción, por qué no la ropa? Si añadimos como lazo de captación la menor huella de carbono, los ahorros en agua y energía,... empaquetamos el proyecto.
Las empresas siempre han aprovechado las tendencias sociales para buscar sus nichos. Seipasa ha logrado el Premio Nacional de Innovación 2020 por su apuesta por la agricultura natural y sostenible, como publicaba D+I el jueves. Bioinsecticidas, biofungicidas y bioestimulantes. Posicionar tu producto en las tendencias que van a consolidarse es crecer con viento de cola.
No hay mejor escuela de negocios que mantenerse formados en base al día a día de la digitalización. Por eso a partir de mañana van a poder ven estas páginas la última de las apuestas del grupo al que pertenece D+I. La Digital Skills School, una co-creación junto a la Universidad Camilo José Cela que sale al mercado para reorientar los miles de perfiles de mandos intermedios que necesitan una formación permanente para adaptarse a los nuevos tiempos. A partir del 21 de septiembre, cuando los Next Generation estén a punto de arrancar, empezará sus clases on line con cuatro primeros cursos de Expert en Fintech, Insurtech, E-Health y Transformación Digital.
Formación, capital público, capital privado, talento... y un gran brainstorming previo. Tomando el estilo de un cierre de informativo del periodista Vicente Vallés, España, a 13 de junio de 2021, tiene que planificar la gestión del día después de los Next Generation. Si seis años después del Plan Marshall, el balance de Luis García Berlanga en su célebre película fue una desilusión costumbrista... Sólo podemos aspirar a que aprendamos del pasado para el guion de los Next Generation que tenemos pendiente de escribir.
En esa integración de proyectos que están animando las administraciones, hay que apostar por los realmente triunfadores.
Y la energía de la frustración, transformarla en co-creación posterior.
Ya sabemos la tendencia de este país a crear trincheras y a generar escenas ridículas. ¿Seremos capaces por una vez de no dejar la carne de La Vaquilla abandonada en el centro del campo de batalla a merced de los buitres? ¿Seremos capaces de aprender de los errores del pasado y sumar ilusiones para restar frustraciones?... ¿Y por qué no?
** Rafa Navarro es editor de D+I y CEO de Inndux Digital Group.