Hace casi un año que escribí mi primera columna de opinión para Disruptores e Innovadores (D+I), un proyecto periodístico que ya ha conseguido consolidarse como una de las grandes referencias de la información sobre innovación en habla hispana. La columna se titulaba 'Por una España digital ambiciosa pero realista' y en ella hacía referencia a las comparecencias en el Congreso sobre el proyecto de PGE 2021 que habían realizado, días atrás, los secretarios de Estado de Telecomunicaciones y de Digitalización, Roberto Sánchez y Carme Artigas.
La semana pasada volvieron a comparecer, esta vez para defender el proyecto de Presupuestos para 2022, y sus intervenciones dejan un sabor de boca optimista. Roberto Sánchez apuntó el año pasado que los Presupuestos para la transformación digital de España tenían que ser “ambiciosos, pero realizables”. El martes pasado repitió esas mismas palabras, “ambiciosos, pero realizables”, y creo que sintetizan a la perfección lo que todos esperamos del sector público en un momento tan determinante para nuestro futuro: proactividad y solvencia.
El secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales aseguró que, a la vista de los datos preliminares que manejan, seguramente agoten en 2021 todos los fondos que habían presupuestado para impulso de la conectividad. De su lado, Artigas afirmó que han comprometido ya el 80% de sus Presupuestos para este año, y que en áreas como Administración digital (ahora la SGAD recae en su departamento) se supera el 90%.
Son cifras muy buenas, mejores que las de muchos ejercicios anteriores, siendo 2021 un año en el que ya se habían incrementado notablemente las cantidades en juego.
En cualquier caso, tenía mucha razón Artigas al matizar que “Bruselas no nos va a medir por la cantidad de dinero que consigamos ejecutar, sino por los resultados que obtengamos”. Por eso, por ejemplo, el programa de digitalización que más dinero recibirá con cargo al Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, enfocado a las pymes, empezará en 2022 dirigiéndose a las empresas de entre 10 y 49 trabajadores.
No será hasta 2023, aplicando los aprendizajes que se puedan haber obtenido de esa primera convocatoria, que extiendan el llamado “Digital Toolkit” (o “Kit Digital”) a micropymes y autónomos, el segmento más difícil de impactar.
Creo que es positivo también que España vaya a destinar una pequeña partida a desarrollar un mecanismo para medir la eficacia de las políticas públicas (subvenciones) para pymes, o que se quieran crear “espacios de datos” sectoriales en torno a industrias tan estratégicas para España como la turística y la sanitaria.
Y da la impresión, asimismo, de que en este último periodo se ha avanzado en la colaboración interministerial, algo imprescindible dado el carácter transversal de la emergencia digital. Quizá no hemos acometido la revolución gerencial que postulábamos hace un año, pero al menos se han dado pasos en ese sentido. Recurriendo a una expresión del mundo educativo, que siempre me ha llamado la atención, “progresamos adecuadamente”.
Es posible que la intensidad de trabajo que sin duda han requerido la publicación de planes y la puesta en marcha de actuaciones explique, al menos parcialmente, el retraso en otros ámbitos, como la Ley de Startups o la transposición de algunas Directivas europeas. Pese a ello, y al difícil contexto de crisis económica, los borradores que hemos podido conocer denotan conocimiento y reconocimiento de la Administración sobre el papel esencial que la digitalización jugará en la recuperación post-Covid.
En definitiva, creo que tenemos razones para confiar en que alcancemos muchos de los objetivos planteados en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, en lo referente a la transformación digital. Existe una coherencia entre los distintos planes nacionales de los que recaen las distintas políticas públicas y, ahora también, un foco reforzado en los resultados de esas políticas.
¡Abróchense los cinturones, porque la carrera Next Generation acaba de empezar!
*** La autora no está afiliada a ningún partido político. En la actualidad forma parte de DigitalES, patronal sin ánimo de lucro que representa a más de sesenta empresas tecnológicas en España.