Tiene delito. En el año 2020, en plena pandemia, hubo más de 110.000 puestos de trabajo sin cubrir en el sector de las nuevas tecnologías. España es líder en paro juvenil de la Zona Euro, con casi un 40% de jóvenes en paro, pero aun así no cuenta con los perfiles que se requieren. Es un hecho que se ha denunciado en el evento de la patronal de las empresas tecnológicas, Ametic, desarrollado hace unos días en Santander.
¿Qué es lo que falla? Ante todo reforma de la formación profesional y universitaria. Flexibilidad en los planes de estudios, adaptación a las nuevas tecnologías, capacidad de asumir lo que requiere el mercado y, por encima de todo, determinación política.
A toda esta lista de debilidades hay que sumar las limitaciones legales a las nuevas empresas, como la reciente Ley Ryder, que igualmente va en contra de los trabajadores. Y es que cuando se quiere controlar todo, aún con buena intención, se frena la libertad de mercado y la capacidad de desarrollo. Es preciso luchar contra los abusos y denunciarlos, pero tratar de encasillar todo en relaciones laborales de hace 40 años no es la solución.
Muchos empresarios están hartos de escuchar hablar de grandes planes, con cientos de millones, para invertir en digitalización y desarrollo. La realidad es que esas grandes ideas que se cocinan en despachos políticos tardan en llegar a las empresas concretas... siempre que lleguen.
La sensación es que de lo poco que se ha aterrizado este año ha sido la plataforma Covid, con una APP que ha servido para detectar un 2% de casos. Poco bagaje para un país que necesita dar un gran salto adelante y que cuenta con jóvenes dispuestos a emprender.
Tenemos a la vista el plan de España Digital 2025, la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial, el Plan de Competencias Digitales, la Ley de StartUp, Plan de Digitalización de la PYME... Son textos relevantes en los que nos jugamos el futuro de este país. En este terreno el Partido Popular ha sido capaz de llegar a acuerdos y de colaborar con el Ejecutivo, cuando se trabaja de acuerdo con quienes crean empleo. Lo vamos a seguir haciendo. Son planes necesarios y planes que apoyamos. Es un proyecto de país.
El gran problema es que al margen de legislar, es preciso contar con ejecutivos que valoren la importancia de esta cuestión. En el último encuentro del sector, en Santander, tuvimos un claro ejemplo. Los ministros más relacionados con las tecnologías cancelaron su asistencia en los últimos días, dejando como única representante a la nueva ministra de Educación.
Falta determinación política y falta profesionalidad. Lo sufro directamente en una comunidad con un famoso presidente con grandes ideas de tertulia, y ahí se queda. Si quienes toman decisiones sobre el futuro no conocen el sector y carecen de la preparación profesional suficiente es difícil que acierten.
Tiene delito que en un país con un 40% de desempleo juvenil no haya un gabinete de crisis para afrontar este problema. Tanto a nivel nacional como autonómico. Hay muchas estructuras que se han quedado obsoletas y es preciso potenciar los acuerdos universidad-empresa si realmente queremos resolver los desequilibrios.
También es preciso fomentar la cultura del emprendimiento a los jóvenes. En un mundo cambiante, donde las nuevas comunicaciones y las redes sociales han alterado la actividad comercial, no podemos movernos a ritmo de elefante. Por eso es preciso animar a los jóvenes a pensar por sí mismos, a desarrollar nuevas ideas que permitan mejorar nuestra sociedad. Son ellos, y no los políticos, quienes van a aportar los productos y servicios que se ajustan a las necesidades del siglo XXI.
Tenemos una gran tarea por delante: no desperdiciar el propio talento. Tenemos jóvenes capacitados e interesados... a los que nadie les ha dicho hacia dónde moverse o cómo tienen que prepararse. Es evidente que para poder ayudarles primero hay que tener conocimiento, autoridad y liderazgo.
***Javier Puente Redondo es senador del PP por Cantabria y portavoz de Transformación Digital